El jefe Toro Sentado, acaso el más famoso líder indígena de Estados Unidos, no murió en batalla: en realidad, recibió un balazo de las fuerzas del gobierno en diciembre de 1890, cuando se resistía a un arresto.
Al enterarse el jefe Pie Grande, cacique de la tribu lakota, se dio cuenta de que sufriría el mismo destino, y decidió acudir por ayuda con todo su pueblo, unas 300 personas, ante el jefe Nube Roja. Pero fue interceptado por la caballería cerca del riachuelo de Wounded Knee, y todos fueron masacrados.
La tribu lakota llevaba muchos años en las praderas del septentrional estado de Dakota del Sur cuando llegaron los blancos. Junto a los arapaho y los cheyenne, los lakota lucharon contra los invasores hasta que derrotaron a la caballería en 1868.
El gobierno se vio obligado a respetar las tierras que rodeaban los cerros Black Hills, considerados sagrados por los lakota, pero violó el acuerdo cuando descubrió yacimientos de oro en la zona.
Con la masacre de Wounded Knee, los blancos acabaron con las pretensiones de los lakota.
Pero el curandero Alce Negro tuvo una visión profética: le fue revelado que siete generaciones llorarían la masacre, y a partir de entonces se restableciera el Aro Sagrado, el estado espiritual de armonía de los lakota, basado en el respeto a la naturaleza y las tradiciones.
Ya se cumplieron las siete generaciones, y los indígenas de Estados Unidos están utilizando el cine para asegurarse de que, poco a poco, el Aro Sagrado sea restablecido.
En este país existen 16 festivales cinematográficos sobre temas indígenas, y hay otros proyectos similares en Canadá y América Latina, que incluyen cartas filmadas (intercambio de mensajes grabados en vídeo) entre aldeas indígenas, pantallas móviles que viajan a localidades aisladas y avisos televisivos.
En el primer fin de semana de diciembre se realizó uno de los más largos festivales de cine sobre temática indígena en Estados Unidos.
El Festival Estadounidense de Cine y Vídeo Indígena incluyó 85 cortometrajes, vídeos, avisos televisivos y documentales. La muestra se realiza cada dos años desde 1979, organizada por el Museo Smithsoniano de Nueva York.
En los primeros festivales, apenas cinco por ciento de las obras eran de directores indígenas. Ahora son 90 por ciento, destacó la organizadora, Elizabeth Weatherford.
Los directores indígenas tienen una ventaja. Pueden confirmar datos y averiguar detalles del modo en que se realizaban los ritos, pues tienen contacto con los ancianos de las tribus. Hay ciertos ritos que sólo algunos indígenas han presenciado, añadió Weatherford.
Blackhawk Aamodt, descendiente indígenas lakota y de algunas tribus mexicanas, estrenó en el festival su documental The Ghost Riders (Los jinetes fantasma).
La obra cuenta la historia de la Cabalgata en Memoria de Pie Grande, una travesía anual a caballo con un recorrido de 500 kilómetros. Los participantes siguen la ruta que tomó el jefe indígena desde lo que ahora es el Campamento Toro Sentado hasta el riachuelo de Wounded Knee, el lugar de la masacre.
Al comienzo, se había pensado en sólo cinco cabalgatas, de 1986 a 1990, para marcar el centenario de la masacre y para hacer un acto simbólico que confirmara el cumplimiento de la profecía de Alce Negro: la nueva generación lakota siguiendo el camino trazado por sus antecesores.
Pero al ver el impacto positivo que tuvo la cabalgata en los niños de la séptima generación, los líderes más jóvenes propusieron hacer la cabalgata todos los años en forma indefinida, explicó Blackhawk.
La jornada fue restablecida en 1992 con el nombre de Cabalgata de la Futura Generación, y la realizan cada año descendientes lakota de toda América del Norte.
El documental también aborda la vida en un reserva indígena llamada Pine Ridge, donde el índice de suicidios adolescentes es tres veces más alto que el promedio nacional, y donde el desempleo llega a 90 por ciento.
La cabalgata hacia Wounded Knee no es nada fácil. Toma al menos dos semanas y los jinetes deben acampar por las noches en pleno invierno, con muy bajas temperaturas. Con frecuencia, jinetes y caballos se lastiman, y deben abandonar la recorrida.
Blackhawk sostiene que el cine es una forma de combatir los estereotipos más habituales que los medios dan a los indígenas.
La asistente de producción del documental, Rachel Forte, señaló que la imagen de los indígenas pasó de los salvajes a caballo matando mujeres y niños a los líderes espirituales protectores de la tierra.
Forte sostuvo que estos estereotipos todavía dejan de lado los problemas que afrontan los indígenas todos los días.
Pero en los últimos 25 o 30 años, se ha producido una gran reconciliación de los indígenas estadounidenses con sus propias raíces, afirmó Terry Coyote Murphey, actor cherokee que creció en un hogar de clase media en el sudoriental estado de Florida.
Esta es otra tendencia que puede ser considerada como una señal de que el Aro Sagrado se está restableciendo de a poco.
Cuando era niño, mis padres no querían saber nada con la tradición indígena. Era casi como un secreto. Pero ahora estoy empezando a redescubrir mis raíces, dijo Murphey.