Abir al-Masri luce pálida, demacrada. Perdió a dos de sus cuatro hijos este mes. Soldados israelíes mataron al primero, Amjad, de 15 años. El segundo, Iyad, de 17, murió una semana después, destrozado por la bomba que cargaba.
Además, un primo de ambos, Mohammed Qais al-Masri, murió al recibir el disparo de un soldado israelí durante el funeral de Amjad.
En su sencillo apartamento cerca del centro de Naplusa, una ciudad de 130.000 habitantes en el norte de Cisjordania, Abir habla al respecto. Su esposo Bilal y otro de sus hijos, Islam, intentan consolarla.
"Iyad estaba en crisis luego del asesinato de Amjad. Sufría un trauma. Nunca debieron haber permitido que participara en un ataque", afirmó Abir, vehemente.
Amjad, de 15 años, fue atacado el 3 de enero por soldados israelíes cuando jugaba en el techo de una casa frente a la suya. Su madre lo estaba llamando para que desayunara cuando sonaron los disparos mortales.
El ejército israelí afirma que en ese momento había disturbios en Naplusa y que muchos combatientes palestinos lanzaban piedras contra los soldados desde los techos. Pero la familia de Amjad asegura que la ciudad estaba en calma en ese momento.
Iyad, de 17 años, decidió unirse a la lucha contra los israelíes y se cargó el 11 de enero un cinturón con explosivos. Pero estalló antes de lo previsto. Murió sin llegar a su objetivo.
Muchos comparten la furia de Abir por las muertes. Este caso y otros similares avivan un creciente debate entre los palestinos sobre el reclutamiento de atacantes suicidas por parte de los organizaciones islámicas armadas.
El debate no se centra tanto en los aspectos morales de eventuales ataques contra civiles israelíes, sino en el efecto que producen esos ataques en la propia sociedad palestina.
Muchos critican a la organización Jihad Islámica por haber reclutado a Iyad a pesar de su corta edad y de la conmoción en que se encontraba cuando se ofreció como atacante suicida.
Jihad Islámica se adjudicó la fracasada operación, pero no publicó un afiche con el rostro del joven, como es usual cuando los atacantes a los que califica de mártires realizan una misión.
Las Brigadas de Mártires de Al Aqsa, organización vinculada con el partido laico Al Fatah que lidera el presidente palestino Yasser Arafat, sí publicó un afiche para honrar Iyad. Allí, el joven aparece portando un rifle M-16 delante de varias fotos de su hermano y de su primo Mohammed.
"Iyad estaba parado detrás de Mohammed. Los dos cargaban el cuerpo de Amjad", recordó su padre Bilal, quien asegura que Iyad jamás habría participado de un atentado suicida si se le hubiera dado tiempo para pensarlo con claridad.
"Era ambicioso. Tenía grandes planes. Quería casarse y construir una casa enorme. Todo eso a pesar de su corta edad", señaló.
Jihad Islámica no admite haber enviado Iyad a una muerte segura. Pero el jeque Yousef Aref, un conocido dirigente de la organización, reconoció que haber reclutado a Iyad fue un error.
"El ala militar (de Jihad Islámica) siente una enorme presión y está muy descentralizada. La decisión de reclutar a Iyad al-Masri fue tomada por una pequeña célula, no por la dirigencia central. El niño en cuestión presionó mucho a estas personas para que lo aceptaran en la misión", dijo Aref.
Jihad Islámica tiene ciertas normas informales para el reclutamiento. Un hijo único no puede ser aceptado, y tampoco el integrante de una familia que ya perdió algún otro en un ataque, explicó Aref.
"Debería instaurarse otra regla: que no puede reclutarse a nadie poco después de haber perdido un familiar", agregó.
Los ataques son provocados por la ocupación y la fe es el elemento que los impulsa, dijo Aref. Pero en la mayoría de los casos los aspirantes a mártir actúan motivados por la venganza, al margen de motivos religiosos o nacionalistas, estimó.
Iyad se volvió muy religioso en los días posteriores a la muerte de Amjad. "Antes, llevaba una vida normal: a veces ayunaba en Ramadán y rezaba los viernes. Pero luego del asesinato comenzó a leer el Corán todo el tiempo. Pienso que era bueno para él concentrarse en la religión", dijo Abir.
Pero Bilal dijo que la religiosidad que Iyad manifestó en sus últimas horas era preocupante. "En la noche antes de su misión, escuchaba una cinta del Corán y leía al mismo tiempo. A las dos de la mañana tuve que pedirle que apagara el aparato porque no podíamos dormir", recordó.
Ni Bilal ni Abir imaginaban que Iyad pudiera estar planificando un ataque. El les había dicho que concurriría a su trabajo como obrero en una construcción al día siguiente, luego de faltar durante el periodo de duelo.
Saad al-Masri, un primo que trabajaba con él, dijo que sospechaba algo. "Pero en la víspera de la operación parecía estar mucho mejor. Nos dijo que regresaría al trabajo y que dejáramos de preocuparnos. A la mañana siguiente lo esperamos, pero nunca apareció."
Bilal aseguró que su familia fue la última en saber sobre el ataque. "Todos temían contarnos algo. Era demasiado. No llegué a tiempo a casa para avisarle a mi esposa: ella lo supo cuando llegaban los conocidos a darle las condolencias."
La muerte de Iyad causó conmoción en Naplusa. Algunos políticos están preocupados de las consecuencias del caso en la moral de la población.
El legislador palestino Tayseer Nasrallah, quien tiene vínculos con las Brigadas de Mártires Al Aqsa, exhortó a reclutar con cautela a voluntarios para atentados suicidas.
"Los grupos (armados) no deberían realizar ataques que dañen la imagen de la lucha armada o el apoyo a la resistencia", advirtió Nasrallah.
El periodista Hasan Badtil, columnista del diario Al-Ayyam, sostuvo que "si la sociedad no tiene el coraje de discutir este asunto, pronto veremos niños de 10 años y mujeres embarazadas cometiendo atentados suicidas".
La influyente familia Al-Masri exigió a la Autoridad Nacional Palestina una investigación sobre cómo se reclutó a Iyad.
Nasrallah desaprueba la actitud de los dirigentes de Jihad Islámica que aprobaron la misión de Iyad al-Masri, pero no puede evitar un análisis más cínico.
"Muchos han cometido atentados por venganza luego de perder un familiar", dijo. "Si Iyad hubiera tenido éxito y con él se hubiera llevado muchos israelíes, sería un héroe y no tendríamos este debate", añadió.