PALESTINA-ISRAEL: La hora de los moderados

Palestinos e israelíes moderados buscan apoyo para un proyecto de tratado de paz que acordaron luego de años de negociaciones y que cuenta con el respaldo de políticos palestinos y gran parte de la opinión pública de Israel.

El borrador de acuerdo no es oficial, pero la Autoridad Nacional Palestina (ANP) no lo ha rechazado, y del lado israelí, encuestas de opinión pública revelan un respaldo de 40 por ciento.

”Sabíamos que habría una asimetría”, declaró el negociador israelí Shlomo Brom, un general de la reserva del ejército y analista del Centro Jaffee de Estudios Estratégicos, con sede en Tel Aviv.

Según Brom, del lado israelí los más escépticos son los políticos, mientras del lado palestino, es la opinión pública en general.

Las conversaciones se realizaron en diferentes lugares a través de los años, y el borrador final se aprobó el fin de semana en Ammán, la capital de Jordania. Los detalles del documento se revelarán en su lanzamiento oficial en Ginebra, probablemente el mes próximo.

En las negociaciones participaron varias decenas de representantes de ambas partes. Del lado palestino, en la última ronda hubo tanto líderes jóvenes como políticos veteranos vinculados con la ANP, explicó Brom.

Del lado israelí, participaron fundamentalmente políticos, académicos y escritores de izquierda, ninguno de ellos con poder político.

Suiza ayudó a las partes a negociar el acuerdo, hecho que enfureció al gobierno de derecha de Israel, encabezado por el partido Likud del primer ministro Ariel Sharon.

La derecha israelí considera traidores a los negociadores. El ministro Uzi Landau, del Likud, dijo por televisión que la mayoría de los países tienen leyes que castigan a quienes negocian con el enemigo sin autorización del gobierno, y que él propondría ese tipo de normas en Israel también.

Pero el principal objetivo de las negociaciones, señalaron participantes, es demostrar a ambas partes que, además de los gobiernos y los grupos radicales, hay ”alguien con quien hablar” del otro lado.

Daniel Levy, un activista israelí de izquierda involucrado en la redacción del plan de paz, opinó que éste ”dará nueva fuerza a la izquierda de Israel”.

Los negociadores informales lograron avanzar y realizar propuestas históricas sobre las cuestiones más sensibles, que son el control de Jerusalén —considerada por Israel su ”capital eterna e indivisible” y reivindicada por los palestinos como la capital de su futuro estado independiente— y el retorno de los refugiados palestinos.

La esencia del acuerdo parece ser un intercambio entre la virtual prohibición del retorno de los refugiados palestinos al actual Israel y el establecimiento de la soberanía palestina sobre la explanada de las mezquitas de Jerusalén, considerada sagrada por musulmanes y judíos.

El derecho de retorno de los refugiados palestinos no se menciona en el texto, que en los hechos daría a Israel poder de veto contra el establecimiento de cualquier refugiado en su territorio, explicaron fuentes asociadas con las negociaciones.

Se estima que la fórmula propuesta podría permitir el regreso de apenas algunas decenas de miles de los millones de refugiados registrados.

El texto incluye varias frases clave para asegurar que luego de su aplicación ninguna de las partes haga más reclamaciones. El acuerdo sustituiría todos los tratados anteriores y las resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el conflicto palestino-israelí.

”No puedo decir que este acuerdo sea lo que siempre he soñado, en especial en lo relativo a los refugiados”, manifestó Zuheir Manasra, ex jefe del Servicio de Seguridad Preventiva palestino, que participó en las negociaciones.

”Pero tampoco es el sueño de los israelíes, y yo diré a mi pueblo que esto es lo mejor que pudimos lograr. Defenderé esta propuesta, porque es la única alternativa a la situación que vivimos hoy”, declaró.

Manasra admite que un período de paz y estabilidad ayudaría a que el público israelí aceptara las propuestas, pero no comparte la idea de un cese del fuego unilateral de los palestinos. ”Eso está en manos de Sharon”, dijo.

Aunque grupos palestinos armados como Hamas y Jihad Islámica se opondrán a cualquier acuerdo basado en el borrador propuesto, la ANP no debe reprimir a esos grupos, opinó el negociador.

”Siempre se subestima la capacidad de la sociedad palestina para resolver estos problemas de manera democrática y pacífica”, dijo.

Del lado israelí, Levy espera que la propia existencia del acuerdo contribuya a reducir la violencia. ”Ofrecemos esperanza, algo que ha estado ausente por años. La ausencia de esperanza ha contribuido a la violencia”, señaló.

Kadura Fares, líder palestino de la ”guardia joven” cercana a Marwan Barghouti, el caudillo de la ”intifada” (insurrección palestina contra la ocupación israelí) encarcelado, dijo que se esforzará al máximo para que las propuestas tengan amplia aceptación en su pueblo.

Luego, será el turno de su movimiento Fatah (el partido del presidente palestino, Yasser Arafat) y de la propia ANP, agregó.

”Si el pueblo no acepta primero este acuerdo, los líderes políticos nos considerarán traidores, pero si el público reacciona positivamente, los políticos adoptarán el plan y dirán que no podríamos haberlo logrado sin ellos”, concluyó.

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