El primer ministro israelí Ariel Sharon se topó este martes con un muro, cuando intentó justificar ante el presidente estadounidense George W. Bush la construcción de una barrera destinada a separar a Israel de las áreas palestinas.
”Es muy difícil construir confianza entre palestinos e israelíes con una muralla en medio”, dijo Bush.
Sin embargo, Sharon declaró en una conferencia de prensa conjunta luego de la cumbre que ”la construcción del muro de seguridad continuará”.
El mandatario israelí dijo que también continuarán las discusiones con Washington para intentar minimizar los efectos de la barrera sobre la vida de los palestinos.
Sharon dialogó con Bush en Washington cuatro días después de que el mandatario estadounidense recibiera en la Casa Blanca al primer ministro palestino, Mahmoud Abbas, que le presentó una lista de quejas contra los israelíes.
Abbas (conocido como Abu Mazen) dijo a Bush que Israel incumplió con varios puntos de la ”hoja de ruta”, el plan de paz para Medio Oriente impulsado por Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas.
Además de quejarse por el incumplimiento de la liberación de miles de palestinos y el establecimiento de más colonias judías en tierras palestinas, Abbas reclamó el cese de la construcción de la muralla a lo largo de Cisjordania.
Israel sostiene que el muro tiene por finalidad impedir el ingreso de terroristas palestinos a su territorio, pero los palestinos lo consideran una usurpación de sus tierras y un intento por fijar las fronteras de forma unilateral.
Ahora, al parecer, el muro se ha transformado en la manzana de la discordia entre Israel y Estados Unidos.
En lo que pareció un gesto de buena voluntad, unas horas antes de su llegada a Washington Sharon decidió liberar a 540 prisioneros palestinos y desmantelar varios puestos de control militar en Cisjordania.
Sin embargo, en relación con lo que llama ”el muro de seguridad”, el gobierno israelí se ha mantenido inflexible.
El canciller israelí Silvan Shalom intentó justificar su construcción diciendo que es ”para bien de los palestinos”.
La muralla ”eliminará la opción de los palestinos de usar el terrorismo contra nosotros, y por eso creo que tendrá un efecto positivo sobre su situación”, argumentó.
Pero Bush dejó claro que el progreso en la hoja de ruta es mucho más importante que la muralla que Israel está construyendo.
Ya está casi terminada la primera parte del muro, que corre 200 kilómetros por el norte de Cisjordania, cerca de Jerusalén. Grandes porciones de territorio palestino están incluidas en el lado israelí.
Una vez finalizada, la muralla tendrá unos 576 kilómetros de largo.
Para los palestinos, el ”muro de apartheid” (como lo llaman en alusión al régimen segregacionista blanco que rigió en Sudáfrica hasta 1994) es otro intento de Israel por anexarse el territorio en que aspiran a crear su estado.
Según el plan israelí, el muro tendrá en algunos tramos casi 60 metros de ancho, y contará con numerosos dispositivos de vigilancia electrónica y torres de control. De un lado habrá un camino para las patrullas, así como una franja de tierra para detectar eventuales pisadas.
Buena parte de la instalación constará de un simple vallado, pero en algunas secciones será de bloques de hormigón. El costo final se calcula en 1.000 millones de dólares.
Al ver las vallas y muros construidos alrededor de la ciudad palestina de Qalqilya, es difícil creer que tan costoso proyecto no sea permanente.
En su campo de las afueras de la aldea palestina Jayyous, cerca de Qalqilya, Sharif Omar señala una torre que según él marca la antigua ”línea verde” entre Israel y Cisjordania.
”Esa torre está a unos seis kilómetros más allá de la valla, que pasa apenas a unos metros de nuestras casas en Jayyous. ¿Realmente precisan esos seis kilómetros de territorio palestino, no podrían haber construido el muro sobre la frontera?”, preguntó.
Los habitantes de Jayyous temen perder sus tierras agrícolas, la mayor parte de las cuales quedó separada de la aldea por el muro.
Según el alcalde Fayez Salam, 73 por ciento de la aldea quedó del otro lado de la valla.
Israel construyó puertas en el muro para permitir el acceso de los palestinos a sus tierras, pero los habitantes de Jayyous son escépticos.
”Pueden cerrarlas o exigirnos permisos especiales”, dijo Sharif Omar, miembro veterano del Comité de Defensa de Tierras Palestinas.
”No podemos correr riesgos, porque debemos cuidar de nuestra tierra todos los días. ¿Qué pasaría si cerraran las puertas algunos días y no pudiéramos regar nuestros cultivos?”, preguntó.
Hasta ahora, las dos puertas cercanas a Jayyous han permanecido abiertas en general. En la más cercana a la aldea, los guardias parecían relajados la semana pasada, y el tráfico fluía sin obstáculos.
Voluntarios extranjeros del Movimiento Internacional de Solidaridad se instalaron cerca del muro para apoyar a Sharif Omar y su grupo. ”Estos hermanos nos ayudan, se paran junto a la puerta para vigilar que nadie sea golpeado”, dijo Omar.
Aparte de la tierra, está el problema del agua. Muchos de los pozos cercanos a Jayyous y otras aldeas quedaron del lado israelí, denunció Abdelatif Khader, que encabeza una campaña contra el muro en Qalqilya.
Además, el acceso a las escuelas y los hospitales se ha vuelto más difícil debido al muro, dijo.
Del lado israelí, hay muy poca solidaridad hacia los palestinos cuya vida es trastornada por la barrera.
”¿Por qué me preguntan siempre sobre la viabilidad del estado palestino? ¿Qué hay de la viabilidad de Israel, de nuestro derecho a la supervivencia?”, preguntó Yuval Steinitz, presidente del poderoso Comité de Asuntos Exteriores y Defensa de Israel.
Según Steinitz, no hay posibilidad de retornar a las fronteras que Israel tenía antes de la guerra de los Seis Días, de 1967, cuando ocupó Gaza y Cisjordania, las alturas del Golán en Siria y el desierto del Sinaí en Egipto. ”Debe haber zonas de seguridad”, dijo.