América Latina, la región donde más diferencias existen entre ricos y pobres, obtiene una porción cada vez menor de la cooperación internacional y europea en particular.
Esto ocurre mientras los mercados del Norte industrializado siguen cerrados a muchos de los productos latinoamericanos, y la pobreza afecta a 44 por ciento de los 505 millones de habitantes de la región.
Así, las remesas de dinero enviadas por los trabajadores emigrantes en el Norte a sus países de origen se han convertido en una fuente de ingreso que supera en mucho los fondos de cooperación.
Si hay una zona de América Latina que sufre la caída de la asistencia internacional es América Central, donde más de la mitad de la población es pobre y sus principales productos de exportación, como el café, experimentan una histórica caída de precios.
La asistencia al istmo se redujo entre un 40 y 50 por ciento en los últimos 10 años, según la directora de la regional Fundación para la Paz y la Democracia, Cecilia Cortés.
Ese corte drástico se debe al cese de conflictos armados a fines de la década del 80 en varios países, como Nicaragua, El Salvador y Guatemala, al fin de la guerra fría y al surgimiento de nuevas zonas de atención, como a los países surgidos en la ex Yugoslavia tras los conflictos armados de secesión.
La cooperación de la Unión Europea (UE) con América Central será de 74,5 millones de euros (unos 87 millones de dólares) en el periodo 2000-2006.
Las prioridades europeas indican que 60 por ciento será para el fortalecimiento de políticas comunes y consolidación de la institucionalidad.
También se señala que 30 por ciento tendrás como destino mitigar los efectos de desastres naturales como el huracán Mitch, que asoló a Honduras y Nicaragua en 1998, o los graves terremotos de El Salvador en 2002, mientras que 10 por ciento restante será para reforzar a la sociedad civil.
En tanto, la asistencia internacional —y en particular la de la UE— es casi inexistente para países como Argentina, Brasil, Chile, México o Venezuela.
Con el fin de la guerra fría cayó la ayuda al desarrollo, que, por razones ideológicas, iba dirigida a frenar el supuesto avance del comunismo, observó un diplomático en Brasil que no quiso dar su nombre.
Brasil no es destinatario de ninguna asistencia, y por cooperación técnica bilateral recibe unos 100 millones de dólares al año, de los cuales Japón aportó 53 millones en 2002 y la UE 41 millones el mismo año.
Por cooperación técnica no ingresa dinero localmente, pues gran parte es remuneración a técnicos extranjeros o becas de estudio en el exterior. El presupuesto de cada proyecto puede quedar total o parcialmente en el exterior, aseveró la fuente diplomática.
Al respecto, el director de cooperación y desarrollo del gubernamental Instituto de Investigación Económica Aplicada, Mauricio Mendonça, dijo a IPS que hubo casos de proyectos destinados sólo a pagar a técnicos de países ricos para decirnos qué debemos hacer aquí.
Lo que más interesa a Brasil es la cooperación científica y tecnológica, pero ésta nunca ha sido la fuerte de los países con los que tradicionalmente se relaciona, como Portugal o España.
En investigación, Brasil aventaja a China, India y Sudáfrica y, además, ofrece costos menores que los europeos, un ambiente rico en diversidad biológica y desarrollo en medicina y biotecnología.
Venezuela —con 45 por ciento de sus 25 millones de habitantes pobres a pesar de ser uno de los principales exportadores de petróleo del mundo—recibió entre 1992 y 2000 sólo 96,5 millones de euros (113 millones de dólares) de la UE, para programas de educación, salud, ambiente, derechos humanos y lucha contra la pobreza.
También México recibe apenas unos 34 millones de dólares en ayuda al desarrollo (en declive), entre los que se cuentan 12,2 millones de Estados Unidos y 11 millones de la UE.
Esa asistencia es insignificante si se relaciona con las exportaciones del país, de 160.000 millones de dólares, dijo a IPS el experto en comercio y cooperación Germán de la Reza.
México ya no está en la categoría de país pobre. En cuatro o cinco años, en vez de recibir, deberá entregar ayuda al desarrollo, dijo el ex canciller Jorge Castañeda. Sin embargo, 60 por ciento de los 100 millones de mexicanos viven en la pobreza.
Mientras, para el periodo 2000-2006, la UE ejecuta una asistencia de 65,7 millones de euros (77 millones de dólares) con Argentina, donde los pobres ya suman 52 por ciento de sus 38 millones de habitantes.
Además, los acuerdos de cooperación técnica de Japón con Argentina, de unos 20 millones de dólares anuales, no implican desembolsos de dinero sino seminarios, viajes de técnicos y becarios, etcétera, explicó a IPS Antonio Rivolta, de la Dirección de Cooperación Internacional de la cancillería argentina.
A su vez, el bloque europeo mantiene un programa de cooperación de 20 millones de dólares con Uruguay para el periodo 2000-2006. Y entre 1991 y este año, la UE aportó a Paraguay una cantidad cercana a los 100 millones de euros (117 millones de dólares).
La cooperación de la UE en Paraguay es muy ineficiente. Por lo general se superpone en sus objetivos e incluso en su financiamiento a proyectos que ya cuentan con apoyo financiero de otros organismos externos, dijo a IPS Sergio Britos, jefe de economistas de la consultora PriceWaterhouseCoopers.
