ESTADOS UNIDOS: Campaña presidencial avanza a ritmo marcial

Al competir por la candidatura presidencial de Estados Unidos, el general retirado y connotado opositor Wesley Clark fortalece a los sectores antibelicistas decididos a impedir la reelección de George W. Bush en 2004.

Clark, de 58 años y del opositor Partido Demócrata, parece, al menos en los papeles, un candidato firme. Pero nunca puso a prueba en una campaña política sus aptitudes: buena apariencia, desempeño inteligente ante los medios de comunicación y antecedentes militares.

Este general cuatro estrellas, ex comandante militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ha manifestado en reiteradas ocasiones sus críticas a la guerra contra el terrorismo lanzada por Bush y a la invasión y ocupación de Iraq, que comentó profesionalmente ante las cámaras de la CNN.

Clark anunció oficialmente este miércoles la presentación de la candidatura en su ciudad natal, Little Rock, capital del meridional estado de Arkansas. Su camino hacia la presidencia no estará libre de obstáculos.

De cualquier manera, su presencia entre los 10 aspirantes demócratas a la presidencia asegura que la guerra contra el terrorismo y la invasión de Iraq concentrarán la atención del público y de los medios de comunicación durante la campaña electoral.
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El propio ex presidente Bill Clinton (1993-2001), también nativo de Little Rock, lo alentó a presentar su precandidatura. El aval de Clinton le confiere a Clark el carácter de postulante serio, a pesar de lo tarde que ingresa en la carrera y de su inexperiencia política.

Clark, graduado de la academia militar de West Point en el primer lugar de su promoción, culminó su carrera como comandante supremo de la OTAN durante la guerra en Kosovo (1998). Su generación de graduados, la de 1966, fue la que sufrió más bajas en la guerra de Vietnam, donde él también combatió.

Su carrera de armas no está libre de críticas. En Kosovo, un general británico lo acusó de pretender el inicio de la tercera guerra mundial, pues ordenó atacar el aeropuerto de Pristina, la capital kosovar, ocupado por fuerzas rusas.

Pero, en su carácter de militar experimentado en el campo de batalla, es seguro que Clark que se beneficiará de la insatisfacción reinante en las fuerzas armadas a causa de la errática conducción del secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld.

Con tal respaldo, Clark podría ir muy lejos en estos tiempos de guerra, cuando ni el presidente en ejercicio, ni su vicepresidente ni sus principales asesores y funcionarios de gobierno en materia de defensa tienen experiencia de combate.

La posible presencia de Clark en la fórmula presidencial demócrata no solo dará a la competencia interna por la candidatura un interés que hasta este miércoles no tenía, sino que también cambiará su dinámica.

Clark restará votos al senador por Massachussets John Kerry, el otro precandidato con experiencia en el campo de batalla, y también al senador por Nueva York Joseph Lieberman, candidato a la vicepresidencia en 2000, que presume de duro en materia de seguridad nacional.

Por otra parte, en su carácter de nativo de Arkansas, le quitará posibilidades a otros dos sureños, los senadores John Edwards, de Carolina del Norte, y Bob Graham, de Florida. También eran sureños los tres últimos candidatos demócratas triunfantes: Lyndon B. Johnson, Jimmy Carter y Bill Clinton.

Pero, lo que es más importante, el ingreso de Clark a la carrera restará impulso al gobernador de Vermont, Howard Dean, el precandidato que con más ahínco manifestó su oposición a la guerra en Iraq. Las críticas de ambos a las operaciones contra el terrorismo han sido similares.

Pero Dean es médico. En cambio, la experiencia militar e internacional le da a los cuestionamientos de Clark un valor agregado a los ojos del público.

Además, Clark recibió apoyo de dos figuras izquierdistas: el diputado Charles Rangel, nativo del barrio neoyorquino de Harlem y líder de la agrupación negra en el Congreso, y el escritor y cineasta Michael Moore, último ganador del Oscar al mejor documental.

El autor de ”Estúpidos hombres blancos y otras excusas para el Estado de la Nación” —primero en las listas de libros de no ficción más vendidos por segundo año consecutivo— y director de ”Roger and Me” y ”Bowling for Columbine”, recordó que, luego de manifestar su oposición a la guerra en Iraq, Clark lo defendió ante las cámaras de televisión.

”Usted dijo que mi disenso era necesario y bienvenido, y aclaró que yo estaba en contra de Bush y de sus políticas, no de los muchachos en el frente. (…) Me quedé sin palabras: un GENERAL salía en mi defensa y en la de millones de opositores a la guerra, que habíamos sido intimidados para que nos calláramos la boca”, escribió Moore.

El cineasta agregó en su carta pública que decidió apoyar a Clark luego de analizar otras de sus opiniones: la oposición a leyes antiterroristas aprobadas luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, su apoyo a la libertad de elección en materia de aborto y su rechazo al recorte de impuesto para los más ricos.

”Estoy seguro de que usted y yo no concordamos en todo, pero ahora es tiempo de que toda la gente buena, desde la extrema izquierda al centro, entierre la maldita hacha y se una detrás de alguien que no solo es bueno sino que también puede derrotar a George W. Bush”, sostuvo Moore.

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