En tiempos de vacas locas, certificar que el ganado permanece vegetariano según su naturaleza constituye un arma defensiva indispensable para países exportadores de carne como Brasil.
Esta convicción llevó a la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) a desarrollar, en su Centro de Recursos Genéticos de Brasilia, un método rápido y eficaz para identificar cualquier presencia de proteínas animales en la alimentación del ganado.
Brasil, favorecido por la sequía en Australia, alcanzó el liderazgo en exportaciones de carne vacuna en 2003, vendiendo 1,3 millones de toneladas, 30 por ciento más que en el año anterior.
La ganadería brasileña avanzó en productividad y calidad en los últimos años. Pero el país también se vio beneficiado por el mal de las vacas locas o encefalopatía espongiforme bovina, que apareció en los años 80 en el ganado europeo criado en establos y alimentado a ración basada en cereales, derivados de soja y suplementos elaborados con osamenta y desechos animales.
Los vacunos brasileños y de América del Sur viven en extensos pastizales, y se alimentan exclusivamente de vegetales, y por eso se los considera inmunes a la enfermedad.
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Pero eso no libra el país del terrorismo de rumores, como el que se produjo en 2001, cuando autoridades de Canadá divulgaron la posible presencia de la enfermedad en Brasil, señaló a IPS Carlos Block, uno de los responsables de la técnica desarrollada por Embrapa Recursos Genéticos.
El investigador se refirió a la decisión canadiense de suspender las importaciones de carne brasileña, sustentada en que no había recibido informaciones sobre el ganado, solicitadas tres años antes.
El riesgo de la vaca loca en Brasil no estaba descartado porque el país había importado ganado europeo, alegaba Canadá.
Pero el gobierno brasileño interpretó la medida canadiense, automáticamente extendida a sus socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Estados Unidos y México, como una represalia comercial a favor de la compañía Bombardier, que disputa con la brasileña Embraer el mercado mundial de aviones medianos de pasajeros.
Por entonces, ambos países protagonizaban una intensa disputa en la Organización Mundial de Comercio, con acusaciones mutuas de estimular las exportaciones de aviones con créditos subsidiados.
Para defender sus crecientes exportaciones de carne, Brasil decidió entonces implantar el rastreo de animales y estudiar formas de monitorizar la alimentación ganadera, dijo Block, biólogo especializado en el estudio de las proteínas.
El método desarrollado por Embrapa es más avanzado que los existentes en el resto del mundo, porque permite detectar vestigios de proteínas de origen animal e identificar de qué animal se trata en cuestión de horas, sostuvo.
La técnica innovadora se basa en la espectrometría de masa, que revela formas del átomo y su identificación precisa, explicó.
Su bajo costo permite controlar fácilmente los suplementos alimentarios de las 700 fábricas existentes en Brasil, analizando periódicamente muestras de su producción.
Los gastos son insignificantes en comparación con los millones de dólares en juego en el comercio de carnes, argumentó el investigador.
Su aplicación aseguraría que la ración para el ganado en Brasil no contenga proteínas de origen animal, ni siquiera en residuos dejados en equipos mal higienizados, alejando el peligro de que los animales criados en el país contraigan la encefalopatía espongiforme bovina.
Los tres métodos extranjeros de control de alimentación ganadera se basan en el examen microscópico de residuos, usado en la Unión Europea (UE), en la identificación de anticuerpos de proteína porcina y en el análisis del ADN (ácido desoxirribonucleico).
Además de insuficientes, pueden demorar demasiado, opinó Block.
Técnicos de la UE que visitaron Brasil para evaluar la ganadería local, reconocieron la superioridad del método brasileño, aseguró.
Block propone que la tecnología sea extendida a Argentina, Paraguay y Uruguay, haciendo así de todo el Mercado Común del Sur (Mercosur) un área libre de la enfermedad, con un seguro de protección contra posibles rumores o sabotajes.
El peso de Brasil en el comercio agrícola mundial, con el liderazgo en varios productos como café, azúcar y ahora carne de vaca y soja, lo convierte en blanco potencial del proteccionismo y de otras acciones para minar su competencia, advirtió el ministro de Agricultura, Roberto Rodrigues.
La encefalopatía espongiforme bovina arruinó la ganadería europea y amenaza ahora a la de Estados Unidos, país que reconoció el primer caso en diciembre.
La enfermedad apareció en 1986 en el ganado británico alimentado con harina de osamenta de ovejas. El animal, con el cerebro dañado y que adopta una consistencia esponjosa, pierde la capacidad motora como si estuviera descontrolado, y muere.
El pánico se diseminó por el mundo diez años después, cuando se vinculó el consumo de carne contaminada con una degeneración neurológica humana similar, una forma variada del síndrome de Crewtzfeldt-Jakob.
La muerte de varios jóvenes desató la alarma, pues con anterioridad el síndrome sólo afectaba a ancianos.
Unas 153 personas murieron víctimas de la carne contaminada y millones de vacunos fueron sacrificados en Europa, principalmente en Gran Bretaña.
El primer caso de vaca loca en Estados Unidos podría impulsar aun más las exportaciones brasileñas y de los demás socios ganaderos del Mercosur, ya que 30 países suspendieron sus compras de carne vacuna estadounidense.
Pero algunos analistas creen que inicialmente caerán el precio y el consumo.
Estados Unidos es el tercer mayor exportador mundial de carne vacuna, con cerca de 1,1 millones de toneladas anuales. Sus principales mercados, como Japón y Corea del Sur, no importan carne del Mercosur debido a problemas sanitarios, como los brotes de fiebre aftosa ocurridos en los últimos años.
Pero Brasil obtendrá otros beneficios, pues ampliará sus ventas de soja, cuyo consumo como alimento animal tiende a aumentar, y de carne de pollo, que podría sustituir a las carnes rojas por el temor a la vaca loca.