Unos 50 líderes y ministros de países del Norte industrializado se comprometieron solemnemente el año pasado a incrementar la ayuda oficial al desarrollo (ODA) para las naciones del Sur, pero 19 meses después aún están en deuda.
Las promesas hechas en la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, realizada en marzo de 2002 EN la nororiental ciudad mexicana de Monterrey, todavía no se han materializado, dijo a IPS la activista Saradha Iyer, de la Red del Tercer Mundo.
”Hay un claro indicio de que las medidas contra el terrorismo diluyeron el espíritu de Monterrey y frustraron las esperanzas de una mayor cooperación internacional para financiar el desarrollo. Ahora las posibilidades de un desarrollo equitativo del Sur son más débiles”, señaló.
El año pasado surgió una luz de esperanza cuando los países del Norte anunciaron un incremento de 16.000 millones de dólares de la ODA anual, entonces de 52.000 millones. Pero solamente se concretó un aumento de 5.000 millones.
Los países ricos no cumplieron su promesa, coincidieron altos funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y representantes de organizaciones no gubernamentales, congregados en Nueva York la semana pasada.
”Este incremento fue eclipsado por otros gastos”, como los 800.000 millones de dólares en presupuesto mundial para gastos militares y, en especial, los 200.000 millones de dólares de transferencias de recursos financieros privados desde el Sur hacia el Norte, dijo Iyer.
Este monto de transferencias en 2002 fue el mayor de la historia, de acuerdo con un estudio elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Iyer sostuvo que esos fondos pudieron haberse usado para promover las inversiones en salud, educación e infraestructura en el Sur, pero en cambio ”fueron perversamente dirigidos al Norte, ya sea por restructuraciones de deudas, asimetrías en el sistema comercial o por inapropiadas medidas de privatización impuestas al Sur”.
”Las implicaciones de estas tendencias mundiales son graves”, señaló la activista, y subrayó que la reunión en Nueva York dejó en claro lo lejano que se está todavía de alcanzar las llamadas Metas del Milenio.
Las metas, aprobadas en una sesión especial de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2000, incluyen la reducción a la mitad de la proporción de la pobreza para 2015, y exhorta a fomentar el desarrollo mundial.
”El hecho de que los pobres subsidian a los ricos, a un nivel de casi 200.000 millones de dólares por año, es suficiente para decirnos cuán serio se toma el G-8 (Grupo de los Ocho países más industrializados y Rusia) su compromiso con los pobres”, afirmó Raj Patel, de la organización estadounidense Comida Primero- Instituto para Políticas de Alimentación y Desarrollo.
”En lugar de redistribuir la riqueza, que fue sacada a los países pobres a través del colonialismo, el sistema financiero internacional legitima y estimula la expropiación del Sur”, dijo Patel a IPS.
”La hipocresía del discurso de 'financiación para el desarrollo' no puede resistir los hechos. Hay que esperar que con la publicación del estudio de Unctad los habitantes de los países ricos insten a sus gobiernos a hacer justicia con el Sur”, añadió.
Pero el administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Mark Malloch Brown, es más escéptico aún.
”Hoy el mundo es más desigual e inseguro que nunca. Vivimos en un planeta de 6.000 millones de personas, 1.000 millones de los cuales poseen 80 por ciento de la pobreza mundial, y otros 1.000 millones luchan para sobrevivir con menos de un dólar diario”, señaló Malloch Brown.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, también se mostró preocupado por la situación de la economía del Sur, en especial por la creciente deuda, la caída de las inversiones extranjeras directas y la distorsiones del comercio internacional, sobre todo por las barreras impuestas por el Norte.
”Si lo que decimos sobre financiar el desarrollo significa algo, debemos revertir el desequilibrio y mejorar el sistema para que todos los países y todos los pueblos, en especial los pobres, se beneficien”, dijo Annan en Nueva York.
Sólo cinco de los 22 países más ricos cumplen con el mandato de la Asamblea General de la ONU de destinar por lo menos 0,7 por ciento de su producto interno bruto (PIB) para la ODA.
Tres de ellos, Luxemburgo, Noruega y Suecia, prometieron destinar uno por ciento para el período 2005-2006.
Bélgica y Finlandia se comprometieron a cumplir el mandato de la ONU recién para 2010, mientras que Irlanda lo hará en 2007 y Francia en 2012. Gran Bretaña prometió contribuir con apenas 0,4 por ciento de su PIB en el período 2005-2006.
Otros países de la Unión Europea, como Alemania, Austria, España, Grecia, Italia y Portugal, no han hecho ninguna promesa en torno al porcentaje de su presupuesto que volcarán a la ODA.
Mientras, otras naciones ricas como Australia, Canadá, Suiza, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Japón no han fijado plazos para cumplir con el mandato de la ONU.