Los países de América actualizaron sus conceptos comunes de seguridad en términos tan vastos que abren las puertas a que cada nación haga lo que crea más conveniente, pero también a que Estados Unidos imponga su agenda militar a la región, según observadores.
Las amenazas a la seguridad del hemisferio ya no son sólo militares, como lo eran en la guerra fría, sino también sociales, ambientales, económicas y hasta cibernéticas.
De ellas, cada país decidirá cuáles son más importantes y actuará en consecuencia, indica la Declaración sobre Seguridad en las Américas.
El documento fue suscrito por cancilleres, ministros de Defensa y otros representantes de los gobiernos de 34 países miembros de la Organización de los Estados Americanos (OEA), reunidos el lunes y este martes en la capital de México con el propósito de actualizar conceptos y compromisos en seguridad.
Aunque en las intervenciones de los representantes se escucharon llamados para reformular el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Junta Interamericana de Defensa, ambos puntos quedaron para ser analizados en el futuro.
La canciller de Chile, Soledad Alvear, demandó revisar los alcances del TIAR, instrumento que México abandonó en 2002 tras calificarlo de obsoleto, pero que Brasil invocó para respaldar a Estados Unidos tras los ataques terroristas que sufrió el 11 de septiembre de 2001.
Peter Harder, vicecanciller de Canadá, sugirió a los 34 miembros de la OEA (todos los países del continente, excepto Cuba) vincular las políticas de seguridad a la sociedad civil, para dar una perspectiva ciudadana al tema. Pero su consejo y otros expresados por varias naciones quedaron en el tintero.
”Nuestra nueva concepción de la seguridad en el Hemisferio es de alcance multidimensional, incluye las amenazas tradicionales y las nuevas amenazas, preocupaciones y otros desafíos a la seguridad de los Estados del Hemisferio (e) incorpora las prioridades de cada Estado”, reza la declaración final de la conferencia.
”Cada Estado tiene el derecho soberano de identificar sus propias prioridades nacionales de seguridad y definir las estrategias, planes y acciones para hacer frente a las amenazas a su seguridad, conforme a su ordenamiento jurídico”, añade el documento.
Para Edgar Cortez, portavoz del centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez de México, la declaración dejó latente el riesgo de que se imponga en el continente ”un enfoque de seguridad unidimensional de tipo militar” como el que promueve Estados Unidos.
Ese riesgo es aún mayor al no haberse definido cuál será el papel de la Junta Interamericana de Defensa, que reúne a los ministros de Defensa de América, ni qué pasará con el TIAR, creado en 1947, dijo Cortez a IPS.
Estados Unidos quedó en libertad para actuar militarmente en Colombia, que vive una guerra interna por la presencia del narcotráfico y grupos paramilitares de derecha, o llevar tropas a países donde haya crisis o gobiernos de izquierda, indicó.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y otras ocho organizaciones no gubernamentales de diferentes países participaron como observadores en la conferencia.
”El concepto multidimensional de las amenazas a la seguridad implica que todas las agendas son válidas y Estados Unidos tratará de imponer la suya”, apuntó la investigadora María Cristina Rosas, del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Algo similar señaló José Luis Piñeyro, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana. La amplitud de la seguridad hemisférica multidimensional puede abrir ”la puerta de par en par para que Estados Unidos” haga lo que le conviene, declaró Piñeyro a IPS.
Sin embargo, el especialista considera que el texto de la declaración representa un avance, pues no otorga un impulso particular a la actual visión militarista de Washington.
Terrorismo, narcotráfico, corrupción, pobreza extrema, desastres naturales, tráfico ilícito de personas, avance de la epidemia de síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), violación de los derechos humanos y los ataques a la seguridad cibernética son algunos de los peligros para la seguridad definidos por los gobiernos.
”Los Estados del Hemisferio reconocen diferentes perspectivas sobre las amenazas y prioridades a su seguridad. La arquitectura de seguridad en nuestro Hemisferio deberá ser flexible y contemplar las particularidades de cada subregión y de cada Estado”, se apunta en la declaración.
Además, para los 34 países de la OEA la ”paz es un valor y un principio en sí mismo y se basa en la democracia, la justicia, el respeto a los derechos humanos, la solidaridad, la seguridad y el respeto al derecho internacional”.
”Nuestra arquitectura de seguridad contribuirá a preservarla a través del fortalecimiento de los mecanismos de cooperación entre nuestros Estados para enfrentar las amenazas tradicionales, las nuevas amenazas, las preocupaciones y otros desafíos que confronta nuestro Hemisferio”, afirma el texto.
Terminada la cita, los gobiernos participantes se declararon satisfechos con el resultado, que tomó cinco años de reuniones previas y dos cambios de fecha.
Algunos participantes explicaron que preparar la conferencia y lograr un documento de consenso resultó extremadamente complicado, pues entre los países existían visiones diversas.
Fuentes cercanas a la negociación indicaron a IPS que la conferencia estuvo a punto de suspenderse a mediados de este mes, pues Estados Unidos se opuso a que en el texto se mencionaran las minas antipersonales y el cambio climático como amenazas a la seguridad.
Finalmente se optó por una declaración ”que difícilmente pudo haber sido más incluyente”, declaró a IPS Jorge Chabat, analista del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
A las organizaciones de la sociedad civil les preocupa que frente al concepto multidimensional de la seguridad, no se haya diseñado un sistema multidimensional de respuesta, apuntó Cortez, lo que a su entender podría haber frenado acciones unilaterales de Estados Unidos.