Más de 10 por ciento de la producción económica mundial se pierde a causa de la violencia intencional, que mata cada año a 1,6 millones de personas y que afecta mucho más a los países pobres que a los ricos, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Compartir información y la prevención serán elementos claves en el combate contra la violencia, dijo la médica Mirta Roses Periago, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), rama regional de la OMS.
Según el informe, la violencia interpersonal, autoinfligida o colectiva, tanto física como mental, es la principal causa de muertes entre los 15 y los 44 años de edad.
Noventa y uno por ciento de las muertes atribuidas a la violencia se registran en países de ingreso bajo o medio, según el informe titulado Informe Mundial sobre Violencia y Salud, presentado el lunes en Washington.
Las consecuencias del fenómeno en el Sur son aun más graves si se considera que entre 10 y 14 por ciento de la producción mundial es destruida por la violencia o se pierde protegiendo de ella a personas y bienes.
La mitad de las muertes violentas son resultado de suicidio, un tercio, de homicidio, y una quinta parte, de los conflictos bélicos.
Sin embargo, la mayoría de las personas creen que las guerras y el asesinato son las principales causa, sostuvo el editor del informe, Etienne Krug, director del Departamento de Heridas y Prevención de la Violencia de la OMS.
Krug atribuyó esa creencia a los medios de comunicación, que concentran su atención en la guerra y en las noticias de la denominada crónica roja.
El informe revela que la riqueza de un país influye en la magnitud de la violencia. La tasa de muertes violentas en los países de ingreso bajo a medio más que duplican (31,1 por 100.000 personas) la de los países de alto ingreso (14,4 por 100.000), indica el estudio.
Varios panelistas participantes en la presentación del informe afirmaron que los gobiernos deberían concentrarse en la prevención y no, como ahora, en las consecuencias de la violencia.
Toda violencia es trágica, y toda violencia es completamente prevenible. Debemos aceptar que la violencia constituye una crisis de salud pública y tratarla como tal, dijo el máximo funcionario del gobierno de Estados Unidos en materia de salud, Richard A. Carmona.
Por su parte, Krug advirtió que la respuesta a la violencia es, en demasiadas ocasiones, poner más policías en las calles. Pero algunos fenómenos como la violencia contra las mujeres y contra los niños no pueden solucionarse de ese modo, pues se registran entre cuatro paredes.
La violencia sexual también es un problema de salud pública, pues afecta la salud reproductiva, sostuvo el director del Consejo Mundial de la Salud, Nils Daulaire.
En ese sentido, el informe indica que 34 por ciento de las mujeres de Egipto, 28 por ciento de las de Nicaragua, 13 por ciento de las de Sudáfrica y 10 por ciento de las de Filipinas fueron atacadas por una pareja íntima en algún momento de la relación.
Los expertos también exhortaron a Washington a asumir un papel de liderazgo compartiendo información con otras naciones. Estados Unidos ha hecho muchos esfuerzos y consolidado muchos conocimientos para afrontar la violencia como problema de salud pública, dijo Krug.
Desde el primer informe sobre violencia de la OMS, divulgado el año pasado, muchos países ubicaron la lucha contra la violencia entre las prioridades de su agenda de salud pública.
Varios gobiernos de América Latina se comprometieron a través de la Declaración de Bogotá a incorporar las recomendaciones de la OMS a sus políticas nacionales. En julio, 52 gobiernos africanos proclamaron 2005 como Año Continental de Prevención de la Violencia.
