El Banco Mundial adhirió a la campaña mundial en favor de los productores de café del Sur en desarrollo, al alentar el pago de un precio justo por el grano y su cultivo ambientalmente sustentable.
La institución multilateral llamó al establecimiento de políticas y criterios más estrictos para etiquetar o certificar café como orgánico, de comercio justo, shade grown (cultivado a la sombra, o con métodos que no dañan el ambiente) o sustentable.
El estudio del Banco Mundial, titulado El estado del café sustentable, cubrió 11 países europeos y Japón. Los autores llegaron a la conclusión de que esta área del mercado del café crece significativamente, pero advirtieron que aún carece de una guía política que asegure un beneficio para los productores.
Organizaciones no gubernamentales como Rainforest Alliance, Fair Trade y Oxfam realizan una campaña con el fin de presionar a grandes compañías procesadoras para que vendan café certificado como de comercio justo (fair trade), por el cual se paga un mejor precio a los agricultores.
El café sustentable, cuya denominación es más amplia que la de comercio justo, implica la protección del hábitat natural y el uso de métodos tradicionales de cultivo, frente a otras modalidades que apelan a fertilizantes y plaguicidas químicos y que permiten una mayor producción, aunque de menor calidad.
La organización humanitaria Oxfam lanzó hace un año la campaña sobre las compañías procesadoras, con la finalidad de que un mayor consumo de café sustentable ofreciera a los agricultores del Sur en desarrollo un ingreso suficiente para enviar a sus hijos a la escuela, comprar medicamentos y suficientes alimentos.
El director ejecutivo de Rainforest Alliance, Tensie Whelan, aplaudió el informe del Banco Mundial, y manifestó su aspiración a que la institución multilateral invierta más en proyectos que alienten el cultivo de café sustentable.
El cambio a modalidades de cultivo sustentable podría ser parte de las soluciones de la actual crisis del sector cafetalero, que afronta los peores precios de los últimos 30 años, según el informe.
El café es uno de los productos básicos más importantes del mundo (el principal es el petróleo). Su cultivo representa más de 20 por ciento del ingreso por exportaciones de nueve países en desarrollo y más de la mitad de cuatro de ellos.
Unos 25 millones de agricultores en más de 50 países en desarrollo dependen del cultivo del café y afrontan grandes dificultades por la caída de precios.
Los caficultores del Sur, la mayoría poseedores de pequeñas haciendas, están ahora obligados a vender sus cosechas por menos del costo de producción. Muchos en Africa y en América Latina abandonan sus plantaciones.
El Banco Mundial y la Organización Internacinal del Café (OIC), institución integrada por la mayoría de los países exportadores y también por los grandes importadores, emprendieron en conjunto un análisis de la actual crisis.
El año pasado, el Banco presentó la primera póliza de precios para pequeños caficultores, la cual brinda una protección financiera que éstos son capaces de pagar.
Ahora, el Banco dice que el mercado del café sustentable, hoy en expansión, podría ayudar a acabar con la crisis, originada en parte por la excesiva producción de grano de mala calidad por parte de Brasil y de Vietnam, un recién llegado al mercado.
Mientras la industria del café registra algunos de los precios más bajos para el grano verde en los últimos años, los cafés sustentables y otras (variedades) diferenciadas están entre los pocos que reciben una remuneración más sustancial y que muestran un crecimiento significativo, indica el informe.
El crecimiento anual promedio de las ventas de café sustentable quintuplica el de la variedad convencional en los grandes mercados, según el estudio, y se prevé que en 2004 el consumo europeo sea entre 55 y 65 por ciento superior respecto de 1999.
De todos modos, la actual participación de los cafés sustentables en los 11 principales mercados europeos oscila de 0,3 a 3,4 por ciento, y en Japón asciende a 1,2 por ciento.
El café sustentable no es la panacea para la crisis, pero es un factor cada vez más importante en la solución global, según el informe.
Grandes compañías, como las estadounidenses, Kraft, Procter & Gamble, Sara Lee y Starbucks y la holandesa Ahold, han respondido positivamente a los llamados de los activistas de privilegiar el café sustentable.
En los últimos tres años, el precio del café cayó casi 50 por ciento y ahora está en su mínimo en 30 años, muy por debajo del costo de producción. Esto provocó una gran crisis para los pequeños productores, en especial en América Central y en el resto de América, el este y oeste de Africa y el sudeste de Asia.
En promedio, el café se cotiza actualmente a 1,10 dólares por kilogramo, aunque el costo de producción asciende a 1,76 dólares por kilogramo.
Como resultado, miles de familias fueron expulsadas de sus tierras y otras miles abandonan sus hogares para buscar trabajo en otra parte.
Sólo en América Central, casi 600.000 empleos temporarios y permanentes desaparecieron en los últimos años.
Mientras la situación de los pequeños agricultores se vuelve cada vez más desesperada, la de las empresas multinacionales procesadoras de café es cada vez más próspera.
Starbucks, que adquiere cantidades relativamente pequeñas de café certificado como fair trade, triplicó sus ganancias entre 1997 y 2000, mientras Nestlé obtuvo un margen de ganancia de 26 por ciento del café instantáneo, por ejemplo.
Mientras los agricultores reciben un precio inferior al costo de producción, esas empresas realizan grandes negocios, lucrando con la situación de algunas de las comunidades más pobres del mundo, denunció Oxfam.