EEUU-VIETNAM: El agente naranja sigue matando

Veintiocho años después del fin de la guerra de Vietnam, veteranos y civiles víctimas de ese conflicto y sus descendientes sufren aún los efectos devastadores del ”agente naranja”, un herbicida que las fuerzas de Estados Unidos rociaron sobre las selvas de ese país asiático.

Los defectos congénitos resultantes de la intoxicación con el herbicida persisten en la generación de los nietos de los veteranos y víctimas de la guerra, tanto en Estados Unidos como en Vietnam, en un ciclo que parece no tener fin.

Según investigadores, en Vietnam unas 650.000 padecen enfermedades crónicas y otras 500.000 murieron por efecto de los herbicidas usados en la guerra por las fuerzas estadounidenses, en un intento por impedir que el enemigo se ocultara en la profunda vegetación selvática.

”Este no es un problema del pasado, sino con consecuencias de largo plazo que deben ser atendidas”, advirtió el médico Wayne Dwernychuk, vicepresidente de Hatfield Associates, una agencia consultora sobre impacto ambiental, con sede en Vancouver, Canadá.

Dwernychuk habló el martes en una conferencia de prensa en Washington, coordinada por el Fondo para la Reconciliación y el Desarrollo, de Nueva York, la organización humanitaria Oxfam/Estados Unidos y el American Friends Service Committee.

Las víctimas del agente naranja y sus familias reclaman una compensación desde la década de 1970. La mayoría de los casos se resolvieron mediante arreglos fuera de corte luego de muchos años de procedimientos judiciales y negociaciones.

El representante Lane Evans, del opositor Partido Demócrata, presentará la semana próxima un nuevo proyecto de ley a la Comisión de Asuntos de Veteranos, destinado a ayudar a los descendientes de los soldados que pelearon en Vietnam.

Washington ha asumido a regañadientes la responsabilidad por sus propios soldados, pero nunca manifestó disposición a compensar a la población vietnamita afectada.

Una conferencia realizada en la Universidad de Yale el pasado abril concluyó que Estados Unidos libró en Vietnam ”la mayor guerra química de la historia”, y no ofreció compensación ninguna a las víctimas civiles.

”No se habla del agente naranja como arma de destrucción masiva, cuyas víctimas fueron combatientes y civiles por igual. Aunque el objetivo hayan sido los bosques y suministros de alimentos, el precio último lo pagaron seres humanos”, dijo John McAuliff, director ejecutivo del Fondo para la Reconciliación y el Desarrollo.

Las víctimas vietnamitas no se resignan a su suerte. ”Para que nuestra relación con Estados Unidos sea normal algún día, ese gobierno debe aceptar su responsabilidad”, dijo Nguyen Thi Binh, ex vicepresidenta de Vietnam.

Washington también debe hacerse responsable de las consecuencias del uso de productos tóxicos en Laos y Camboya. ”Hay que ir y verlo por uno mismo”, exhortó Thi Binh.

”Los estadounidenses tienden a atribuir responsabilidades a otros países, pero no a sí mismos. Este es un ejemplo más del excepcionalismo de ese país, posiblemente vinculado psicológica y políticamente con su rechazo a la Corte Penal Internacional”, señaló McAuliff.

Un estudio realizado por Dwernychuk y otros científicos ambientales concluyó que, en lugar de dispersarse naturalmente, la dioxina del agente naranja ha permanecido en suelo vietnamita en concentraciones más de 100 veces superiores al nivel considerado seguro para la agricultura en Canadá.

La dioxina es un compuesto altamente persistente que puede permanecer en el ambiente durante décadas y causar cáncer, defectos congénitos y otros problemas de salud.

Entre 1961 y 1971, fuerzas militares estadounidense arrojaron más de 72 millones de litros de agentes herbicidas sobre Vietnam, entre ellos 45 millones de litros de agente naranja.

Por largo tiempo, el gobierno estadounidense se negó a reconocer la vinculación entre las enfermedades crónicas de sus veteranos de guerra y el uso de herbicidas.

Finalmente en 1988, bajo presión del ex comandante de la Marina estadounidense en Vietnam, almirante Elmo Zumwalt, el Pentágono (Departamento de Defensa) elaboró un informe clasificado que vinculaba al agente naranja con 28 enfermedades, entre ellas defectos congénitos y neurológicos, dolencias de la piel y numerosos tipos de cáncer.

Aunque las autoridades militares alegaron que desconocían los terribles efectos de los herbicidas sobre los seres humanos, el científico militar James Clary admitió en 1988 que sí los conocían.

”Cuando iniciamos el programa de herbicidas en los años 60, sabíamos el daño que podría causar la contaminación con la dioxina de esos productos”, escribió Clary en una carta a un congresista que investigaba el agente naranja.

”Sin embargo, como el material iba a usarse contra el enemigo, el asunto no nos preocupaba”, admitió.

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