La decisión de la agencia espacial de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) de reanudar los vuelos en 2004 alimenta la esperanza de que pueda alargarse la vida útil del telescopio-satélite Hubble, que en sólo tres años dejaría de desentrañar los enigmas del universo.
Comparado con el primer telescopio de Galileo Galilei por su contribución a la astronomía, el Hubble fue puesto en órbita por el transbordador Discovery de la NASA en abril de 1990.
Fue diseñado para tener una vida útil hasta 2010, pero sufre de prematura obsolescencia.
Si las misiones de mantenimiento no son posibles, es muy probable que el Hubble deje de producir información científica en algún momento de 2006, dijo a Tierramérica el director del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial (STScI, por sus siglas en inglés), Steven Beckwith, de la Universidad estadounidense Johns Hopkins.
Los giróscopos necesarios para mantener al telescopio apuntando con precisión al cielo se desgastan. Y prevemos que puedan fallar, inutilizando las operaciones del Hubble en unos tres años, insistió Beckwith, cuyo instituto es responsable de conducir y coordinar las operaciones científicas del Hubble.
De diseño modular, sus instrumentos se han mantenido con tecnología de punta gracias a cuatro misiones espaciales de mantenimiento, la última de ellas a inicios de 2002, a cargo del transbordador Columbia, destruido en un accidente en febrero de este año.
Con un peso de 12 toneladas, el telescopio espacial orbita el planeta en 97 minutos a 600 kilómetros de la superficie terrestre, y tiene una capacidad de observación en los espectros infrarrojo y ultravioleta.
Su escasa distancia de la Tierra y el roce con la estratosfera provocan un descenso de casi un kilómetro por mes. Por eso debe ser reubicado cada cierto tiempo en su órbita, para evitar un reingreso descontrolado a la atmósfera.
Con la pérdida del Columbia, el futuro del Hubble está en peligro, dijo a Tierramérica Mike Cressy, presidente del Club de Astrónomos Amateurs del Centro Espacial Kennedy. El Columbia era el único con capacidad de proveer servicios al telescopio, añadió.
Según los planes científicos, cuando el Hubble concluyera su vida útil, debía estar en órbita el telescopio James Webber, exponente de la siguiente generación. Pero su lanzamiento fue pospuesto hasta 2011.
A mediados de agosto un grupo independiente de científicos llamado Panel de Transición entre el Hubble y el Webber recomendó a la NASA dos misiones de mantenimiento, en 2005 y 2010, para optimizar el trabajo y duración del primero.
Pero si estos viajes no fueran posibles, el panel sugirió enviar un aparato robotizado que instale un módulo de propulsión destinado a reintroducir al Hubble en la atmósfera de manera controlada.
Los informes sobre el accidente del Columbia y sobre la reanudación de los vuelos son dos piezas importantes en el futuro del Hubble, dijo a Tierramérica la directora de la División de Astronomía y Física de la NASA, Anne Kinney.
Debemos examinar cómo calza una misión de mantenimiento para el Hubble dentro del retorno a la exploración espacial, añadió.
Pero, advirtió Kinney, hemos solicitado al proyecto del Hubble que realice un estudio para optimizar la actividad científica asumiendo que no habrá más misiones de mantenimiento. Con el desarrollo de software adecuado, es posible que sea manejado aun con una disminución en sus capacidades operativas.
Extender la vida útil del Hubble implicaría considerar restricciones financieras, el nuevo telescopio, la misión de los astronautas y los riesgos de enviarlos al espacio.
Uno de cada cuatro astrónomos en Estados Unidos utiliza información del Hubble, y cada año se reciben más de mil propuestas de proyectos.
Su sucesor, el Webber, no está concebido para reemplazarlo sino para complementar su trabajo, pues será ubicado en una órbita más lejana y con diferentes características, aseveran los científicos.
Por eso resulta indispensable seguir contando con la nitidez y el grado de detalle de las imágenes del Hubble.
La mayor contribución científica del Hubble fue extender nuestro conocimiento a una época en que el universo tenía sólo unos pocos miles de millones de años, menos de 10 por ciento de su edad actual, explicó Beckwith, del STScI.
La edad del universo se estima entre 13.000 y 15.000 millones de años y la edad del Sol en 4 mil quinientos millones de años.
Fragmentos de cometas estrellándose contra Júpiter, estrellas naciendo y muriendo y formación de sistemas planetarios son parte del repertorio de procesos cósmicos dilucidados por el Hubble.
Su nombre honra al astrónomo Edwin Hubble, quien concibió la idea de que el universo se expande, estableciendo así el fundamento de la teoría del big bang, la gran explosión que dio origen al cosmos.
El telescopio produce unos 45 gigabytes de información mensual, o sea 33 por ciento de los resultados de la NASA, insumiendo menos de dos por ciento de su presupuesto.
El mantenimiento anual del Hubble asciende a 250 millones.
Que el magnífico Hubble sobreviva más allá de 2010, como anhelan los científicos, no sólo dependerá de la existencia de viajes de mantenimiento, sino del peso de otros proyectos astrofísicos, que competirán por los recursos y por un lugar en la historia del conocimiento del universo.
* Publicado originalmente el 13 de septiembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (