Las expectativas de recibir ayuda que tienen hoy los países del Sur de habla portuguesa y los grupos no gubernamentales que allí actúan están por el piso, luego de haber trepado más alto que nunca en abril de 2002, cuando José Manuel Durão Barroso asumió como primer ministro lusitano.
Es que Durão Barroso se había destacado de 1990 a 1993 como el mejor secretario de Estado para la Cooperación (vicecanciller) que jamás había tenido Portugal. "Alguien con visión política", como señaló hace 20 meses Fátima Proença, presidenta de la Plataforma de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG).
Hoy, Proença está en guerra abierta con el gobierno conservador portugués por cuestiones de dinero y para ella, el primer ministro que prometía tanto en el área de la cooperación, pasó a ser "una inmensa desilusión.
En el otoño boreal pasado, Portugal decidió revisar toda su política de subsidios a las ONG, lo cual las colocó en una situación financiera desesperada, "con la cuerda en el pescuezo", según Proença, quien comenzó a ejercer fuertes presiones, denunciando públicamente la situación que afecta en especial proyectos para los más pobres de Africa lusófona.
Durão Barroso cedió al autorizar un adelanto de 25 por ciento de los gastos en determinados rubros, lo que fue calificado de "una ayuda" por la ONG, pero "no una solución final al problema" de sus futuras acciones en Africa y en Timor Oriental, que todavía está en discusión.
En el grupo de Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (Palop), compuesto por Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe, el prestigio de Durão Barroso se remonta a 1992, cuando como vicecanciller logró que Luanda y la entonces rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), firmasen el primer acuerdo de paz tras 18 años de guerra civil.
En efecto, el esfuerzo financiero global de la cooperación portuguesa, constituido por la suma de la asistencia pública, otros flujos públicos y privados y donativos a las ONG, era en 2001 de 1.982 millones de euros (unos 2.550 millones de dólares), lo cual ubicó a Portugal junto a Dinamarca y Holanda entre los países que más destinaban a la ayuda al desarrollo respecto de su producto interno bruto.
Sin embargo, los montos de ayuda comenzaron a decrecer paulatinamente y los últimos datos oficiales, de 2002, indican que la cifra bajó a 1.416 millones de euros (1.820 millones de dólares) y las estimativas sobre lo ocurrido el año pasado son inclusive más modestas.
Los principales beneficiarios de la ayuda bilateral lusa son, en orden decreciente, Timor Oriental, Mozambique, Angola, Santo Tomé y Príncipe, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Bosnia-Herzegovina, Sudáfrica, Brasil, Palestina, China, India y Argelia.
El elenco de las culpas por la reducción de la ayuda es encabezado por la crisis económica y financiera por la que atraviesa el país, el único de la Unión Europea (UE) cuyo producto retrocedió hasta 1,1 por ciento en el último año, lo cual obligó a adoptar una serie de medidas de restricción del gasto público.
Pero, para Joao Gomes Cravinho, presidente del Instituto para la Cooperación (IPC), "es necesario aprovechar los momentos de contención para imponer una lógica política. Pero en este caso no fue así: se cortó un poco por cualquier parte, sin establecer prioridades".
Tampoco faltaron los errores políticos, reconocidos por el Poder Ejecutivo, que debió colocar un remiendo de última hora para salvar situaciones de descrédito de Portugal ante el mundo que se expresa en su lengua.
El caso más clamoroso ocurrió hace seis meses, pero sólo fue revelado la semana pasada por la periodista Inés Rapazoto en el semanario Visão, de Lisboa.
Rapazoto escribió que en julio de 2003 la cancillería recibió de la embajada de Portugal en Madrid un telegrama que cayó como una bomba en Lisboa, pues allí se informaba que "el gobierno español está dando cursos de perfeccionamiento a diplomáticos de los Palop".