Algo más de 50 por ciento de la ayuda recibida es empleada en aumentar la plantilla de funcionarios públicos, por lo cual no cumple su objetivo, aseveró Britos, quien integró la Gerencia de Estudios Económicos del Banco Central.
EL DESEQUILIBRIO DE LAS PREFERENCIAS
La pregunta es: ¿los esquemas comerciales preferenciales de la UE mitigan en algo el efecto distorsionante de sus subvenciones agropecuarias? La respuesta es no.
Según Pablo Amor, jefe del área de la delegación comunitaria para Uruguay y Paraguay, la asistencia sirve para aliviar las tensiones comerciales.
No existe forma de mitigar el impacto que genera la UE con sus subsidios en las exportaciones uruguayas. El acceso a los mercados en una competencia sana es la única manera posible, y eso no se vislumbra en el corto ni mediano plazo, replicó el analista independiente Marcos Algorta.
En virtud del sistema de preferencias comerciales de la UE con las naciones andinas que combaten el narcotráfico, Venezuela tiene derecho a exportar hasta 80 por ciento de sus productos libres de aranceles al bloque europeo.
Pero en la práctica, ese manto cubre sólo 40 por ciento de las ventas venezolanas a la UE, que sumaron 2.680 millones de dólares el año pasado.
En cambio, Brasil se ve perjudicado por los esquemas preferenciales de las potencias con los países pobres.
Los beneficios de la UE al grupo de ex colonias europeas de Asia, Caribe y el Pacífico y a los países andinos restan competitividad a productos brasileños como el azúcar y el café soluble. Lo mismo ocurre con producciones del Caribe y América Central, favorecidas para ingresar en el mercado estadounidense.
Tampoco para México se mitigan los efectos de los subsidios, pese al acuerdo de asociación económica, coordinación y cooperación política con la UE, vigente desde 2000, que incluye apenas algunos productos agrícolas no conflictivos.
El Sistema de Preferencias Generalizado de la UE, renovado hasta 2004 con América Central, favorece el acceso a los mercados europeos de productos agrícolas, como el banano, y de algunos bienes industriales.
Pero las ventas totales de café y banano de Honduras, sus principales exportaciones, son la mitad de lo que percibió el año pasado por remesas.
La ampliación de la UE de 15 a 25 miembros, prevista para 2005, no elevará los subsidios agrícolas internos ni afectará los recursos destinados a la cooperación, aseguró el funcionario comunitario Amor.
Pero la UE mantendrá su presupuesto para el sector agrícola, de 51.700 millones de dólares, que próximamente deberá distribuirse también entre los futuros nuevos estados miembros.
Brasilia no espera nada bueno de la ampliación, y prevé una mayor resistencia a abolir los subsidios agrícolas del bloque y la pérdida de algunas exportaciones que ahora coloca en mercados de futuros miembros.
Para el mexicano De la Reza, aun podría darse un redireccionamiento de la ayuda del bloque a sus miembros menos favorecidos, lo que reduciría aún más la asistencia a América Latina, y en el comercio no habrá cambios. Malos augurios.
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(Recuadro) Benditas remesas
* Unos cuatro millones de centroamericanos residen en Estados Unidos, la mayoría ocupados en empleos modestos.
* El Salvador percibirá este año 2.000 millones de dólares en remesas, equivalentes a 64,5 por ciento de sus exportaciones y a 13,5 por ciento de su producto interno bruto. Con este flujo, el país cubre entre 70 y 80 por ciento de su déficit comercial.
* Nicaragua recibió 700 millones de dólares el año pasado y un monto similar se espera para 2003.
* A Honduras ingresaron 700 millones de dólares en remesas el último año, procedentes de 600.000 trabajadores en Estados Unidos, el doble de lo que obtiene por sus ventas totales de café y banano.
* A Brasil llegaron 2.627 millones de dólares en 2002.
* En Venezuela no se cuantifican oficialmente esos ingresos, por ser un país receptor de trabajadores inmigrantes. Es la única nación latinoamericana que figura en la lista del Banco Mundial de las 20 mayores fuentes de remesas en el mundo, encabezada por Estados Unidos. Ocupa el lugar 19, por encima de Noruega.
* Los emigrantes chilenos enviaron 181 millones de dólares a su país el último año.
* Uruguay, de sólo 3,3 millones de habitantes y un creciente flujo emigratorio, recibió el último año 40 millones de dólares de sus trabajadores en el exterior, tanto en dinero como en compras de alimentos por Internet.
* Las remesas de paraguayos en el exterior sumaban unos 150 millones de dólares anuales hasta 2001. Pero este rubro bajó a 98,7 millones en 2002 y 24,5 millones en lo que va del año por la depreciación de la moneda de la vecina Argentina, donde residen muchos inmigrantes paraguayos.
* Los envíos mexicanos están aumentando. En los primeros siete meses de este año sumaron 7.255 millones de dólares, 30 por ciento más que en igual periodo de 2002.
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* Con aportes de Mario Osava (Brasil), Humberto Márquez (Venezuela), José Eduardo Mora (Costa Rica), Raúl Pierri (Uruguay), Alejandro Sciscioli (Paraguay), Gustavo González (Chile) y Marcela Valente (Argentina).