El presidente de Perú Alejandro Toledo anunció este martes la liberación de unos 60 trabajadores de la empresa argentina Techint, que una presunta célula del grupo maoísta Sendero Luminoso mantenía en cautiverio desde la madrugada del lunes.
Sin dar mayores detalles sobre la operación de rescate, pero resaltando la labor y el profesionalismo de los efectivos militares y policiales, el presidente se refirió al secuestro como una pesadilla con final exitoso.
Y anunció, además, que se iniciaba la segunda fase del operativo para detener a los responsables.
Pese a que en apariencia ninguno de los secuestradores fue capturado, el anuncio del rescate fue una buena noticia en medio de muchas malas referidas a la gestión gubernamental.
En la quinta semana de huelga de maestros, y sin que un decreto de estado de emergencia haya frenado intensas protestas sociales, unos 60 hombres fuertemente armados tomaron a las cinco de la mañana del lunes, un campamento de Techint ubicado en Tocate, en la andina provincia de La Mar, Ayacucho, 600 kilómetros al sudoeste de Lima.
Techint participa en el proyecto Camisea, de explotación de reservas de gas natural ubicadas en la Amazonia peruana, cuya magnitud se calcula en más de 311.000 millones de metros cúbicos.
Entre los secuestrados había seis colombianos, un chileno, y tres policías que custodiaban un cargamento de explosivos. Los atacantes se llevaron medicinas, equipos de comunicación, dinamita y alimentos.
El ministro del Interior Aurelio Loret de Mola no identificó a los secuestradores, a quienes sólo se refirió como "delincuentes armados".
Pero una nota dirigida al jefe de la Policía Nacional, general Eduardo Pérez Rocha, atribuyó el ataque al "comandante Mío" del grupo maoísta Sendero Luminoso.
Sin embargo, las exigencias de los secuestradores no se relacionaban con la situación de presos de esa organización, que comenzó su acción insurgente en 1980, ni con asuntos políticos.
Según fuentes policiales, a cambio de la liberación de los rehenes se pedía el pago de un millón de dólares, 500 cajas de explosivos, 60 equipos de radio, fulminantes eléctricos y mechas, así como gran cantidad de medicinas.
Poco antes de la liberación, los secuestradores que negociaban con Techint, habían advertido que comenzarían a ejecutar rehenes, empezando por los policías, si las fuerzas de seguridad intervenían, indicaron las mismas fuentes.
El periodista Gustavo Gorriti, uno de los principales investigadores sobre Sendero Luminoso, dijo a IPS que el secuestro masivo y la petición de un rescate en dinero y especies no es el tipo de acción asociada históricamente con esa organización.
"Suena poco común, pero tampoco es inverosímil, sobre todo por cuanto había primariamente información sobre amenazas en la zona", indicó.
El hecho tomó por sorpresa a la mayoría de los peruanos, porque las autoridades dieron por terminado el conflicto con Sendero Luminoso en 1998, luego de una serie de reveses para ese grupo que incluyó la captura de sus principales dirigentes, entre ellos su líder Abimael Guzmán en septiembre de 1992.
Todos ellos fueron condenados a cadena perpetua y cumplen sus sentencias.
Sin embargo, desde hace años se afirma que un grupo remanente de Sendero Luminoso permanece en actividad en la selva, sin acatar la orden de abandonar las armas y formar un partido legal que emitió Guzmán desde la cárcel en 1993.
El experto en fenómenos subversivos Carlos Tapia no descartó una transformación de Sendero Luminoso que llamó "colombianización", en alusión a los presuntos vínculos de guerrilleros izquierdistas de Colombia con el narcotráfico.
Incluso sería posible alguna forma de alianza entre remanentes de ese grupo insurgente y de los comités de autodefensa creados en la zona para combatirlo.
Según Gorriti, el gran peligro es que "se establezca una relación parásita entre el proyecto Camisea y Sendero Luminoso, similar a la que hubo entre petroleras y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia".
Cuando el ELN estaba muy debilitado, logró fortalecerse mediante extorsión a compañías petroleras, explicó.
El sociólogo Jaime Antezana sostuvo que los autores del secuestro podrían ser una facción de Sendero Luminoso que ha caído en "una suerte de bandolerización y mercenarismo".
La empresa argentina Techint ha invertido en Perú 390 millones de dólares, y está comprometida a invertir en total más de 800 millones. En la actualidad, cuenta con 6.000 empleados y ha contribuido indirectamente a crear unos 30.000 puestos de trabajo.
El costo previsto del proyecto Camisea es de unos 2.700 millones de dólares, y Techint se asoció con otras cinco firmas, de Argelia, Argentina, Corea del Sur, Estados Unidos y Perú, para transportar el gas, que debe llegar a la costa peruana en agosto de 2004, de acuerdo con el contrato vigente.