Luchando contra el tiempo para mitigar esta "invasión española" en zonas de tradicional influencia portuguesa, el Ministerio de Relaciones Exteriores lusitano "consiguió organizar en tiempo récord una acción de formación que se inició en noviembre", en la que participaron diplomáticos de las cinco naciones luso-africanas, agrega el artículo.
El 17 de diciembre, al concluir el curso, "las autoridades portuguesas deben haber dado un suspiro de alivio, con la conciencia tranquila del deber cumplido y la cancha debidamente marcada", ironiza la periodista.
A pesar de que la crítica cayó sobre el actual gobierno, el error había sido cometido dos años antes en el ocaso del mandato socialista de Antonio Guterres, cuando por "falta de fondos", Portugal decidió suspender la formación de diplomáticos de los Palop.
Asimismo, la primera nominación efectuada por Durão Barroso en la cancillería, de Antonio Martins da Cruz como titular de esa cartera y de Lourenço dos Santos en la secretaría de Estado , llevaron a un muy bajo nivel la cooperación con ese grupo de países.
La gestión de Dos Santos llevó a tal punto de degradación la cooperación con el área de Africa que se expresa en portugués, que el gobernante dejo de convocar el clave Consejo Interministerial para la Cooperación y se "olvidó" de integrar en el presupuesto general del Estado para 2003 las inversiones y la ayuda al desarrollo en los Palop.
Por su parte, Martins da Cruz, optó por una política de apoyo a la internacionalización de las empresas portuguesas y a la llamada "diplomacia económica", una idea del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, que consiste en convertir a los embajadores en promotores de los productos nacionales más que en diplomáticos.
Esta escuela de pensamiento diplomático cobró su precio político, llevando a un muy bajo nivel la cooperación para el desarrollo, en especial con los Palop y con la ex colonia lusoasiática de Timor Oriental, principales beneficiarios de la ayuda de Lisboa.
Durante la presentación de saludos del cuerpo diplomático el 12 de este mes, el presidente de Portugal, Jorge Sampaio, envió un "recado a los países representados en el acto solemne, pero también a su propio gobierno.
"Africa tiene el derecho de esperar más de la comunidad internacional que simples palabras de diagnósticos de sus males, repetidas sucesivamente, o de promesas reiteradas de ayuda, que muchas veces tardan en concretar los efectos deseados", apuntó el jefe de Estado.
No obstante sus críticas, las ONG, reconocen que la situación comenzó a mejorar en octubre, con la sustitución de Martins da Cruz por Teresa Patricio Gouveia y de Lourenço dos Santos por Manuela Franco, quien apunta como prioridad la cooperación en el seno de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), conformada por los Palop, más Brasil, Portugal y Timor Oriental.
En la CPLP, "vamos a apostar fuerte en el área de la formación universitaria y el perfeccionamiento de la lengua, lo que ayudará a reforzar los lazos entre Portugal y los demás países, ayudará a abrir condiciones favorables a la creación de riqueza, de inversiones y empresas", explicó en declaraciones a la prensa esta semana.
Hizo hincapié en que al dinamizar los mercados locales, "pretendemos ayudar a esos países a inserirse en los flujos internacionales.
Los cortes en la cooperación con los Palop son explicados por Franco debido a que algunos fondos "transitaron para el Ministerio de Defensa para fuerzas nacionales destacadas en otros países (Macedonia, Bosnia e Iraq), así como el envío de dinero a Timor Oriental, en proyectos de combate a la pobreza y apoyos a la educación y a la salud.
La Secretaría de Estado garantizó que a pesar del periodo de "vacas flacas" que el país vive, la cooperación estrecha, en especial con la CPLP, no esta ni siquiera en discusión.
Entre los 220 millones que habitan los países que hablan portugués, explicó Franco, "hay un patrimonio de experiencias de centenas de años, de cosas buenas y menos buenas, que no podemos perder, sino muy por el contrario, deseamos profundizarlas, ahora que pasó la era colonial y podemos extraer beneficios concretos en un intercambio entre naciones paritarias".