Luego de nueve años de negociaciones por el ALCA, ver el acuerdo alcanzado en la VIII Conferencia Ministerial de las Américas como light o liviano es frustrante, dijo a IPS la canciller chilena Soledad Alvear.
Pero el crecimiento económico del año próximo y la voluntad política de la región permitirán un buen acuerdo en 2005, estimó Alvear en entrevista exclusiva con IPS.
La reunión de ministros de 34 países de América (todos excepto Cuba) terminó sorpresivamente el jueves, un día antes de lo previsto, en la ciudad estadounidense de Miami, ante la aceptación de los delegados del borrador de Declaración Final.
Chile, México y Canadá expresaron a inicios de la semana su desacuerdo con la nueva propuesta de un ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) flexible, forjada por Brasil y Estados Unidos para zanjar sus diferencias en subsidios agrícolas, compras gubernamentales, inversiones y derechos de propiedad intelectual.
Las tres naciones ya están obligadas a abrir sus mercados en todas esas áreas en virtud de acuerdos de libre comercio firmados con Estados Unidos y otros países del continente.
Pero según el giro dado al proceso del ALCA, los países podrán escoger el grado de compromisos que asuman en algunos capítulos urticantes, y el desmantelamiento de las subvenciones a la agricultura seguirá confinado al ámbito de la Organización Mundial del Comercio.
Está previsto que el proceso finalice en enero de 2005, se abra entonces una etapa de ratificación por los parlamentos nacionales, y el acuerdo entre en vigor a fines de ese año o inicios de 2006.
—¿Se siente satisfecha con lo logrado?
—Nueve años atrás, cuando se lanzó la idea del ALCA, pensamos en un acuerdo amplio, que comprendiera todas las disciplinas. Y lo que hoy estamos avanzando es algo más modesto que lo originalmente pensado.
—Pero en nueve años el mundo ha cambiado.
—Sí, y también la situación en la región. En los últimos cinco años se ha vivido un problema económico importante. Se han producido cambios en algunos regímenes políticos de gobierno. Crisis muy delicadas en algunos países. Esto nos coloca hoy frente a lo que es un ALCA posible.
—¿Cuál es ése?
—Un gran marco, un conjunto de temas en una agenda básica común a todos los países y adicionalmente distintas posibilidades de ir avanzando en otros temas de acuerdo con la realidad de cada uno. Eso es realista y corresponde con lo que hoy existe.
—No es muy ambicioso.
—Las buenas expectativas económicas para 2004 y 2005 nos podrían permitir retomar una agenda más ambiciosa. Esto podría generar para América en su conjunto un bloque regional sólido que pueda salir al mundo a negociar con otros bloques de países, léase por ejemplo Asia, que ha alcanzado potenciales muy importantes de crecimiento en los últimos años.
—No esta dicha la ultima palabra en materia de salvaguardas.
—No. Este es un proceso en curso. En febrero vuelven a reunirse los viceministros para perseverar en este trabajo. La reunión de Miami se programó a nivel ministerial con el objeto de hacer un balance de lo alcanzado hasta el momento y, al mismo tiempo, fijar directrices del trabajo que tienen que seguir haciendo los equipos negociadores. En esa dirección, pensamos que lo que se ha alcanzado con la Declaración Ministerial refleja la realidad que los países de la región tenemos y al mismo tiempo es un proceso en curso que nos permite pensar en el horizonte de 2005 con bases más balanceadas y más altas.
—Chile, junto a México y Canadá forman parte de un club que ya tiene relaciones comerciales abiertas con Estados Unidos. ¿Sienten que el ALCA flexible les facilita a otros países obtener esos beneficios sin hacer los mismos sacrificios?
—Yo diría que una de las razones por las que Chile está en el ALCA es, precisamente, porque estamos convencidos, y la experiencia chilena así lo refleja, que los procesos de apertura significan crecimiento para los países. Ese crecimiento posibilita políticas sociales que permiten superar la situación de pobreza. Hacer un acuerdo comprensivo amplio es una buena noticia para el conjunto de los países de la región. Alcanzar un nivel mínimo de aspiraciones va a estar directamente vinculado con el nivel de derechos que los países podrán tener. A mayor grado de compromiso, más sacrificios y también más beneficios.
—Chile tiene acuerdos bilaterales con el Mercosur, América del Norte y América Central. ¿Para qué necesita el ALCA?
—Nos sentimos contentos con el tratado de libre comercio que tenemos con México, con Canadá, que también ha tenido en sus cinco años de vigencia avances muy notables pues nos ha permitido elevar 25 por ciento nuestro intercambio comercial. También tenemos tratados con países de América Central y ahora con Estados Unidos. Desde esa perspectiva, si Chile se mirase sólo a sí mismo podríamos preguntarnos para qué trabajar en el ALCA si ya tenemos tantos mercados abiertos. Pero estamos convencidos de que debemos hacer todo el esfuerzo posible para que el conjunto de los países de la región, especialmente los más pequeños, puedan tener estas posibilidades del ALCA porque la existencia de reglas claras es la mejor garantía de desarrollo. Muy en especial para las economías pequeñas que tienen dificultades mayores. Esa es la dirección que queremos dar al trabajo futuro que va a seguir a esta reunión.
—¿Este es un ALCA liviano o light?
—No lo trataría como un ALCA light. Luego de nueve años, verlo así es frustrante. Creo que las negociaciones del ALCA no han terminado. La conclusión tendremos que hacerla en 2005, que es la fecha que nos hemos propuesto. Así que aún no puede decirse qué queda incluido y qué no. No hay, eso sí, ningún tema excluido de la negociación. No podemos adelantarnos a escenarios hipotéticos. Lo que hemos alcanzado hoy, junto con las mejores condiciones financieras que tendrá el mundo en el próximo año, nos va a permitir mejorar la situación. Hay signos económicos y financieros para el optimismo. Esta confluencia nos permite proyectarnos como una gran fuerza para el mundo, una buena noticia que hay que evaluar con vista hacia el futuro. Está el ejemplo de Asia, la región de mayor potencialidad de crecimiento porque ha creado mecanismos de relación entre sus países que la hacen un bloque extraordinariamente potente. Las economías que menos crecen en Asia lo hacen a cuatro por ciento, en promedio nuestras economías crecen uno por ciento, así que hay un buen ejemplo a seguir.
—¿El ALCA es un escalón previo al mercado global?
—Es muy importante frente al mundo que tenemos por delante que seamos capaces, juntos los 34 países, poder insertarnos en un trabajo con otras regiones que tienen potencialidades enormes. Con perspectivas económicas positivas y voluntad política, debemos ser capaces de hacer un buen ALCA en 2005.