Estados Unidos y la Unión Europea (UE) tomaron esta semana cautelosos pasos hacia una postura común en materia de liberalización del comercio agrícola internacional, con miras a la Conferencia Ministerial de la OMC en septiembre.
Ambas partes dieron en Montreal ”pasos tímidos en la dirección correcta”, pero ”no fue un avance”, dijo esta semana en Montreal, Canadá, el comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy, al cabo de una reunión preparatoria de la conferencia que se celebrará en septiembre en la sudoriental ciudad mexicana de Cancún.
La UE y Estados Unidos han emprendido un intento de último momento para resolver las diferencias en torno a los subsidios agrícolas antes de la conferencia ministerial.
En reuniones al margen de la ”miniconferencia ministerial” en Montreal, negociadores europeos y estadounidenses acordaron elaborar una propuesta conjunta sobre comercio agrícola que represente una ”oferta más que respetable” en la materia, según el comisario de Agricultura del bloque europeo, Franz Fischler.
El borrador se presentará el 11 de agosto en la sede de la OMC en Ginebra, donde representantes de los 146 países miembros de la organización se reunirán para preparar la conferencia de septiembre.
En la ”miniconferencia” de tres días, en que participaron esta semana en Montreal ministros de Comercio de 25 países, altos funcionarios de Estados Unidos y de la UE discutieron informalmente sobre los desacuerdos en torno de la agricultura, que penden sobre una amenaza sobre la actual ronda de negociaciones multilaterales de comercio.
En el diálogo de Montreal se identificaron con mayor claridad los problemas que deberán ser resueltos y sobre los cuales varios gobiernos manifestaron su disposición a asumir una posición más flexible en las negociaciones.
De todos modos, los participantes en las reuniones informaron que no se lograron avances y que persistían las divergencias en materia de agricultura, entre otros asuntos clave.
La UE se mostró pronta para reducir 60 por ciento sus subsidios agrícolas, así como eliminar las subvenciones a las exportaciones sobre algunos productos delicados. Mientras, Estados Unidos se mostró dispuesto a responder a las demandas europeas de reducir sus créditos a las exportaciones agrícolas.
”Por primera vez hemos visto a miembros de la OMC reduciendo sus grandes brechas (…). Pareció prevalecer la razón de que mantener posiciones extremas y poco realistas no conducía a ninguna parte”, opinó Lamy.
Las próximas negociaciones bilaterales se referirán a los subsidios internos, a los subsidios a la exportación y a las barreras a las importaciones agrícolas, agregó.
La agricultura se ha convertido en uno de los principales asuntos de la agenda de la OMC. El Grupo de Cairns, constituido en su mayoría por países en desarrollo que no subvencionan su producción, se alió con Estados Unidos para exigir a la UE y a Japón la reducción de aranceles a la exportación.
Fischler dijo que la UE procurará profundizar su diálogo con Estados Unidos, e insistió en que los restantes miembros de la OMC deben seguir el ejemplo. ”No es suficiente que los dos mayores bailen el vals. En la OMC se necesitan 146 para bailar el tango”, afirmó.
La UE propuso cortar 60 por ciento sus subsidios agrícolas en el marco de su Política Agraria Común (PAC) reformada el mes pasado y procura que Estados Unidos tome pasos similares, sostuvo el 28 de este mes la portavoz comercial del bloque, Arancha González.
”Ahora tenemos un margen extra de maniobra, pero esto no significa que la UE viene con un gran regalo y lo pone sobre la mesa. Por supuesto, estamos prontos para avanzar, pero nos gustaría ver lo que el resto pondrá en la mesa”, afirmó González.
Mientras, organizaciones no gubernamentales advirtieron que lo logrado en Montreal no es suficiente. ”Es evidente que implicará más que compromisos lograr que Estados Unidos y Europa renuncien a sus injustas prácticas comerciales”, dijo el activista Mark Fried, de la organización humanitaria católica Oxfam.
La reforma de la PAC desvincula los subsidios agrícolas, que hoy ascienden a más de 50.000 millones de dólares anuales, de la cantidad producida por los beneficiarios.