PESCA: Aumento del consumo perjudica a los pobres

Sandra vende platillos preparados en un puesto callejero, en barrio popular de esta ciudad de Malasia. Mientras cocina, se queja por el precio del ”ikan bawal putih”, una deliciosa variedad de pescado.

”Mis clientes no pueden pagarlo. Por eso, uso pescado más barato”, dice esta mujer que vive sola con sus hijos. Pero aun la popular ”ikan kembung” (caballa) encareció en los últimos tres decenios.

Sandra recuerda que en los años 70, la ikan kembung costaba el equivalente a nueve centavos de dólar por kilogramo. Ahora se vende 10 veces más caro.

Las observaciones de esta venedora malasia se ven confirmadas en un estudio publicado este mes por el WorldFish Center, una organización internacional de investigación científica y sin fines de lucro radicado en Penang.

El aumento del precio del pescado barato debería preocupar a los políticos de todo el mundo, según el informe, producido en colaboración con el Instituto Internacional de Investigaciones de Política Alimentaria (IFPRI) con sede en Washington.

A medida que el consumo mundial de pescado aumenta y que los cardúmenes se reducen, se instalan más y más establecimientos de piscicultura o acuicultura para cubrir la demanda que procede, fundamentalmente, de los países en desarrollo.

El consumo de pescado aumentará en los países en desarrollo de 62,7 millones de toneladas en 1997 a 98,6 millones en 2020 (57 por ciento). En contraste, el consumo en el mundo industrializado apenas crecerá cuatro por ciento, según el estudio.

Pero a medida que la demanda del Sur pobre aumenta con rapidez, el suministro procedente de los depredados cardúmenes naturales crecerá con lentitud. Para cubrir la creciente demanda, muchos pescadores se han volcado a la piscicultura o acuicultura (cultivo de peces).

China ha registrado un crecimiento asombroso, con 36 por ciento de la producción mundial de pescado en 1997. Pero muchos expertos sospechan que esas cifras están infladas por Beijing.

La paradoja es que el auge de la pesca y la piscicultura en el Sur en desarrollo, que representó 73 por ciento de la producción de pescado en 1997, no se ha traducido en ventajas para los más pobres. Además, la acuicultura despierta diversas preocupaciones.

Las naciones en desarrollo ven más ventajas en la exportación de pescado de alto precio combinada con la importación de pescado barato, el cual fue otrora parte importante de la dieta de los más pobres pero es cada vez más alimento para peces en establecimientos de piscicultura, así como de pollos y cerdos.

Casi un tercio de la pesca del mundo se procesa como harina o aceite para alimento de animales de cría.

”Los pobres podrían sustituir el pescado por la carne, con un resultado nutricional negativo”, dijo el director de la División de Tecnología Ambiental y de Producción del IFPRI, Mark Rosengrant.

Además de privar a los pobres del pescado barato, el auge de la acuicultura los perjudica de otras maneras.

Las nuevas tecnologías y los requerimientos ambientales de la actividad favorecen las operaciones de larga escala y con intensiva aplicación de capital, y excluye a los pequeños pescadores que no poseen tierras.

”Los pobres —productores y procesadores— necesitan ser parte de la cadena de valor agregado”, dijo el cientista social Mahfuzuddin Ahmed, del WorldFish Center.

Mahfuzuddin y Rosegrant figuran entre los cinco coautores del informe ”Pescado para 2020: Suministro y demanda en mercados cambiantes”, publicado por el WorldFish Center y el IPFRI.

El estudio proyecta que dos tercios del crecimiento de la pesca de 40 por ciento proyectado para ese año procederá de la acuicultura.

Los expertos aplicaron modelos informáticos de pronóstico según los cuales el precio real del pescado de alto valor, como el salmón y el atún, así como algunos mariscos y crustáceos y mariscos aumentarán 15 por ciento dentro de 17 años.

Pero también aumentará el precio de pescados baratos, como la carpa y la sardina, en este caso seis por ciento.

Sólo bajarán los precios si la inversión en acuicultura es la máxima posible. Pero el aumento será vertiginoso si se produce un colapso ambiental, con reducción de los bancos pesqueros y una expansión más lenta de la piscicultura.

La producción acuícola representará 41 por ciento de la producción pesquera total en 2020, ante 31 por ciento de 1997.

De todos modos, Rosegrant sostuvo que una gran inversión en piscicultura mejorará el acceso de los pobres al pescado. En ese sentido, sostuvo que la mejor estrategia será invertir en especies no carnívoras.

Pero la acuicultura también origina problemas inéditos, como la difusión accidental de enfermedades animales y la liberación de afluentes como fertilizantes, alimentos sin digerir y residuos biológicos en las aguas cercanas a las granjas.

La piscicultura costera, en especial la de camarón, ya ha destruido miles de hectáreas de manglares, y también produjo cambios artificiales en las variedades naturales de pez por intercambio genético con especímenes cultivados que escapan de las granjas.

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