Padres, profesores y estudiantes de Trinidad y Tobago se manifestaron a favor de alguna forma de castigo corporal en las escuelas, prohibido hace tres años, para poner coto a la creciente indisciplina.
Los ataques contra profesores a manos de estudiantes y padres, de los que informa la prensa a diario, coinciden con las conclusiones del estudio titulado Reducir la violencia y la delincuencia en la escuela secundaria: hacia una cultura de paz y civilidad, dirigido por el criminólogo Ramesh Deosaran.
La investigación incluyó consultas con directores, profesores, padres y estudiantes de 10 centros de públicos y religiosos. Deosaran concluyó que numerosos alumnos suelen consumir drogas ilegales y alcohol en los colegios, así como llevar armas, golpear y amenazar a otros estudiantes y robar.
Muchos entrevistados, incluidos estudiantes, manifestaron una fuerte posición a favor de alguna forma de castigo corporal en las escuelas, según el informe, que no incluye cálculo de porcentajes sobre la incidencia de las diversas posiciones.
Sugerimos que el Ministerio de Educación revise la política sobre castigos corporales, en consulta con profesores, padres y estudiantes, agrega. El gobierno estableció un comité de seis integrantes a cargo de elaborar un plan de acción a raíz del estudio.
Pero la Asociación Unificada de Profesores de Trinidad y Tobago (TTUTA) y la Asociación Nacional de Padres y Profesores (NPTA) afirmaron que el castigo corporal debe ser utilizado sólo como último recurso.
No estamos ni a favor ni en contra de los castigos, y no queremos entrar en controversias. Somos humanísticos, holísticos y partidarios de la rehabilitación, dijo el presidente de TTUTA, Trevor Oliver, quien atribuyó la indisciplina de los alumnos a varios factores, entre ellos los programas de estudio.
Los programas deben ser desafiantes, pero no frustrantes. Los estudiantes deben ser parte del proceso. Debemos implementar consejos estudiantiles, porque cuando eres parte del proceso de elaboración de normas tiendes a respetarlas, agregó Oliver.
La NPTA no quiere para nada la vuelta de los castigos corporales, sostuvo, por su parte, la portavoz de la asociación, Maureen Taylor-Ryan.
La organización no gubernamental Mujeres Trabajando por el Progreso Social (WWSP) pidió a las autoridades de la educación que redoblen esfuerzos de capacitación de profesores para no reintroducir los castigos corporales.
Los profesores necesitan conocimientos y entrenamiento, no palos y látigos, para lidiar con la indisciplina, advirtió WWSP en un comunicado. La estrategia de los golpes es débil y no atiende las necesidades de disciplina y desarrollo de los estudiantes, agregó la organización.
¿Cómo la violencia ejercida contra un joven que ya cree en la violencia podría convencerlo de que hay alternativas a la violencia?, indicó.
El estudio de Deosaran no logró trazar un vínculo entre el comportamiento inadecuado de los estudiantes y sus necesidades emocionales y de desarrollo, así como dejar de manifiesto la frustración que muchos sufren porque los centros educativos no cubren sus necesidades de aprendizaje, según WWSP.
Pero otras organizaciones, como Ciudadanos por una Mejor Trinidad y Tobago (CBTT), consideran que existe una necesidad urgente de atacar los muchos cánceres que impedían a las escuelas producir más ciudadanos temerosos de Dios, patriotas y respetuosos de la ley.
Algunas de nuestras aulas lucen peor que sucias licorerías, con colillas de cigarrillos, naipes y botellas vacías por el suelo. Algunos estudiantes escriben obscenidades en paredes y pizarrones y hasta orinan allí, dijo el presidente de CBTT, Harrack Balramsingh.
Escasean los escritorios y bancos en muchas escuelas porque niños delincuentes los destruyen, aseguró Balramsingh.
La mayoría de los profesores entrevistados por Deosaran atribuyeron la violencia e indisciplina reinantes en los centros de estudio a la negligencia de los padres. Por su parte, los padres encuestados acusaron al personal docente de incompetencia.
En horas de clase, la falta de supervisión adulta parece contribuir en gran forma con la violencia imperante, según el estudio. Pero los profesores parecen desmoralizados y critican con amargura a los padres, agrega.
Aun cuando los profesores procuran cooperación en materia de disciplina o de trabajo académico, no logran una respuesta adecuada de los padres, indica el informe.
Además, los educadores se quejan mucho de la falta de respeto de los estudiantes hacia ellos, que incluye amenazas y agresiones, añade.
Mientras, los estudiantes nos dijeron que demasiados profesores faltan a clase o no muestran preocupación por ellos. Parece que, sin una cooperación plena de profesores y padres, no habrá un avance seguro hacia una cultura escolar de paz y de seguridad, concluye el estudio. (