BRASIL: Carisma de Lula resiste recesión

La recesión económica y el desempleo de Brasil en los primeros ocho meses de gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva no afectan su popularidad ni la esperanza que su elección, en octubre de 2002, despertó en los brasileños.

El liderazgo carismático de Lula explica la persistencia de esa confianza en un cuadro que sería la ruina de otros gobernantes, afirman expertos.

El producto interno bruto de Brasil se contrajo 0,1 por ciento y 1,6 por ciento en los dos primeros trimestres de 2003 respecto del periodo anterior, con una caída más acentuada en la industria.

La retracción se debió al aumento de las tasas de interés para combatir la inflación y el aprieto fiscal, políticas que niegan las promesas de cambio hechas por Lula y agravan la orientación recesiva que sostuvo la administración de Fernando Henrique Cardoso (1005-2003), según los críticos.

Además, el gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT, fundado por Lula) es acusado de sostener medidas que condenó en el pasado.

Es el caso de la reforma de la previsión social, en fase de votación final en el Senado, que provocó disidencias en el partido gobernante.

Pese a esas incoherencias y a la recesión que alimenta un desempleo abierto de 12,8 por ciento, la imagen de Lula es "buena y excelente" para 45 por ciento de los consultados en la última encuesta de Datafolha, instituto del diario Folha de Sao Paulo, realizada a fines de agosto.

Son tres puntos porcentuales por encima de resultado del sondeo anterior, en junio.

Sólo diez por ciento de los entrevistados consideró "malo o pésimo" su desempeño y 42 por ciento lo juzgó "regular".

Lula es el "típico líder carismático de la definición weberiana", en referencia al sociólogo alemán Max Weber (1864-1920), una marca bien aprovechada en la campaña electoral y ahora en el gobierno, dijo a IPS la politóloga Alessandra Aldé, del Instituto Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro (IUPERJ).

Ese carisma se ejerce en los frecuentes discursos de Lula y en la publicidad oficial, acentuando la comunicación directa del presidente con la población y "salvando" al gobierno, explicó.

Eso se evidenció particularmente en una reciente y larga entrevista a la mayor red televisiva del país, la TV Globo, que destacó cuestiones personales y familiares, y nada de política, ejemplificó.

La credibilidad de Lula y sus discursos logran mantener expectativas de días mejores, opinó.

Su popularidad se beneficia también de la "cobertura favorable" que los medios de comunicación hacen del gobierno. Las principales acciones oficiales, la política económica y las reformas de la previsión social y tributaria cuentan con la simpatía de sectores conservadores y, por tanto, también de la prensa, señaló.

Coincidentemente, en la encuesta de Datafolha 28 por ciento de los entrevistados calificaron de derechista al gobierno de Lula, contra 22 que lo identificaron como "de izquierda" y 12 por ciento como de centro.

Es una imagen que contradice el pasado y la definición del PT, que nació en 1980 como una nueva izquierda socialista en Brasil y practicó una oposición radical a sucesivos gobiernos, hasta moderar su discurso en la campaña electoral del año pasado, en alianza con el conservador Partido Liberal.

La continuada confianza popular en el gobierno se confirma en las encuestas mensuales del Instituto Sensus para la empresarial Confederación Nacional del Transporte.

En agosto, la evaluación positiva de Lula se mantuvo en 48,3 por ciento, solo superada en los meses de enero y mayo. Hubo apenas diez por ciento de respuestas negativas y 38,6 por ciento de evaluación "regular".

Un hecho singular es que los encuestados conceden a Lula dos años y medio para promover mejoras en las condiciones de vida, según un dato no divulgado de la encuesta, reveló a IPS Ricardo Guedes, director de Sensus. "Nunca antes habíamos identificado plazos superiores a 12 meses", acotó.

Los comentaristas políticos preveían en general una "luna de miel" de solo seis meses.

La popularidad de Lula "no depende de resultados objetivos" de los "líderes funcionales", como el ex presidente Cardoso, estimó el también politólogo Guedes.

La "franqueza sindical" del actual presidente, que empezó su vida pública como líder de obreros metalúrgicos, favorece su comunicación con la sociedad, en contraste con la "franqueza académica" de su antecesor, el sociólogo Cardoso, analizó.

Un dato curioso de la encuesta de Sensus es que aún en agosto 40,3 por ciento de los entrevistados seguía responsabilizando al gobierno de Cardoso por el alto desempleo actual, y sólo 9,2 por ciento lo atribuía a la administración de Lula.

Pero según el análisis de Guedes, el persistente apoyo popular se debe en gran parte a la "flexibilidad política efectiva" del PT desde las elecciones, "abriendo mano de la representación de la clase trabajadora", que es una minoría, para ampliarla a sectores mayoritarios, en una línea socialdemócrata.

La forma de gobernar de Lula y del PT, promoviendo la participación de la sociedad en numerosos consejos y foros, también ayuda a la buena imagen, coincidieron Aldé y Guedes. "A la gente le gusta ser escuchada" y lo manifiesta cuando responde a las encuestas, dijo Guedes.

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