Los músicos y empresarios culturales de Zimbabwe se libraron de los aranceles a la importación de instrumentos y equipos de grabación, gracias a una ley aprobada para estimular al sector.
La norma es parte del Plan Nacional de Reactivación Económica anunciado por el ministro de Finanzas, Herbert Murerwa, que considera a la cultura un sector clave en el desarrollo del país.
El gobierno del presidente Robert Mugabe ya había ordenado que al menos 75 por ciento de la música transmitida en las radios y en los canales de televisión sea de origen nacional, también con el fin de estimular la producción.
Esa ley, aprobada en 2000, permitió un aumento en las grabaciones locales, a pesar de las grandes limitaciones en equipos e instalaciones.
Desde hace muchos años, los músicos zimbabwenses se han quejado de la falta de instrumentos musicales y de los altos impuestos que deben pagar para importarlos.
De acuerdo con la nueva ley, el Departamento de Impuestos ”puede en cada caso hacer exoneraciones a los bienes importados por organizaciones artísticas registradas” ante el Consejo Nacional de Artes.
Plaxedis Wenyika, considerada por los críticos una de las compositoras jóvenes más prometedoras de Zimbabwe, calificó la ley de ”brillante idea”. ”Se aprobó en el momento justo para los que, como yo, estamos empezando”, afirmó.
Wenyika sostiene que la norma permitirá que más músicos funden sus propias compañías de grabación. Además, ”si se importan más equipos, los propietarios se verán obligados a reducir el precio que cobran a los músicos para usarlos”, añadió.
Pero Lennox Chibanda, propietario de un estudio de grabación en Harare, sostuvo que la ley no beneficiará necesariamente a los músicos. ”Ellos simplemente no tienen dinero. Son los tipos que tienen dinero los que importarán el material y se lo alquilarán luego a los músicos jóvenes”, afirmó.
Esta es la forma en que trabajan la mayoría de los grupos musicales en Zimbabwe.
Chibanda sostuvo que, en lugar de permitir que cualquiera importe con tal de estar registrado en el Consejo, sería mejor crear una organización que compre los equipos y controle los precios a los que se venden luego en Zimbabwe.
”Los que tienen el dinero podrán aumentar los precios a su gusto para los que necesitan usar sus instrumentos. Y como no deben pagar ningún impuesto, los beneficios serán aun mayores”, afirmó.
Debbie Metcalfe, representante del músico Oliver Mtukudzi, coincidió en que la ley ”beneficia a los que poseen el dinero y excluye a un gran número de músicos jóvenes”.
El propio Mtukudzi cuestionó los requisitos para registrarse ante el Consejo con el fin de importar. ”Yo soy famoso, pero no sé cómo van a hacer los jóvenes músicos que quizás son mucho más talentosos que yo pero que nadie conoce”, señaló.
Un portavoz del Consejo señaló que cualquier músico que integre una asociación afiliada puede solicitar el permiso para importar instrumentos o equipos.
El ex secretario del Ministerio de Educación Steven Chifunyise sostuvo que la ley ayudará a los músicos locales a hacer sus propias grabaciones y hacerse conocer en el extranjero. ”Pueden usar sus ganancias para comprar nuevos equipos”, señaló.
Pero muchos en Zimbabwe sostienen que la industria musical local nunca podrá crecer mientras la economía continúe en crisis.
John Moyo, funcionario de un banco de Harare, sostuvo que la música es un lujo que no siempre los zimbabwenses se pueden dar. ”No hay mucho dinero para comprar casetes o discos, mucho menos para ir a conciertos en vivo. Para mí es algo imposible”, afirmó.
”Lo que necesitamos es comida y combustible, no instrumentos musicales”, dijo Prisca Mandla, una comerciante de la capital.
Cerca de siete millones de personas en Zimbabwe, más de la mitad de la población, necesita ayuda alimentaria. La escasez de alimentos se debe a una combinación de factores que incluye las frecuentes sequías y una controvertida reforma agraria que afectó la producción. (