Los flujos de capitales privados hacia los llamados «mercados emergentes» registraron un fuerte aumento el año pasado frente a 2002, impulsados por las bajas tasas de interés en países ricos y mejores políticas económicas en países en desarrollo, afirmó un grupo de empresas financieras.
La transferencia neta de capitales privados a los países en desarrollo aumentó de 124.000 millones de dólares en 2002 a 187.000 millones en 2003, y debería llegar a 196.000 millones en 2004, pronosticó el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que representa a más de 300 firmas financieras de todo el mundo.
En el año 2003, los flujos privados fueron los mayores desde la crisis financiera de Asia de 1997, cuando los inversores desertaron en masa de los mercados de esa región.
Ayudados por la liberalización y la desregulación nacional, los flujos privados contribuyen sustancialmente al proceso de globalización económica.
"El fuerte incremento de los flujos hacia mercados emergentes en 2003 y la consiguiente reducción de los márgenes diferenciales ('spreads') son reflejo de las bajas tasas de interés mundiales y, en cierto grado, la mejora del desempeño político de varios países emergentes", dijo Josef Ackermann, presidente del IIF y del comité ejecutivo del Deutsche Bank AG.
Los "spreads" son la diferencia entre el ingreso y el costo de una inversión y entre las tasas de depósito y las de crédito.
Sin embargo, autoridades del IIF, que representa a bancos, administradores de fondos y otras instituciones de servicios financieros, recomendaron a inversores y acreedores que adoptaran "un manejo prudente de los riesgos", porque los flujos podrían volverse excesivos en algunos casos, como el de Venezuela, donde las bases económicas no están maduras todavía.
"Es importante que el alto nivel actual de flujos hacia economías de mercados emergentes no conduzca a la complacencia", declaró William Rhodes, primer vicepresidente del IIF, vicepresidente del Citigroup y presidente del Citibank.
El IIF, que incluye además al Banco de Montreal, a VISA y a Morgan Stanley, urgió a los gobiernos de las economías emergentes a continuar lo que el grupo llama "políticas macroeconómicas sensatas y ajustes estructurales".
"Por su parte, los inversores deben recordar la importancia de la diferenciación entre activos de mercados emergentes y practicar un manejo de riesgos sensato", recomendó.
La IIF pronosticó un crecimiento acelerado en Europa occidental, América del Norte y varias economías de mercados emergentes.
El grupo prevé para este año un crecimiento de 4,3 por ciento en el producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos, de 1,7 por ciento en las economías de Europa occidental, y de 3,3 por ciento en Canadá.
La economía de Japón crecerá cerca de 1,7 por ciento, y los mercados emergentes en conjunto, 5,3 por ciento, predijo el IIF.
El crecimiento previsto para los mercados emergentes es más de medio punto porcentual superior al de 2003 y excede en un punto la tasa promedio a largo plazo.
Según el estudio, Asia representará la mitad del total de flujos netos a mercados emergentes en 2004, y las inversiones directas en la región sumarán unos 60.000 millones de dólares.
Los países asiáticos incluidos en la previsión son Corea del Sur, China, Filipinas, India, Indonesia, Malasia y Tailandia.
El porcentaje europeo de los flujos netos aumentará de 22 por ciento en 2003 a 27 por ciento este año, en reflejo de un notable incremento de los flujos a Turquía.
En América Latina, los flujos privados –bajo la forma de créditos, bonos y otros títulos valores– aumentarán de 26.000 a 39.000 millones de dólares en países como Argentina, Chile, México, Perú y Uruguay.
Las inversiones directas en América Latina sumarán unos 29.000 millones de dólares. Brasil, la mayor economía de la región, representará tres cuartos de esa cifra, dice el informe.
Mientras, los flujos privados a Africa y Medio Oriente se estabilizarán en menos de tres por ciento de los flujos financieros totales.
El IIF advirtió que un aumento más alto de lo previsto en las tasas de interés estadounidenses, acontecimientos inesperados en los mercados financieros, o una ralentización repentina del crecimiento mundial podrían reducir los flujos totales de capitales privados a menos de los casi 200.000 millones de dólares proyectados.