El Banco Mundial, gobiernos y organizaciones no gubernamentales realizarán un estudio sobre el papel de la ciencia y la tecnología en la agricultura, y los elementos esenciales para garantizar la seguridad alimentaria en el planeta.
La investigación analizará 10 comunidades rurales diferentes para conocer de cerca los problemas de sus habitantes, evaluando posibles soluciones a través de la tecnología pero que a la vez preserven el ambiente.
Todavía no está definido cómo se financiará este proyecto, denominado Evaluación de Ciencia y Tecnología Agrícola, que se realizará en un periodo de 30 meses a un costo de 15 millones de dólares. Al menos 108 gobiernos se comprometieron a colaborar con él.
Esta es la primera oportunidad de un estudio mundial único sobre lo que en verdad se necesita para garantizar el acceso a alimentos para todos y, en definitiva, la supervivencia del planeta, señaló Benedikt Haerlin, experto en agricultura de Greenpeace Internacional.
Por su parte, el jefe del grupo científico del Banco Mundial, Bob Watson, subrayó la importancia de resolver el problema de que aún hay 800 millones de personas que se acuestan con hambre todas las noches, a pesar de que hay abundancia de alimentos.
Ya sabemos que tenemos que duplicar la producción de alimentos en los próximos 25 a 50 años. Pero, ¿se podrá hacer eso de manera sustentable para el ambiente y la sociedad?, preguntó.
Para solucionar estos problemas internacionales se requiere del trabajo conjunto de los expertos de todos los sectores de la sociedad, que luego asesorarán a los que toman decisiones, dijo Watson.
Esta investigación está inspirada en otros trabajos similares en los que Watson también participó, como el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, que presidió, y el Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono.
Watson subrayó la importancia de que los agricultores puedan integrar sus conocimientos con el conocimiento institucional de las universidades y de los laboratorios gubernamentales.
Me impresionó el hecho de que la investigación tenga también una visión ecológica que incluirá un estudio sobre los impactos del cambio climático en la agricultura, señaló el investigador Brian Halweil, de Worldwatch Institute.
Halweil dijo a IPS que una investigación sobre las raíces de la inseguridad alimentaria servirá para que la biotecnología o la agricultura orgánica no acaparen toda la atención a la hora de buscar una solución al problema del hambre.
Sin embargo, reconoció que será difícil lograr un verdadero cambio en la agricultura mientras el Norte industrializado no deje de susbsidiar a sus productores, en perjuicio de los países del Sur en desarrollo.
El proyecto es el resultado de una serie de consultas a nivel mundial hechas por un equipo de 55 expertos de organizaciones no gubernamentales, presididos por Watson, que coincidieron en que se debía hacer un estudio completo sobre las raíces del mal acceso a los alimentos.
Este proyecto define a la agricultura en un sentido muy amplio, incluyendo a la acuicultura, la agropecuaria e incluso la forestación.
El proyecto estaría guiado por una junta integrada por los sectores de interés, y las decisiones finales las tomarían los gobiernos participantes en reuniones plenarias, abiertas a todas las partes interesadas.
Es la forma más justa de un foro internacional, dijo Haerlin a IPS.
Es un proyecto muy ambicioso, y esencial, pues los actuales esfuerzos para alimentar al mundo están fracasando. Incluso el Banco Mundial se está dando cuenta de que se necesita una sólida base agrícola para dirigir la economía de un país, añadió.
Según el comité de dirección del proyecto, más de 35.000 millones de dólares se gastan cada año en investigación agrícola. Necesitamos saber si este dinero está bien gastado y a dónde se deben enfocar los esfuerzos, señaló Haerlin.
Los encargados del estudio abordarán asuntos polémicos, como los derechos de propiedad intelectual, los productos genéticamente modificados y el papel de la agricultura orgánica. Los investigadores están decididos a analizarlos sobre la base de evidencia científica y no por convicciones ideológicas o éticas.
Buscaremos información sobre el impacto de los transgénicos en el ambiente y en la salud humana, así como sus implicaciones económicas y sociales, añadió Haerlin.
La investigación no abordará asuntos relativos al comercio internacional. Eso sería repetir el trabajo que está haciendo la Organización Mundial del Comercio, señaló.


