La población hambrienta del mundo aumentó en los últimos años, luego de reducirse en la primera mitad de la década del 90, informó este martes la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Casi 800 millones de personas del Sur en desarrollo se van a dormir con hambre todas las noches, así como otros 34 millones en las repúblicas ex soviéticas de Europa oriental y de Asia central, indica el último Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo publicado por la FAO.
Si la actual tendencia continúa, será imposible cumplir con la meta de reducir para 2015 la población de hambrientos del mundo a 400 millones, asumida por la Cumbre Mundial de la Alimentación celebrada en 1996, según el informe.
La FAO destacó en su informe de 36 páginas “un retroceso en la guerra contra el hambre”.
“La meta de la Cumbre de reducir el número de desnutridos a la mitad para 2015 podrá alcanzarse ahora solo si la reducción anual se acelera a 26 millones de personas por año”, indica el estudio.
Este ritmo es 12 veces mayor del de 2,1 millones de personas por año alcanzado hasta ahora, de acuerdo con la FAO.
La dificultad de obtener datos confiables en materia alimentaria, en especial en los países más pobres, ha obligado a la FAO a depender de la información recogida por investigadores independientes y organizaciones humanitarias.
El informe consta, por lo tanto, de estimaciones y no de estadísticas acabadas, advierten sus autores.
En 1990-1992, último periodo con estadísticas disponibles, unos 861 millones de personas sufrían hambre en todo el mundo. En 1999-2001, esa cantidad se había reducido a 842 millones.
La caída era más significativa aun en términos porcentuales, dado el crecimiento de la población mundial. Entre 1990-1992 y 1999-2001, la población hambrienta del mundo en desarrollo cayó de 20 a 17 por ciento.
Sin embargo, las últimas estimaciones marcan una tendencia preocupante: la cantidad de hambrientos del planeta cayó 37 millones en la primera mitad de la década del 90, pero creció 18 millones en la segunda, según la FAO.
El número de desnutridos cayó solo en las regiones de Asia y el Pacífico y América Latina y el Caribe. Los mayores aumentos se registraron en Africa subsahariana —atribuidos en este caso a malas cosechas y a conflictos bélicos—, en Medio Oriente y en Africa septentrional.
China realizó, por sí sola, una gran contribución a la reducción del número de hambrientos: 58 millones a lo largo de la década. Pero los avances se enlentecieron en los últimos años en el país más poblado del mundo.
Mientras, India, el segundo país más poblado, se estancó. Luego de una caída de 20 millones en la cantidad de hambrientos en los primeros cinco años de la década del 90, se registró un aumento de 19 millones hasta sumar 214 millones, es decir uno de cada cinco habitantes.
En 19 países en desarrollo —entre ellos Brasil, China, Ghana, Namibia, Perú, Sri Lanka, Tailandia, Vietnam— se registró una caída de la población hambrienta a lo largo de los 10 años.
Los hambrientos aumentaron en otros 26 países, encabezados por naciones asoladas por la guerra como Afganistán, Liberia y República Democrática de Congo. En esa lista también figuran Filipinas, Iraq, Kenia y Yemen.
En 17 países pobres hubo una caída del número de hambrientos, seguido por un aumento. India, Indonesia, Nigeria y Pakistán, así como dos países en guerra (Colombia y Sudán), figuran en esta nómina.
En otros 22 países hubo, en cambio, un aumento seguido por una caída en la población hambrienta, situación registrada en Bangladesh, Camboya, Haití, Nicaragua, Mozambique y Uganda, entre otros.
Hubo avances en la mayoría de las “economías en transición”, como se denomina a los países que integraron el disuelto bloque comunista en el Báltico y en Europa oriental.
Pero en muchas repúblicas ex soviéticas se registró un importante recrudecimiento del hambre a lo largo de la década, debido al colapso de los sistemas de comercio e intercambio que redujo la cantidad de dinero disponible para importar comida.
En Azerbaiyán, Georgia, Kazajstán y Uzbekistán, la proporción de desnutridos en la población oscila entre 20 y 34 por ciento, y alcanza el pico de 35 por ciento en Armenia y en Tayikistán.
La guerra civil, la sequía y otros fenómenos climáticos y la pandemia de sida son una importante causa del aumento de la desnutrición en Africa subsahariana.
En los países africanos con una prevalencia de cinco por ciento de portadores de virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en la población, la proporción de hambrientos se elevó de 25 por ciento en 1980 a 37 por ciento en 1999-2001.
En cuanto a los países con una prevalencia de VIH menor de cinco por ciento, el porcentaje de hambrientos cayó de 37 a 26.
“El hambre no puede ser combatida con eficacia en regiones devastadas por el sida, a menos que se atiendan las necesidades particulares de los hogares afectados y que se incorporen medidas para impedir el avance de la enfermedad y mitigar sus efectos”, agrega el informe.
En general, los países que lograron éxito en la reducción del hambre fueron aquellos que alcanzaron un crecimiento económico más acelerado (en especial en la agricultura), tuvieron menor crecimiento demográfico e incidencia de sida y una mejor ubicación en el Indice de Desarrollo Humano de la ONU.
La FAO exhortó a los países a adoptar políticas contra el hambre que incluyan mayores recursos para la producción agrícola, intervenciones de emergencia en etapas tempranas de escasez aguda de alimento o en caso de malas cosechas, creación de empleos para los más pobres y reforma agraria.
El proyecto Hambre Cero de Brasil recibió elogios en el informe de la FAO.
***** +Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (http://www.fao.org/index_es.htm)
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