DERECHOS HUMANOS-CHILE: Destape televisivo a 30 años del golpe

La televisión de Chile recuerda el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 con una inédita multiplicación de reportajes sobre los crímenes contra la humanidad cometidos por la dictadura, en un destape que expertos creen puede saturar al público.

El fenómeno es particularmente llamativo en canales que hasta hace muy poco tiempo ejercían la autocensura en cuanto a la denuncia e investigación de los 3.000 casos de desaparecidos y asesinados registrados durante el régimen militar que encabezara el general Augusto Pinochet hasta el 11 de marzo de 1990.

Las estaciones de televisión no sólo desempolvaron imágenes del cruento golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende (1970-1973), sino que además las reprodujeron ahora con un nuevo discurso, que ya no se hace eco de las verdades oficiales que impuso la dictadura.

Ya no se habla de ”presuntos detenidos-desaparecidos” ni de ”supuestos torturados” y está claro que las violaciones de los derechos humanos no eran una invención que el ”comunismo internacional” había impuesto a la Organización de las Naciones Unidas.

”Han pasado los años suficientes como para que la sociedad chilena pueda tener una visión más exacta de un hecho tan notable en la historia de Chile (el golpe de Estado), y por ello se le recuerda o conmemora (en los medios)”, dijo a IPS Douglas Hubner, presidente del Consejo Metropolitano (Santiago) del Colegio de Periodistas.

”Pienso que poco a poco este país va logrando los espacios de libertad para que se conozca la verdad”, agregó el profesional.

Para el ministro de la Secretaría General de Gobierno, Francisco Vidal, el boom de los derechos humanos en la televisión se explica porque ”el tema fue instalado mediáticamente” por el mercado.

En otras palabras, los 21 programas de reportajes a fondo difundidos entre julio y agosto tienen su origen en que los canales entendieron que los derechos humanos concitan interés y atraen audiencia, lo cual es positivo, resaltó Vidal en un encuentro con corresponsales extranjeros.

Así, la televisión está contribuyendo a generalizar la verdad sobre la represión, con un efecto multiplicador que se reconoce como muy superior respecto de los demás medios de comunciación.

Algunos de estos programas de revisión histórica del golpe militar de 1973 y sus consecuencias alcanzaron una audiencia de 40 puntos en el sistema de medición del ”people meter”, lo cual significa 480.000 televisores sintonizados en esa emisión, señaló Vidal.

”Los zarpazos del Puma”, de la periodista Patricia Verdugo, el libro de denuncia de crímenes contra los derechos humanos más vendido en Chile, alcanzó a lo sumo una circulación de 150.000 ejemplares, entre ediciones legales y ”piratas”, apuntó el ministro a título comparativo.

Pero, ¿es saludable esta multiplicación de programas? ¿No podría producirse una saturación en el público que abra paso al olvido?

”En Chile, las pautas de los medios y el tratamiento de las noticias tienden a ser muy homogéneos, y eso reviste un serio peligro de generar saturación, cosa que de hecho tal vez ya esté ocurriendo”, respondió a IPS María Elena Gronemeyer, directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica de Santiago.

”Lo importante, para evitar ese fenómeno es que los medios asuman el desafío de ser creativos y de responder a las necesidades informativas de su público, además de ponderar las dosis de información que ese público es capaz de tolerar, incluso de un suceso tan trascendente como fue el golpe”, agregó la académica.

Para el periodista Santiago Pavlovic, del programa Informe Especial de la estatal Televisión Nacional de Chile (TVN), ”efectivamente se ha producido una sobresaturación”, que a la vez ”ha permitido que la gente tenga una información más completa, particularmente las nuevas generaciones”.

”Hay que entender que más de 60 por ciento de la población de Chile tiene menos de 30 años. Por lo tanto no vivió el golpe y a lo mejor esa sobresaturación es una compensación por todo lo que no se habló ni explicó durante 17 años de administración militar, en la cual sólo se escuchaba una voz”, comentó Pavlovic a IPS.

”Si bien ha habido una sobrecarga del tema (del golpe de 1973) en los medios, pienso que por razones históricas, por razones de tiempo, es importante mirar hacia atrás”, comentó a su vez Claudio Mendoza, periodista del programa Contacto del canal de la Universidad Católica.

”El tema no va a morir porque sí. Va a salir por una u otra razón, porque alguien fue detenido, porque alguien fue acusado por un nuevo elemento surgido porque alguien decidió hablar (sobre los crímenes represivos). Pero probablemente a los 40, a los 50 años (del golpe) no va a volver a haber una implosión como la hubo ahora”, dijo Mendoza en conversación con IPS.

En 1998, cuando se cumplió el 25 aniversario del pronunciamiento militar y de la muerte de Allende en esa instancia, no se produjo el fenómeno mediático que se observa ahora. Es que hace cinco años ”todavía estaba vivo el pinochetismo”, explicó Hubner.

”Hace cinco años no había posibilidad de verdad y justicia (sobre las violaciones de derechos humanos). Hoy día. este país está comenzando a tener esa posibilidad”, añadió.

Según Gronemeyer, hay circunstancias que son muy recientes. ”Hoy todos reconocen que hubo atropellos a los derechos humanos”, subrayó.

”Hoy, muchos militares están siendo procesados. Incluso, muchos líderes de opinión más vinculados a la izquierda están reconociendo que tuvieron responsabilidad en la polarización que se produjo hace 30 años en el país y que llevó al golpe”, explicó la académica universitaria.

La dictadura decretó desde 1974 día de fiesta el 11 de septiembre, un feriado que se mantuvo hasta 1998, cuando un acuerdo propiciado en el Senado por el propio Pinochet dispuso su eliminación desde 1999.

El ex dictador se encontraba entonces en el inicio de su carrera como senador vitalicio, cargo que se otorgó en la Constitución de 1980 y comenzó a ejercer el 11 de marzo de 1998, un día después de entregar al general Ricardo Izurieta la comandancia del Ejército, que ocupaba desde agosto de 1973.

Pinochet celebró con moderación los 25 años del golpe, empeñado en cultivar una nueva imagen de legislador, mientras preparaba un viaje a Europa para operarse de una hernia a la columna y gestionar negocios de armas por cuenta del Ejército.

Pero el 16 de octubre, cuando convalecía de su operación en Londres, fue arrestado por la justicia británica a solicitud del juez español Baltasar Garzón y permaneció detenido hasta marzo de 2000, cuando el entonces ministro del Interior británico, Jack Straw, lo liberó por razones humanitarias.

Comenzó así la declinación definitiva de la figura del ex dictador que hoy, a los 88 años, observa como la televisión chilena se hace eco de una verdad histórica que se mantuvo bajo censura, incluso en los primeros años de la transición democrática.

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