DERECHOS DE AUTOR: Proyecto de ley español preocupa a cubanos

Un anteproyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual española preocupa a cerca de 900 autores cubanos de música, teatro, danza y audiovisuales, que confiaron la gestión de sus derechos fuera de Cuba a la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) de España.

Esa iniciativa, presentada a fines de 2002 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (MECD) de España, y aún en debate, cumple la obligación de adecuar las normas de ese país sobre derechos de autor a las establecidas en 2001 por la Unión Europea, dijo a IPS un portavoz del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes español.

Pero la reforma afectará también, si se aprueba, a los cantautores cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, entre muchos otros socios no europeos.

La SGAE se opone duramente a esa iniciativa, y el presidente de su consejo de dirección, Eduardo Bautista, expresó sus críticas en una carta a todos los afiliados a esa sociedad mundo, que ha causado alarma entre sus destinatarios en Cuba.

La reforma implica ”la perdida de, al menos, un 25 por ciento de tus ingresos y de derechos consolidados en España y en todo el mundo”, afirmó Bautista en esa misiva, que recibieron también, por ejemplo, el músico argentino Fito Páez y el dominicano Juan Luis Guerra.

En la nómina cubana de la SGAE están el recientemente fallecido trovador Francisco Repilado, más conocido por su nombre artístico de Compay Segundo, el guitarrista Leo Brouwer, el pianista Chucho Valdés, el dramaturgo Nicolás Dorr y el escritor Senel Paz.

Si la reforma se aprueba, sus promotores ”se sentirán contentos de que los creadores de la tierra del insigne Cervantes corran los perjuicios económicos que padecen otros autores europeos”, afirmó el cantautor cubano César Portillo de la Luz, una de cuyas obras más conocidas es ”Contigo en la distancia”.

Cuba es el segundo país, después de la propia España, por el número de autores asociados a la SGAE, fundada en 1899 y que cuenta en la actualidad con más de 72.000 afiliados, lo cual la hace una de las cinco instituciones de gestión de derechos de autor más importantes del mundo.

Se asociaron esa institución grandes de la música cubana del siglo XX como Ernesto Lecuona, Miguel Matamoros y Benny Moré.

En las últimas décadas, la SGAE se vinculó directamente con dos hechos relevantes para la cultura de la isla: el Movimiento de la Nueva Trova, integrado por Milanés, Rodríguez y otros, y el Concurso y Festival Internacional de Guitarra de La Habana.

”El apoyo de la SGAE no ha sido sólo económico, sino que también ha permitido la participación de autores e instrumentistas españoles en escenarios de la isla”, dijo un funcionario cercano al estatal Instituto Cubano de la Música.

Pero los creadores cubanos comenzaron a acercarse de forma masiva a la sociedad española recién después de la apertura en 1997 de una oficina de coordinación de la SGAE en La Habana.

”Las agencias cubanas son ineficientes para representarte en Cuba, imagínense en el extranjero”, afirmó un autor que pidió el anonimato.

Músicos consultados por IPS opinaron que la Agencia Cubana de Derechos de Autor Musical (ACDAM) no ha logrado implementar mecanismos efectivos para que los grandes usuarios de música, y fundamentalmente la radio y la televisión nacionales, entreguen el registro de las obras que emplean.

La ACDAM tampoco realiza controles periódicos de esos usuarios, añadieron.

A ese panorama se suman la morosidad en las liquidaciones a ACDAM por parte de las más importantes empresas discográficas que operan en Cuba, y la irregularidad del pago en divisas por parte de las cadenas turísticas, que también son usuarias comerciales de música cubana.

”La Empresa de Grabaciones Musicales (EGREM, cubana) no ha saldado la deuda que desde el año 2000 tiene con la Agencia”, comentó un trovador que espera hace casi tres años por un pago de la EGREM.

La ACDAM, que desde 1999 representa también a los autores de obras de teatro, repartió en 2002 entre sus 5.000 afiliados unos 227.000 dólares y unos 14,8 millones de pesos cubanos (equivalentes a unos 549.000 dólares), según un boletín de la entidad de marzo del 2003.

Fuentes de la SGAE aseguraron a IPS que en 2002 esa entidad distribuyó 245 millones de euros (unos 281,7 millones de dólares), correspondientes a 561.436 obras distintas, de 24.376 socios autores y editores de distintos países.

Muchos creadores cubanos vieron una salida a la crisis económica por la que atraviesa la isla desde los años 90, al confiar a la SGAE la gestión de sus ingresos por concepto de derechos de autor en el mundo.

Pero ahora les han dicho desde España que eso cambiará por completo.

”La SGAE representa a los autores ante los nuevos formatos digitales que van apareciendo en el mundo con tanta premura y ante otras utilizaciones interactivas de sus obras”, dijo un cubano que ha recibido varios pagos por la inclusión de sus obras en productos multimedia sobre la isla.

La reforma recorta, entre otras cosas, el papel de la SGAE en los conflictos de sus afiliados con editoriales y otras compañías, que pasarán a ser resueltos por una Comisión de Propiedad Intelectual del MECD.

Bautista opinó que, de ese modo, ”al trabajador de la cultura se le despoja de su capacidad para la negociación colectiva”. ”El Ministerio prefiere humillarte y ningunearte, aplicando un modelo intervencionista inédito en toda Europa. En otras palabras: quieren imponerte el precio de tu trabajo”, arguyó en su carta.

Pero el portavoz del MECD consultado por IPS dijo que esa comisión sería ”plural, para que impulse la negociación y el consenso, de manera que no se recorte ningún derecho”.

Se busca corregir una situación que ha llevado a que ”haya miles de juicios pendientes entre los autores y usuarios públicos”, como los hoteleros que reproducen música en habitaciones de sus establecimientos, sostuvo.

Otro cambio propuesto elimina el pago obligatorio a los autores, mediante la SGAE, por un canon que las empresas fabricantes e importadoras de discos compactos vírgenes aportan, como compensación por el uso masivo de ese soporte para grabaciones domésticas de música.

Bautista alegó que el Ministerio de Economía decidirá ”si el autor merece o no alguna cantidad por este concepto”, y que ”las únicas beneficiarias serán las empresas intermediarias entre el público y el autor”.

”El gobierno español prefiere contentar a poderosas empresas multinacionales antes que velar por los intereses de los consumidores o defender el mundo de la cultura y de la creación”, sostuvo.

Una de las iniciativas que más preocupan al presidente de la SGAE es la que permitiría la reproducción sin permiso de obras, para uso privado y no lucrativo, y también con fines educativos o de investigación científica. Eso ampararía a bibliotecas, fonotecas, filmotecas, museos, archivos o hemerotecas accesibles al público.

Un portavoz del Centro Español de Derechos Reprográficos dijo a IPS que permitir la reproducción de obras sin autorización del titular de los derechos de autor sería ”un freno irreparable para el desarrollo del sector editorial español y de su capacidad competitiva en otros países”.

Bautista expresó que la disminución de los ingresos de su institución puede llevarla a suprimir, si se aprueba la reforma, todas sus actividades asistenciales, promocionales y de formación.

Entre ellas, destacó 460 programas de ayuda a autores en situaciones desesperadas, así como anticipos y préstamos a los socios.

Si eso ocurre, afectaría la actual colaboración de la SGAE con instituciones cubanas como el Ballet Nacional, la disquera Abdala y la ACDAM, o radicadas en la isla como la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños.

* Con aportes de Tito Drago (España).

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe