ESTADOS UNIDOS: ONG reciben un trago de su propia medicina

Expertos cercanos al gobierno de Estados Unidos lanzaron una campaña de vigilancia al financiamiento, la agenda y las actividades de las ONG internacionales, que hacen un seguimiento constante a la política de Washington.

El Instituto Estadounidense de la Empresa (AEI) anunció, junto con la derechista Sociedad Federalista de Estudios sobre Leyes y Políticas Públicas, el lanzamiento de un nuevo sitio en Internet (http://www.NGOWatch.org), en el que expondrá información sobre varias ONG (organizaciones no gubernamentales).

Pero no vigilarán a cualquier organización, sino en especial a aquellas con una agenda ”progresista” y ”liberal”, que predican la ”gobernanza global” y otros conceptos también promovidos por la Organización de las Naciones Unidas y agencias multilaterales.

Este proyecto tiene el propósito de contrarrestar la influencia mundial de las ONG contrarias a la política exterior de Estados Unidos y a las empresas multinacionales.

El AIE expresó su preocupación por lo que considera una ”ingenuidad” de parte del gobierno del presidente George W. Bush y de varias empresas, al proveer financiamiento a las ONG.

”En muchos casos, ingenuos reformadores del sector privado, junto a varias firmas y funcionarios de gobierno, las reciben como si nada”, afirmó John Entine, de AIE.

Al presentar el sitio el miércoles, AIE realizó una conferencia bajo el título: ”Las ONG: el creciente poder de unos pocos elegidos”, en la que se presentó a estas organizaciones como una gran amenaza al gobierno de Bush, al capitalismo de libre mercado y a la política exterior de Washington.

La conferencia fue coauspiciada por el derechista Instituto de Asuntos Públicos, de Australia.

”Las ONG crearon sus propias reglas y ahora quieren que los gobiernos y las empresas se sometan. Dirigentes empresariales y políticos son obligados a responder a la maquinaria mediática de las ONG, y los recursos de los contribuyentes e inversionistas son usados para fines que ellos nunca avalaron”, señalaron los organizadores de la conferencia.

”El extraordinario crecimiento de las ONG en estados liberales tiene el potencial de socavar la soberanía de las democracias constitucionales”, añadieron.

El hecho de que en la conferencia participaron no menos de 42 funcionarios de política exterior, autoridades judiciales y figuras prominentes como el ex jefe de los asesores políticos del Pentágono Richard Perle y Lynne Cheney, esposa del vicepresidente Dick Cheney, parece sugerir que Washington prepara una verdadera embestida contra las ONG.

La conferencia fue realizada cuando todavía se sentían los ecos de las duras declaraciones realizadas el mes pasado por el director de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Andrew Natsios.

Natsios acusó a las ONG que recibieron financiamiento de USAID para realizar programas humanitarios en Afganistán de no darle a Washington el crédito que merece por su colaboración.

Sus afirmaciones también coincidieron con algunos intentos de las autoridades de USAID de acercarse al sector privado en vez de a las ONG para el trabajo en Iraq y en otros países en desarrollo. La agencia también impuso reglas más severas a las organizaciones civiles que aspiran a recibir su dinero.

En ese contexto, la conferencia de AEI podría ser considerada como parte de un patrón de comportamiento problemático, según un funcionario de una ONG que pidió no ser identificado. ”Queremos estar seguros de que esto no es más que una coincidencia”, dijo.

El mensaje de la conferencia del miércoles fue que algunas ONG como Amnistía Internacional, CARE, Oxfam y Amigos de la Tierra Internacional han realizado un valioso trabajo en la promoción de los derechos humanos, el desarrollo y la protección del ambiente, pero que sus políticas, en particular la internacional, podrían socavar los intereses de Estados Unidos y los principios de la libre empresa.

Las ONG internacionales persiguen ”una nueva y penetrante forma de conflicto” contra las corporaciones multinacionales o ”biz-war” (del inglés ”bussiness”, negocios, y ”war”, guerra), sostuvo el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad George Washington Jarol Manheim.

Las ONG, por ejemplo, trabajan con inversores institucionales como fondos de pensión sindicales y eclesiásticas en el movimiento denominado ”de inversión social”, que patrocina políticas empresariales respetuosas del ambiente y de los derechos humanos en asambleas de accionistas.

Esos esfuerzos, dijo Manheim, deben ser considerados ”parte de una campaña antiempresa mayor” que también incluye boicots y otras medidas para influir sobre el comportamiento de las compañías.

Por otra parte, las empresas participan cada vez más en proyectos conjuntos con ONG, apelan a asesores de ONG e incluso contratan a empleados de ONG para protegerse contra la publicidad negativa, según el experto.

Esa posición fue compartida por Entine, de AEI, para quien el movimiento de inversión social es ”un lobo disfrazado de cordero”. ”Las ONG contrarias al libre mercado extienden su alcance hasta las juntas de las corporaciones”, dijo.

Por su parte, el profesor de Asuntos de Gobierno Jeremy Rabkin, de la Universidad Cornell, cuestionó a las empresas que procuran mantener buenas relaciones con las ONG. ”Por supuesto, es un programa de izquierda. Es global, es antinacional”, afirmó.

Para Rabkin, la propia noción de organización no gubernamental es un ”concepto estalinista”.

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