Los trabajadores del mundo aumentaron su productividad en 2002, pero ese aumento se concentró en las economías industrializadas, reveló este lunes la OIT.
Por otra parte, la productividad en las economías de América Latina y Africa está en declive desde 1980, señala ”Indicadores clave del mercado de trabajo”, el informe anual de la OIT (Organización Internacional del Trabajo).
”Como tendencia general, hemos observado una diferencia de aumento de la productividad entre países industrializados y en desarrollo”, señaló Lawrence Johnson, jefe de la unidad económica de la OIT que produjo el estudio.
”Esto se debe a distintas razones, entre ellas falta de estrategias económicas generales, disturbios civiles o falta de inversiones, y debe ser analizado caso por caso. Lo que queda claro es que no hay soluciones mágicas para aumentar la productividad”, dijo Johnson a IPS.
La productividad por trabajador de Estados Unidos se aceleró en 2002 y sobrepasó a la de Europa y Japón por primera vez desde la segunda guerra mundial, ampliando la brecha con el resto del mundo.
En contraste con otros países industrializados, la proporción de habitantes que trabaja en Estados Unidos cayó 1,6 por ciento al pasar de 64,3 a 62,7 por ciento, pero la economía estadounidense registró tasas de empleo y crecimiento de la productividad más altas que las de la Unión Europea (UE).
El estudio analizó 20 indicadores clave del mercado de trabajo, entre ellos la productividad, el desempleo, el subempleo, el empleo y las horas trabajadas.
Por primera vez, la OIT también analizó la productividad agrícola, en reflejo de que ese sector, aunque tuvo un rápido declive en economías en desarrollo, sigue siendo el principal empleador en muchas de ellas, y en algunos casos representa más de 70 por ciento del empleo.
Sin embargo, el nivel de productividad agrícola sigue siendo más alto en las economías industrializados. En Estados Unidos, por ejemplo, un trabajador agrícola produce 650 veces más que uno de Vietnam, señala el informe.
”No podemos ignorar al sector agrícola y debemos encontrar formas de aumentar la productividad para alimentar a la población de los países en desarrollo”, exhortó Johnson.
”Esto también involucra asuntos de comercio regional y mundial que serán discutidos en la próxima conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio” en Cancún, México, a realizarse del 10 al 14 de septiembre, dijo.
Por supuesto, observó, ”hay que tener en cuenta que el aumento de la productividad conlleva el riesgo de disminuir la tasa de empleo, pero como se ha visto en muchos países, la mano de obra puede trasladarse a otros sectores”.
El informe destaca la importancia no sólo de incrementar la productividad, sino también el bienestar de las personas, estableciendo formas productivas de empleo.
”La tendencia mundial demuestra que el crecimiento no es suficiente”, declaró el director general de la OIT, Juan Somavia.
”Debemos convertir el aumento de la productividad y la creación de empleos en objetivos clave, y promover políticas que combinen ambos objetivos con un trabajo digno”, exhortó.
Aunque la productividad por persona creció en 2002 a escala global, continúa el declive del crecimiento del producto interno bruto, que comenzó hace tres años y se agravó con los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Esta desaceleración se refleja en una reducción paralela de las horas trabajadas por persona y por año en la mayoría de los países, observa el informe.
En los últimos dos años, las horas trabajadas en Estados Unidos cayeron de 1.834 a 1.825. La misma tendencia se registra en Noruega, Francia y Alemania.
A nivel mundial, los empleados surcoreanos son los que trabajan más horas: 2.447 en 2001, 26 por ciento más que en Estados Unidos y 46 por ciento más que en Holanda, que registró el menor tiempo de trabajo de todo el mundo.
”En todas las economías asiáticas en desarrollo con datos disponibles, la gente ha trabajado históricamente más que en economías industrializadas, como modo de compensar la falta de tecnología y capital”, dice el informe.
En cuanto a creación y mantenimiento del empleo, el estudio señala que la mayoría de los países industrializados, excepto Alemania y Japón, aumentaron su producción y el empleo nominal en el período 1999-2002.
En varios países de la Unión Europea, la tasa de desempleo disminuyó.
Mientras, en América Latina, la relación empleo-población disminuyó en Argentina, Chile, Colombia y Uruguay en la última década, y aumentó en Perú y Venezuela.
En Asia, el índice cayó. Tailandia registró una de las mayores caídas de la región, de 77,5 a 67,5 por ciento.
Sin embargo, Asia sigue siendo la región con más alta relación empleo-población. Excepto Sri Lanka, todas las grandes economías asiáticas registraron una relación de 50 a 70 por ciento.