Sufren en silencio, soportan agresión tras agresión, se enferman de miedo e impotencia, y muchas veces terminan culpándose a sí mismas y justificando los ataques recibidos de su pareja estable.
Muchas veces, una mujer maltratada por su pareja íntima piensa que él es un pobrecito y ella es la mala que provocó el golpe, el enfado o hasta el abuso sexual.
Si la mujer es culpable, el esposo tiene el derecho de golpearla. Si hizo algo mal, nadie debe defenderla, dijo una indígena mexicana entrevistada para una investigación de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En Cuba, mitos populares que, según la psicóloga Silvia Acosta se convierten en leyes no escritas, vinculan la violencia masculina con trastornos de personalidad, abuso del alcohol o bajo nivel de escolarización por parte del victimario.
Si el problema tuviera esas causas sería muy fácil de resolver y enfrentar, aseguró Acosta durante el quinto taller internacional Mujeres en el Siglo XXI, realizado la semana pasada en la Universidad de La Habana.
Acosta y otros especialistas reunidos en la capital cubana defendieron la teoría de que la violencia masculina contra la mujer es un instrumento de reproducción de la organización social patriarcal hegemónica en el mundo de hoy.
La violencia contra la mujer incluye violación en las calles, acoso sexual en lugares de trabajo o estudio, prostitución o matrimonios forzosos, mutilación genital y crímenes con la intención declarada de salvar el honor de un padre o un esposo.
Este mes, una niña peruana de 10 años parió un bebé como resultado de una violación. Siete mujeres iraníes fueron condenadas a recibir 50 latigazos cada una por bailar en la calle. En India, miles de mujeres mueren porque sus familias no pueden costear sus dotes.
En Ciudad Juárez, al norte de México, han sido asesinadas 370 mujeres y otras 4.000 han desaparecido desde 1993, y esos crímenes se mantienen impunes, destacó en un informe la organización humanitaria Amnistía Internacional, con sede en Londres.
Pero, según fuentes especializadas y de la sociedad civil, el mayor peligro para la mujer se esconde en la intimidad del hogar y proviene de la persona que tiene más cerca, de la cual en muchos casos depende económicamente y a quien quizás ama o amó.
La violencia contra mujeres viola los derechos humanos, afirma la consigna aprobada por más de 1.000 organizaciones de 130 países que iniciarán este martes una campaña en ocasión del Día Internacional por la No Violencia contra las Mujeres.
En un informe presentado el viernes, el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM) consideró la inequidad de género como la causa fundamental de la actual escalada de violencia contra la mujer.
Con el título Ni un minuto más: Fin a la violencia contra la mujer, el texto destaca que más de 45 países en el mundo han adoptado legislaciones específicas para combatir esa práctica y otros 21 tienen proyectos similares.
Pero, aunque se han aprobado leyes, en muchos casos éstas sólo han contribuido a visibilizar lo que ocurre a nivel social, afirmó en La Habana la académica española Isabel Carrillo.
En España se mantiene la desprotección jurídica de la mujer pues una nueva ley contra la violencia sigue considerando los celos por parte del hombre como una atenuante emocional en el peor de los crímenes, explicó.
Un informe de la OMS reveló el pasado año que más de la mitad de las muertes violentas de mujeres en el mundo son causadas por maridos, ex cónyuges, novios o convivientes.
Por lo general, los hombres son agredidos o asesinados en las calles por personas extrañas o que apenas conocían. Ellas, en tanto, mueren en sus casas a manos de su pareja, de un padre o un hermano.
Se calcula que tres millones de mujeres sufren abusos físicos por parte de sus parejas cada año, y que por lo menos una de cada cinco ha sido obligada a tener relaciones sexuales contra su voluntad en algún momento de su vida.
En 48 poblaciones encuestadas en todas las regiones del mundo para el informe de la OMS, de 10 a 69 por ciento de las mujeres afirmaban haber sido agredidas físicamente por sus parejas en algún momento de su vida en común.
Por lo general, el abuso físico viene acompañado del psicológico y el sexual.
En la nororiental ciudad mexicana de Monterrey, 52 por ciento de las mujeres que reconocieron haber sido agredidas físicamente por sus parejas en los 12 meses anteriores a la investigación de la OMS también dijeron haber sido víctimas de abusos sexuales.
La violencia en la intimidad de la pareja ocurre en todos los países, independientemente del grupo social, económico, religioso o cultural, afirmó el reporte de la agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas.
Aunque la mujer puede ser violenta en su relación con el hombre, y la violencia puede a veces encontrarse en parejas de un mismo sexo, la mayoría de la violencia practicada en pareja es ejercida por el hombre contra la mujer, añadió.
Para la socióloga cubana Clotilde Proveyer, la violencia contra la mujer tiene su génesis en la infancia, cuando a los niños se les impone el aprendizaje de una masculinidad violenta, que los coloca en una posición de poder.
Así, la violencia aparece como un patrón masculino de solución de problemas y como una manera de mantener el control sobre las mujeres.
En las escuelas seguimos teniendo textos sexistas y los medios de comunicación siguen transmitiendo textos sexistas, dijo Proveyer.
Para la especialista cubana, en la medida en que no se rompa la cadena de transmisión del sexismo, no se producirán los cambios culturales necesarios para disminuir la violencia contra la mujer a la mínima expresión posible.
Contradictoriamente, estudios realizados en Cuba y en otros países de América Latina demuestran que, en muchas ocasiones, son las propias madres y abuelas las que transmiten a los hijos y nietos la cultura machista predominante.
Las justificaciones a la violencia masculina registradas por la OMS en países con diversos niveles de desarrollo van desde no obedecer al hombre hasta preguntarle sobre dinero o una amistad femenina, salir sin su permiso y negarse a tener relaciones sexuales.
Un estudio coordinado por la cubana Silvia García en un municipio de la capital habanera indicó que tanto hombres como mujeres justificaban la violencia dentro de la pareja porque a ellas les gusta que les peguen.
Sin embargo, se ha demostrado que las agresiones físicas y psicológicas y los abusos sexuales, entre otros mecanismos de control y sumisión, generan depresión y diversas enfermedades en las víctimas, por ejemplo asma e hipertensión arterial.
De acuerdo con el Banco Mundial, la violencia contra la mujer causa más muertes e incapacidades entre la población femenina en edad reproductiva que el cáncer, y más perjuicios a la salud que los accidentes del tránsito y el paludismo juntos.
El costo económico de la violencia en la pareja en Estados Unidos sobrepasa los 5.800 millones de dólares, de los cuales 4.100 millones corresponden a servicios médicos, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.
Es cierto que el masoquismo femenino existe, pero el masoquismo proporciona placer. Las mujeres maltratadas, no reciben placer. No puede sentirse placer cuando hay tanto sufrimiento, opinó Acosta.