Las presuntas relaciones entre la Iglesia Católica de México y el narcotráfico pasaron del terreno de la literatura, el cine y el análisis académico a una pesquisa policial que apunta contra un cardenal de 70 años, mencionado como candidato a Papa.
Ese cardenal es Juan Sandoval, integrante del equipo de cinco prelados que maneja las finanzas del Vaticano y también arzobispo de la sudoccidental ciudad mexicana de Guadalajara, la segunda del país en población. Sandoval es investigado por la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR) por lavado de dinero.
El expediente que maneja la PGR sobre Sandoval señala que los contactos que ha tenido con narcotraficantes no son fortuitos, como él afirma, "sino consecuencia de un proyecto específico".
Los lugares donde ha operado el arzobispo "se han convertido a la larga en la sede de los carteles más poderosos del narcotráfico, y se ha potenciado con sus estadías el auge de dichos carteles", añade.
El calibre de la acusación puso en tensión las relaciones entre la Iglesia Católica y el gobierno, a tal punto que el presidente Vicente Fox trató de amortiguar el impacto, lo que a su vez causó críticas de expertos en derecho y portavoces de otras iglesias.
El mandatario recibió a Sandoval en su casa de campo el 21 de septiembre, y según informó el cardenal, que fue llevado al encuentro en un helicóptero de la presidencia, Fox le dijo que en los primeros días de octubre concluirá la investigación, y le aseguró que no existe ningún intento de persecución en su contra.
Pero un comunicado de la presidencia negó que el mandatario, quien confiesa ser "profundamente católico", haya dicho tales cosas, aunque reconoció la existencia del encuentro.
La PGR aclaró por su parte que el expediente sobre Sandoval es apenas un documento más en su investigación y que aún no ha llegado a ninguna conclusión sobre el caso.
El cardenal, integrante de la Congregación de la Vida Consagrada, el Pontificio Consejo de la Cultura y la Pontificia Comisión para América Latina, se precia de tener amistad con empresarios y políticos de alto nivel en México y en otros países, entre ellos el presidente cubano Fidel Castro.
Uno de sus amigos más conocidos en el país es José María Guardia, un filipino nacionalizado mexicano, muy relacionado con el negocio de los juegos de azar y famoso por entregar jugosas contribuciones a la iglesia mexicana.
Alrededor de Sandoval se acumularon en los últimos años varias versiones de que tenía vínculos con presuntos narcotraficantes, igual que sobre Guardia.
Cuando fue obispo coadjutor de la nororiental Ciudad Juárez (1988-1994), en la frontera de México con Estados Unidos, marcada por la violencia criminal y la presencia de narcotraficantes, circuló el rumor de que Sandoval recibía generosas y sospechosas donaciones anónimas de dinero para la Iglesia.
Algo similar sucede en Guadalajara, donde Sandoval es hoy arzobispo.
México es la puerta de entrada de decenas de toneladas de drogas ilegales a Estados Unidos, el principal mercado consumidor del mundo.
Para el penalista Diego Valdés, "Fox cometió un error de forma y fondo al haber recibido a un acusado por lavado de dinero, por más arzobispo que sea".
El presidente de la Convención Nacional Bautista, Gilberto Gutiérrez, dijo a IPS que el presidente demostró con el encuentro que está dispuesto a mantener en el país los privilegios históricos de la Iglesia Católica.
"Fue una reunión increíble, que nunca habría otorgado a miembros de otras iglesias con acusaciones similares", expresó.
El antropólogo Elio Masferrer comentó que Sandoval cree que tiene inmunidad por ser una autoridad de la Iglesia Católica. El cardenal sostiene que las acusaciones son un invento dirigido a acabar con su prestigio. Para defenderse, incluso convocó a los feligreses católicos a pronunciarse públicamente contra el proceso que le sigue la PGR.
Además, entregó a la representación de la Organización de las Naciones Unidas en México un escrito en el que afirma ser objeto de una persecución.
Las máximas autoridades colegiadas del catolicismo mexicano no han salido en defensa de Sandoval, pero varios obispos ya afirmaron que es totalmente inocente.
En la historia de México no se conoce que la policía haya investigado a algún sacerdote católico por relaciones con el narcotráfico, pero la existencia de esas relaciones ha sido planteada en libros, películas de ficción y análisis académicos.
Una de los filmes más recientes en que se abordó el tema fue "El crimen del padre Amaro", del director mexicano Carlos Carrera, estrenado en 2002 en medio de protestas de la Iglesia Católica del país.
"Las relaciones entre sacerdotes y narcotraficantes en México han sido mencionada por algunos historiadores y académicos, pero nunca se supo de algo como la investigación contra un arzobispo", señaló Alfonso Zárate, director del no gubernamental Grupo Consultor Interdisciplinario.
Sandoval, uno de los más vehementes críticos de la película de Carrera, es considerado uno de los arzobispos mexicanos más cercanos al Vaticano, e incluso ha sido mencionado como posible sucesor del papa Juan Pablo II.
El religioso sucedió en el cargo de arzobispo de Guadalajara a Juan Jesús Posadas, asesinado en 1993 en el aeropuerto de esa ciudad por narcotraficantes.
Las investigaciones de la PGR concluyeron que ese homicidio fue producto de una confusión, cuando se enfrentaban dos grupos opuestos de narcotraficantes en momentos en que Posadas regresaba de un viaje.
Sandoval rechaza esa conclusión, y sin ofrecer mayores pruebas afirma que la muerte de su antecesor fue un "crimen de Estado".