– El invierno en la capital de India contribuye al encanto de las fiestas navideñas para muchos, pero una mirada atenta a través de la espesa niebla revela formas humanas amontonadas sobre las aceras, víctimas del frío y la pobreza.
A medida que las temperaturas descienden por debajo de los cinco grados centígrados por la noche, miles mueren en las calles de Nueva Delhi de hipotermia y desnutrición, un destino que organizaciones de voluntarios intentan evitar promoviendo el refugio temporal a los sin techo en escuelas o cualquier edificio disponible.
El pasado invierno, que fue especialmente duro, la policía contó 3.040 cuerpos no reclamados de personas que no sobrevivieron al frío de la noche. El número de muertes en 2001 ascendió a 2.670, y en 2000, a 2.200.
Esta temporada invernal, ya se encontraron 2.977 cadáveres en la calle, aunque los peores fríos llegarán entre Navidad y fin de año, sostuvo Indu Prakash Singh, coordinador del grupo humanitario ActionAid India.
”Nuestro objetivo no es criticar al gobierno, pero nos gustaría obtener alguna respuesta oficial a esta situación, para salvar a los sin techo de la extrema miseria y de la muerte”, dijo Singh.
”Todos debemos poner de nuestra parte para prevenir estas muertes”, instó la actriz y activista social Nandita Das, que ayuda a ActionAid a crear conciencia en los sectores más privilegiados para dar refugio a los sin techo en las noches frías.
Los inviernos en el norte de India no son demasiado severos, pero la población no está preparada para el frío. La mayoría no tiene calefacción, y los sin techo están expuestos a temperaturas que varían entre cinco grados por la noche y 15 grados durante el día.
En verano, las temperaturas en la región septentrional trepan hasta los 45 grados y provocan la muerte de miles de personas, en su mayoría pobres.
Las lluvias monzónicas tampoco son causa de alegría para los habitantes de la calle.
Aunque el gobierno tiene la responsabilidad de encontrar refugio para los desposeídos, ocurren demasiadas muertes para que los ciudadanos comunes permanezcan indiferentes, señaló Das.
La estrategia de ActionAid este invierno es incentivar a quienes controlan grandes edificios públicos, como escuelas, instituciones religiosas y organismos gubernamentales, a refugiar a personas sin techo en las noches frías.
”Esos lugares cierran por la noche y fácilmente pueden albergar a gran cantidad de personas”, señaló Harsh Mander, director nacional de ActionAid.
En la capital existen unos 12 refugios nocturnos que pueden recibir apenas a 2.500 de las 100.000 personas que se ven obligadas a dormir en la intemperie y a quemar plástico, cartón o cualquier material combustible para calentarse.
Según Mander, la situación es particularmente mala para mujeres y niños, que se resisten a ir a los refugios por temor a sufrir abusos sexuales. La habilitación de edificios públicos sería de gran ayuda para ellos, dijo Mander.
”No tenemos una política para dar refugio nocturno a mujeres, y esperamos que algunas de las organizaciones no gubernamentales que trabajan con nosotros elaboren un plan para solucionar este problema”, manifestó Rakesh Mehta, del municipio de Nueva Delhi.
Algunos funcionarios de gobierno temen que la creación de más refugios atraiga a más pobres del campo a las ciudades.
Los actuales refugios nocturnos cobran un centavo por noche. Muchos sin techo no pueden pagar siquiera esa suma y deben resignarse a soportar no sólo el frío sino las golpizas de la policía, señaló Mander.
Otra amenaza para los que duermen en la calle es la posibilidad de ser arrollados por conductores ebrios que juegan carreras. Estos casos aparecen con frecuencia en los diarios, en especial cuando involucran a celebridades o a hijos de figuras influyentes.
Se ha vuelto común ver a varias personas durmiendo en grandes recipientes de basura para protegerse del frío.
Además de movilizar a la opinión pública a favor de los sin techo, Action Aid presentó una demanda de interés público a la Corte Suprema para obligar al gobierno a desembolsar los 20 millones de dólares necesarios para dar albergue al menos a 50.000 personas.
”No se trata de dinero, sino de voluntad política y actitud pública”, concluyó Das.