Lideras la más grande superpotencia militar de la era moderna. Tienes poderosas fuerzas armadas que han invadido y ocupado dos naciones en 18 meses y amenazas con atacar a todos los países que hagan el mal. Tienes 1.200 bravos soldados de marina cerca de Liberia, pero no intervienes a pesar de que hay una grave crisis humanitaria. ¿Quién eres?
¿Más pistas? Todo el mundo te pide que hagas algo contra el presidente de Liberia, un tirano acusado de crímenes de guerra por un tribunal penal internacional y con documentados vínculos con la red terrorista Al Qaeda.
El tirano se resiste a renunciar pese a que cientos de civiles mueren en las calles de la capital por una cruenta guerra civil y por la falta de alimentos.
¿Más? Tienes la capacidad de liderar una fuerza internacional con la cual muchos países ya han anunciado que están dispuestos a colaborar para terminar con el sangriento conflicto liberiano.
Tienes previsto realizar tu primer viaje a Africa en menos de dos semanas para intentar demostrar que estás comprometido con el continente y conmovido por el sufrimiento de los miles de civiles azotados por conflictos bélicos, sequías y hambrunas.
Tu padre, cuando era presidente, envió miles de soldados a Somalia en 1992 para terminar con los combates y el saqueo de la capital, Mogadisco, y garantizar que miles de civiles hambrientos tuvieran acceso a alimentos. Pero tú, pudiendo, no haces lo mismo en Liberia. ¿Quién eres?
La respuesta: George W. Bush.
Ante la reanudación de los combates en Monrovia esta semana, luego del fracaso de un cese del fuego de apenas cinco días, el presidente de Estados Unidos dijo el jueves ante varios líderes políticos y empresarios africanos que su par de Liberia, Charles Taylor, tiene que renunciar para que el país evite el derramamiento de sangre.
Los rebeldes Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia (LURD) exigen la renuncia de Taylor, mientras el caos se agrava en Monrovia, de un millón de habitantes, luego de que las dos partes rompieran la tregua.
Todas las partes en Liberia deben procurar una completo acuerdo de paz. Nosotros estamos decididos a ayudar al pueblo liberiano para que encuentre el sendero de la paz, añadió el mandatario estadounidense, en lo que algunos consideraron su primer gran discurso para Africa desde que asumió en 2001.
Pero, para otros, las palabras de Bush no alcanzan. Si en verdad están decididos a ayudar al pueblo de Liberia, deberían comenzar liderando una gran fuerza multinacional avalada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para acabar con las muertes, sostuvo el activista Slaih Booker, del grupo Africa Action.
Pero el presidente, despiadadamente, nos está dando la espalda, añadió Booker, y advirtió que, Bush podría tener una más que fría recepción en su gira africana —que lo llevará a Botswana, Nigeria, Senegal, Sudáfrica y Uganda a partir del 7 de julio— si no toma una acción más firme en Liberia, que al fin de cuentas es una creación de Estados Unidos.
Liberia fue originalmente un territorio comprado en 1821 por la Sociedad Estadounidense de Colonización, con la finalidad de dar un espacio a los esclavos libertos que comenzaban a ser un problema en Estados Unidos, en especial en el sur. En 1847 el territorio se declaró país independiente. El nombre de su capital honra al ex presidente estadounidense James Monroe (1817-1825).
Si Bush llega a Africa sin haber hecho nada más que predicar en todo el mundo que su país quiere atrapar a los 'tipos malos', tendrá que admitir que no puede hacerlo en Africa, señaló el periodista liberiano Hames Buttie, radicado en Washington.
Dice que fue a Iraq porque Saddam Hussein era un tirano brutal que amenazaba a sus vecinos, pero ¿qué es lo que va a hacer con Charles Taylor, quien está acusado por un tribunal penal internacional?, preguntó Buttie.
Taylor fue señalado en marzo por un tribunal de la ONU como responsable de crímenes de guerra en Sierra Leona, donde al parecer colaboraba con el insurgente Frente Unido Revolucionario (RUF), enfrentado con el gobierno entre 1992 y 2002.
El tribunal constató que Taylor entrenaba a miembros del RUF y les suministraba armas a cambio de diamantes.
Creo que estamos escuchando mucha hipocrecía desde el púlpito presidendcial de Bush, afirmó la analista liberiana Emira Woods, del instituto independiente Foreign Policy in Focus, con sede en Washington.
Tienen soldados de marina cerca de la costa y el apoyo de toda la región. Si quieren obtener el aval de la ONU para una fuerza multinacional, con seguridad lo tendrían esta misma noche. El problema es la falta de voluntad política, afirmó.
De hecho, casi todas las potencias, incluyendo a Gran Bretaña, el más estrecho aliado de Washington, han pedido a Bush que tenga el liderazgo de una campaña para resolver la crisis en Liberia.
El embajador británico en la ONU, Jeremy Greenstock, realizó una visita a Africa occidental para conocer de cerca la crisis y llevar una postura firme al Consejo de Seguridad.
Sin duda hay una percepción en la región de que la intervención estadounidense se producirá. Si un país asume el liderazgo de una acción en Liberia, creo que será algo bien recibido por la comunidad internacional, dijo Greenstock el miércoles en Costa de Marfíl.
Francia, que se opuso a la invasión de Iraq, ahora hace llamados similares a Bush para intervenir en el conflicto de Liberia.
Guste o no, la percepción general en todo el mundo es que, así como Francia actúa de Costa de Marfíl y Gran Bretaña en Sierra Leona, se necesita el liderazgo de Estados Unidos en Liberia, dijo al diario The New York Times el director de la oficina africana del independiente Grupo Internacional de Crisis, John Prendergast.
Prendergast también explicó a IPS que una fuerza multinacional liderada por Estados Unidos, aunque no detenga los combates entre el gobierno y el LURD, al menos podrá proteger a los civiles. Podemos salvar a muchas vidas del infierno, afirmó.
Por su parte, Booker dijo que el Departamento de Defensa estadounidense no desea un nuevo despliegue a tan poco tiempo de las operaciones en Afganistán e Iraq. En última instancia, podría conceder apoyo logístico y de transporte a una fuerza internacional que supervise el respeto de una tregua.
Al final de cuentas, éste es un asunto de voluntad política, y demuestra la tradicional renuencia de Estados Unidos a asumir sus responsabilidades en Liberia, que se ha convertido en símbolo del eterno desdén estadounidense a Africa, concluyó Booker.