Divergencias aún insuperables entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU impidieron concertar un arreglo sobre el futuro político de Iraq en la reunión promovida por el secretario general del foro mundial, Kofi Annan.
Las conversaciones proseguirán en la sede de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York, donde los jefes de las misiones de los cinco países discutirán también la situación de Medio Oriente, que requiere pasos más audaces, dijo Annan.
La reunión de este sábado en Ginebra tuvo por objetivo identificar los puntos de convergencia entre los cinco miembros con derecho a veto en el Consejo de Seguridad —Estados Unidos, China, Francia, Gran Bretaña y Rusia— sobre el futuro de Iraq, país invadido militarmente desde marzo por orden de Washington y Londres.
Los cinco países examinaron la propuesta estadounidense de emplazar en Iraq una fuerza multilateral autorizada por el Consejo de Seguridad, pero bajo comando de Washington.
Las diferencias se centran en las cuestiones de la soberanía y de la transferencia de responsabilidades a los iraquíes, reconoció el canciller de Francia, Dominique de Villepin, uno de los participantes, junto con Annan, de las discusiones a puertas cerradas de este sábado.
El resto de los asistentes fueron los cancilleres Li Zhaoxing, de China, Colin Powell, de Estados Unidos, Jack Straw, de Gran Bretaña, e Igor Ivanov, de Rusia.
En este estrecho grupo el tema iraquí se discutió excluyendo a los restantes 10 miembros del Consejo de Seguridad: Alemania, Angola, Bulgaria, Camerún, Chile, España, Guinea, México, Pakistán y Siria.
Annan alegó que la coordinación de un enfoque unificado entre los cinco miembros permanentes facilitaría al Consejo de Seguridad en conjunto adoptar una política eficaz para la nación árabe, devastada por la guerra y donde se multiplican los ataques contra las fuerzas de ocupación.
A su vez, Powell otorgó importancia a la participación de todos los miembros del máximo cuerpo de seguridad del foro mundial, y anunció que giraría instrucciones a su representante ante la sede neoyorquina para involucrar a esos 10 países en las negociaciones.
Estados Unidos siempre ha tenido la inclinación de escuchar a los demás, afirmó el secretario de Estado.
El giro de los acontecimientos internos en Iraq, con muestras crecientes de descontento de la población y un promedio de casi una muerte por día entre las tropas ocupantes, llevó a Washington a buscar en las últimas semanas fórmulas de entendimiento entre las cinco potencias.
Pero en el grupo aún pesa la brecha que dejó la decisión estadounidense de iniciar una guerra contra Iraq sin autorización del Consejo de Seguridad.
Entre los aspectos que se discuten figuran el calendario de la transición política, la hegemonía del poder militar y el papel de la ONU. De momento, el poder está en manos de tropas y estadounidenses y de una administración civil de ese país.
El llamado Consejo de Gobierno, compuesto por iraquíes nombrados por Washington, así como los ministros investidos en las últimas semanas, carecen de facultades para gobernar.
El ministro francés admitió en una rueda de prensa que el traspaso del poder al pueblo iraquí debe realizarse de una manera gradual y progresiva.
Pero horas antes el mismo funcionario había propuesto un calendario político consistente en la adopción de un proyecto de carta constitucional antes de fin de año y la realización de elecciones en el primer semestre de 2004.
Powell estimó impracticables los plazos de De Villepin.
Las relaciones entre Washington y París se tensaron cuando Francia y Alemania se opusieron a los planes estadounidenses de invasión a Iraq.
Pero ahora, Powell, De Villepin y los demás jefes de las diplomacias de los cinco países se comprometieron a devolver la autoridad al pueblo iraquí, aceptó el secretario de Estado.
El ministro francés evitó comentar la posibilidad de que su país pueda ejercer el veto en el Consejo de Seguridad cuando se debatan las resoluciones sobre el futuro de Iraq.
Sin embargo, dijo que había llegado a Ginebra con la intención de buscar y encontrar soluciones, no de crear problemas. Nuestro objetivo común es lograr avances en Iraq, dijo.
Todos compartimos la aspiración de transferir el poder al pueblo de Iraq lo antes posible, confirmó Annan.
Las agencias humanitarias internacionales, que se reunieron esta semana con el secretario general de la ONU, estimaron que para proseguir sus trabajos en Iraq se requiere un desplazamiento suficiente de fuerzas militares y un panorama político claro sobre la transferencia del poder a instituciones iraquíes.
Respecto del agravado conflicto entre palestinos e israelíes, los cinco cancilleres convinieron en que ambas partes deben aplicar las disposiciones del plan de paz conocido como hoja de ruta, auspiciado por Estados Unidos, la ONU, la Unión Europea y Rusia.
La implementación de la hoja de ruta está estancada por la ola de violencia de las últimas semanas, que puso fin al precario cese del fuego, paso inicial del plan junto al desmantelamiento de asentamientos judíos en los territorios ocupados y la liberación por parte de Israel de prisioneros palestinos.
Annan reveló que en la discusión también se examinó la posibilidad de dar pasos más audaces en Medio Oriente.
Países árabes promueven el establecimiento de una conferencia internacional de paz y el envío de una fuerza multilateral a la zona que verifique el cumplimiento de la hoja de ruta.