Un crecimiento explosivo de las cooperativas en Venezuela se debe en buena medida al impulso que les da el presidente Hugo Chávez, desde su programa semanal de radio y televisión Aló, Presidente, en busca de un tercer sector económico entre la empresa privada y la estatal.
Como en el estreno de un filme o a las puertas de un estadio, largas filas de personas se apretujan cada día, durante horas, en las reducidas oficinas caraqueñas de la Superintendencia Nacional de Cooperativas, para tramitar autorizaciones.
Este es el primer paso para buscar un crédito con el cual montar una cría de pollos. Somos siete socios. Otro grupo de compañeros solicita autorización para una cooperativa de maderas y muebles, dijo a IPS, a la cabeza de una fila, Janeth Alcalá, quien vino desde Upata, en el remoto sureste próximo a Guyana.
Somos cinco: sastres, confeccionistas y un vendedor, reunidos en una cooperativa textil en (el septentrional estado de) Vargas, y en cuanto nos aprueben el nombre buscaremos financiamiento con la alcaldía o un banco del gobierno, comentó Freddy Rodríguez, otro solicitante.
La expectativa de acceder a préstamos de los organismos financieros del Estado, que los brindan más baratos que la banca privada, y con más facilidad y rapidez, es un estímulo a la organización de las cooperativas, para las cuales Chávez dispuso recursos extraordinarios de 32 millones de dólares este año.
En actos públicos y desde Aló, Presidente, Chávez constantemente insta a sus compatriotas a organizarse en cooperativas, y pide a ministros, directores de bancos estatales y otros funcionarios que den prioridad a esas asociaciones al otorgar créditos o contratar servicios.
Tenemos un crecimiento exponencial. De 650 cooperativas que había en 1998 (cuando Chávez ganó por primera vez elecciones presidenciales), hemos pasado a 5.673 y tenemos 40.912 solicitudes, dijo a IPS el superintendente nacional de Cooperativas, Augusto Celis.
Hay 2.000 cooperativas dedicadas a producir bienes y servicios, y 1.842 en el sector agropecuario. El total de cooperativistas registrados es 659.354, y si prosperan las solicitudes en curso será de uno a dos millones, en un país de 24 millones de habitantes. Las cooperativas más notorias este año, mimadas por Chávez, son las de transporte de combustible, surgidas en el centro de distribución de gasolina Yagua, 100 kilómetros al oeste de Caracas, contra la huelga que trató de desalojar del poder al mandatario de diciembre de 2002 a enero de 2003.
Mientras empresarios de distribución de combustible se sumaban a esa huelga, decenas de choferes, con apoyo de las Fuerzas Armadas, acudieron a movilizar gandolas (camiones-cisterna), y se multiplicaron para abastecer los expendios bajo la dirección casi personal del presidente.
El gobierno no expropió ningún vehículo privado, pero 93 gandolas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) dejaron de ser cedidas a las empresas que hicieron huelga, y con esos camiones se organizaron siete cooperativas.
Hemos organizado cinco cooperativas de transporte de combustible y dos de transporte de lubricantes. Pdvsa ha prestado asistencia técnica y el dinero para repotenciar las unidades, que las cooperativas deberán devolver en cinco años, con uno de gracia, dijo a IPS la responsable del programa, Antonia Rada.
Como empleado de una transportista, antes ganaba un poco más del salario mínimo, como 250.000 bolívares mensuales (156 dólares al cambio actual), y ahora consigo por lo menos 750.000 (468 dólares), además del gusto de trabajar para una empresa que es de uno y es de todos, dijo a IPS el conductor Luis Ramírez.
La mayoría de las nuevas cooperativas reproduce el esquema tradicional, en que los socios tienen propiedad personal sobre una alícuota de los activos, pero las que promueve el gobierno, para el agro y actividades como los servicios que se prestan a Pdvsa, son de propiedad colectiva sobre el conjunto de bienes.
Alrededor de unas cooperativas surgen otras, como en el caso de Yagua, donde siete grupos de defensores del proceso hicieron cooperativas de limpieza, de servicios de comedor, de taxis, una panadería e incluso una empresa de servicios de turismo.
Los seguidores de Chávez llaman el proceso a los cambios que impulsa el presidente.
También se impulsan cooperativas de segundo grado o asociaciones de esas empresas, por ejemplo centros cooperativos de abastecimiento, de acopio, de servicios sociales y de procesamiento de materiales para los 50.000 mineros que hay en la Guayana, al sudeste, dijo a IPS Eladio Márquez, responsable de un programa para el área del Ministerio de Energía y Minas.
El tamaño del sector cooperativo en Venezuela todavía es minúsculo en relación con el producto interno bruto (PIB), admitió.
El PIB anual de Venezuela es poco más de 100.000 millones de dólares, y una cuarta parte de él corresponde a la actividad petrolera, pero las cooperativas ya no son sólo algo testimonial, destacó Márquez.
En algunos sectores, las cooperativas ya desplazaron a las firmas mercantiles, como en el caso de las que distribuyen gas para uso doméstico en el noroccidental estado de Falcón, las de casi 200 camiones que transportan carbón del Guasare, en el extremo noroeste, o las funerarias del centrooeste.
Se concreta uno de los paradigmas de la política de Chávez: democratización del capital, participación de grandes sectores de la población en programas de desarrollo, y contratación por parte de las empresas estatales y de los organismos públicos de personas organizadas en miniempresas y cooperativas, opinó Celis.
Pero todos los promotores confiesan temer que el auge desnaturalice al movimiento por el que trabajaron voluntariamente durante décadas, pues la actual velocidad de organización de nuevos grupos no permite formar buenos cooperativistas.
Muchas de las cooperativas que se forman no son sino empresas mercantiles con fachada cooperativa, lamentó Márquez, y Celis expresó su preocupación porque muchos no entienden que el cooperativismo no es una mera reunión de personas para solicitar un crédito o presentar un proyecto, sino toda una filosofía.
El cooperativismo surgió como una de las respuestas obreras al capitalismo industrial, a partir de una primera tienda de consumo organizada en 1844 por trabajadores textiles en el pequeño pueblo británico de Rochdale.
La Alianza Cooperativa Internacional (ACI) actúa como heredera y guardiana de sus principios de solidaridad para el bien común.
En el mundo, unos 800 millones de personas participan en 750.000 cooperativas diseminadas por los cinco continentes. Son cooperativas las que producen 99 por ciento de la leche en Noruega, emplean a uno de cada cinco trabajadores en Kenia y dan salud a uno de cada cuatro colombianos, según cifras de las que se ufana la ACI.
Manuel Mariño, portavoz de la ACI para las Américas, dijo a IPS desde San José de Costa Rica que la entidad recibe informes sobre la expansión del cooperativismo en Venezuela, pero no se ha ocupado en profundidad del asunto, entre otras razones por no contar entre sus afiliados con ninguna organización venezolana.
Muy seguramente nos ocuparemos del tema en los próximos meses, agregó.
Chávez sostuvo que asigna al cooperativismo un interés estratégico, porque no busca una economía estatista, ni una capitalista-neoliberal, ni una socialista.
Se trata del equilibrio de los tres sectores: el Estado, el mercado y la sociedad. La hemos llamado economía humanista, autogestionaria, economía social, agregó.