La imagen del Foro Social Mundial recién concluido en la ciudad india de Mumbai planeó sobre los empresarios y gobernantes congregados por el Foro Económico Mundial desde este miércoles en el centro turístico suizo de Davos.
El Foro de Mumbai, cuarta edición de las masivas asambleas iniciadas en 2001 en Porto Alegre, Brasil, reúne a activistas mundiales preocupados por la inequidad endémica de la sociedad, mientras el de Davos atrae a personalidades más interesadas en la marcha de los negocios.
Una fuente inesperada, el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton (1993-2001), se encargó de recordar la coincidencia y el contraste de los dos encuentros a la crema de los empresarios internacionales y de los economistas neoliberales que sesionarán hasta el próximo domingo.
Clinton mencionó que los participantes del Foro Social Mundial (FSM) se describen a sí mismos como opositores a la globalización imperialista. Yo respeto los sentimientos de la gente que objeta la globalización, aclaró.
Pero de las diferencias entre los dos foros, el ex gobernante dedujo que el mundo está dividido, en lo político, lo social y lo económico, y abonó su afirmación con citas de los principales indicadores, entre ellos los de género, que demuestran la exclusión dominante.
El diagnóstico de los economistas que asisten a Davos se interesa más en los síntomas de la sociedad vinculados a la prosperidad y a la seguridad, principales inquietudes de la reunión de este año.
El presidente y fundador del Foro Económico Mundial (FEM), Klaus Schwab, subrayó que no tendremos crecimiento económico global sostenido si no disponemos de seguridad. Para obtener ambos objetivos necesitamos la paz, recalcó.
Respecto de la prosperidad, los economistas confirman que se asiste a una recuperación incipiente, liderada por el comportamiento económico de Estados Unidos y por el crecimiento fenomenal de China.
El país asiático creció 8,5 por ciento en 2003 y a pesar del largo período de bonanza que atraviesa, todavía no enfrenta problemas de sobrecalentamiento de su economía, estimó Jun Fu, vicedecano de la Universidad de Beijing.
El desempeño de Estados Unidos en ese terreno merece interpretaciones contrastantes.
Jacob Frenkel, quien preside el grupo de consultores financieros Merril Lynch Internacional, se declaró optimista en razón de la flexibilidad, la desregulación y la competitividad que distinguen a la primera economía del mundo.
El banquero atribuyó importancia al índice de crecimiento de la productividad en Estados Unidos, factor que influye en el sistema educativo, en el espíritu de los empresarios y en la recuperación del empleo, dijo.
Sin embargo, en el pasado la economía estadounidense mostró períodos de crecimiento simultáneo de la productividad y de la ocupación, observó Stephen Roach, economista jefe de la consultora Morgan Stanley.
La actual ausencia de creación de puestos de trabajo es un fenómeno sin antecedentes y reviste un carácter crítico, insistió Roach.
Los analistas apuntaron asimismo los flancos frágiles de la economía de Estados Unidos.
Frenkel aceptó que el déficit de cuenta corriente de ese país (que se situó en 135.400 millones de dólares en el tercer trimestre de 2003, o casi cinco puntos del producto interno bruto) es uno de los mayores peligros para la economía mundial.
Laura Tyson, ex consejera de Clinton y actual decana de la Escuela de Negocios de Londres, remarcó que Estados Unidos ha exacerbado los problemas del mundo con sus gastos sin sustento fiscal.
La opinión extendida entre los expertos critica la lentitud extrema del crecimiento económico de Europa, en particular del bloque comunitario de los 15, que afronta la sobrevaluación de su moneda, el euro.
En ese aspecto, Tyson cuestionó al Banco Central Europeo que mantiene una política errónea, dijo.
Con relación a Japón, el economista Takatoshi Ito, profesor de la Universidad de Tokio, estimó probable que la tendencia al crecimiento, reflejada en 2003 con un aumento de dos por ciento, se mantenga en los períodos subsiguientes.
Sin embargo, Japón ostenta un déficit presupuestal de seis por ciento del producto interno bruto, lo que implica que sin estímulo fiscal no tendríamos recuperación, admitió Ito.
Las descripciones cautelosas de los analistas contrastaron con el optimismo del sector más poderoso de los negocios (el de bancos, aseguradoras y auditoras) que para 2004 espera una tasa de crecimiento que duplicará la del producto bruto mundial.
Ese sector de servicios financieros reconoce que el valor de mercado de sus actividades ascendió en 2003 a 6,7 billones de dólares, con lo cual superó el umbral que había alcanzado en 2001, cuando se produjo la crisis causada por los ataques del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.
Pero el mundo de los negocios no escapa a la vigilancia de las organizaciones no gubernamentales, que realizan una conferencia alternativa denominada El ojo del público sobre Davos.
El tema dominante allí es la responsabilidad social de las empresas y el reclamo de normas vinculantes para controlar su comportamiento.
Mary Robinson, ex alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y ex presidenta de Irlanda, reclamó a la sociedad civil que trabaje de manera rigurosa y disciplinada para asegurar que las empresas actúen de manera responsable.
En particular, Robinson pidió respaldar a la Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que se ocupa de la responsabilidad de las compañías transnacionales.
Los gobiernos deben establecer un marco jurídico para asegurar que las empresas transnacionales respeten los derechos humanos, dijo.