Los reiterados esfuerzos para investigar la violación de al menos 650 mujeres en Kenia a manos de soldados de Gran Bretaña chocan una y otra vez contra una ”muralla de silencio”, señaló la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
Amnistía pide una investigación independiente de las denuncias hechas contra las fuerzas británicas, que habrían cometido esos delitos durante ejercicios militares realizados en zonas aisladas de Kenia en los últimos 30 años.
”Está en marcha una investigación a cargo de la Policía Militar Real, y por lo tanto no estamos en posición de hacer comentarios”, dijo a IPS una portavoz del Ministerio de Defensa británico.
Pero Amnistía sostiene que esta investigación no es efectiva, porque está a cargo de los propios militares. ”No puedes investigarte a ti mismo”, dijo a IPS Judith Arenas, de la organización defensora de los derechos humanos.
Amnistía publicó el miércoles un informe del caso elaborado por una delegación enviada a Kenia en junio. El trabajo, titulado ”Gran Bretaña: décadas de impunidad”, acusa al ejército británico de ignorar las acusaciones de violación.
”El hecho de que tantas denuncias de violación durante tan largo periodo no hayan sido investigadas demuestra el fracaso sistemático del ejército británico e implica la complicidad del gobiero en graves violaciones a los derechos humanos”, afirmó la secretaria general de Amnistía, Irene Khan.
Amnistía recibió las primeras denuncias contra los soldados británicos en 1977.
”Es muy preocupante que ni las autoridades de Gran Bretaña ni las de Kenia hayan investigado de forma efectiva estos casos, y el hecho de que no hubo repercusiones para los culpables contribuye a que se sigan cometiendo estos crímenes”, dijo Khan.
”Las mujeres y los niños que nacieron de esas violaciones han sido víctimas de ese silencio por más de 30 años, estigmatizados, discriminados y expulsados de su propia comunidad. Sufrieron una doble injusticia: sus derechos fueron ignorados y los crímenes contra ellos nunca fueron investigados”, añadió.
Amnistía se involucró en el caso luego de una denuncia presentada por el abogado británico Martyn Day, quien asumió la defensa de las mujeres violadas luego de que comunidades keniatas le pidieran ayuda.
”Cuando las mujeres vinieron a verme hace unos seis meses, no podía creer que todo eso fuera verdad. Pero cuando visitamos las clínicas, las estaciones de policía y las oficinas de gobierno en Kenia, obtuvimos muchas evidencias de violaciones cometidas en un periodo de 30 años”, dijo Day a la cadena británica BBC.
”Uno de los grandes problemas es encontrar a los soldados que cometieron estas atrocidades. Luego de tantos años, va a ser muy pero muy difícil”, señaló Day, quien presentó una demanda contra las fuerzas armadas británicas.
”El hecho de que fallaron sistemáticamente en tomar medidas para detener lo que estaba ocurriendo es la piedra fundamental de nuestra demanda para obtener una compensación civil”, explicó.
El testimonio de una de las mujeres violadas, consignado en el informe de Amnistía, da un claro panorama del trauma que vivieron y aún viven las víctimas.
Oseina Thomas Koitat fue atacada cuando todavía era adolescente por un grupo de siete soldados británicos. Ella recuerda haber sido violada por cuatro de ellos y luego perder el conocimiento.
Cuando despertó, estaba abandonada y manchada en sangre. Los habitantes de una aldea la encontaron y la llevaron al hospital, para luego hacer la denuncia.
Después de ser violada, Oseina fue estigmatizada por muchos de su comunidad y aún sufre las consecuencias. Todos saben lo que le pasó.
La investigación de Amnistía constató que más de la mitad de las mujeres que presentaron las denuncias aseguraron haber sido violadas por grupos de soldados. No hubo casos aislados.
Amnistía envió una carta al primer ministro británico Tony Blair el 21 de mayo para pedirle colaboración. La organización recibió una respuesta el 23 de junio, de parte del Ministerio de Defensa, con el anuncio de que la policía militar ”investigará la autenticidad de las denuncias”.
”Necesitamos que estas denuncias sean investigadas de forma imparcial, y necesitamos que se vean desde una perspectiva más amplia”, dijo Arenas.
”Hubo casos en Chipre y en Alemania donde el Ministerio de Defensa británico inició un proceso contra algunos soldados que habían cometido violaciones. También hubo denuncias en Irlanda del Norte y en Iraq”, añadió.
Arenas dijo que las denuncias deben ser investigadas cuanto antes y además se tienen que adoptar medidas de control, pues los soldados británicos siguen siendo enviados a diferentes países ”con el pretexto del mantenimiento de la paz”.
”Las circunstancias alrededor de estas denuncias son muy preocupantes. Debe haber más fuerte presión también de parte de la prensa. Imagínense las consecuencias si algo así hubiera sucedido en Irlanda del Norte”, señaló. (