Estados Unidos asignará 15.000 millones de dólares en cinco años a la lucha mundial contra el sida, pero activistas consideran insuficiente esa cifra y rechazan algunas de las disposiciones de la ley aprobada al respecto este viernes.
Los países más afectados por el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y que luchan contra la enfermedad considerarán insuficiente esos fondos, dijo el director ejecutivo de la Alianza Mundial contra el Sida, Paul Zeitz.
”Lamentablemente, los principales congresistas (del gobernante Partido Republicano), como (el líder de la mayoría del Senado) Bill Frist y (el presidente de la Cámara de Representantes) Dennis Hastert, tienen pocas ganas de hacer una inversión” significativa, agregó.
”En realidad, le están haciendo una broma muy cruel a países que luchan por sobrevivir”, añadió Zeitz.
El activista recordó que Washington redujo sus donaciones anuales al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria a 200 millones de dólares, muy por debajo de los 1.000 millones de dólares mínimos necesarios.
El Fondo fue creado a iniciativa del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, y en él participan representantes de gobiernos, de agencias internacionales y de la sociedad civil.
Muchos consideran que el paquete de asistencia aprobado por el Congreso legislativo constituye un gran adelanto, que le permitirá al presidente George W. Bush llegar a la cumbre del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo prevista para el mes próximo en Francia como el ”campeón de los pobres”.
”El Congreso le ha dado esperanza de vida a millones de personas en los países más afectados por el sida”, dijo Bush en una declaración luego de la votación final en el Senado.
La ley permitirá tratamientos con drogas antirretrovirales a cerca de dos millones de personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.
”Esta votación histórica nos permitirá dar un tratamiento adecuado a los millones que sufren la enfermedad y ampliar los programas de prevención para ayudar a los que están en riesgo de contraerla”, añadió.
Incluso algunos de los legisladores del opositor Partido Demócrata que querían cambiar algunas disposiciones de la ley elogiaron el compromiso del presidente.
”Fue algo inesperado, pero le daré mi apoyo cuando se necesite. El compromiso asumido por el presidente fue histórico”, había afirmado el senador demócrata Richard Durbin cuando Bush formuló la propuesta.
El paquete, anunciado por Bush en su discurso anual del Estado de la Unión ante el Congreso a fines de enero, está destinado a 12 países de Africa subsahariana y a Guyana y Haití en el Caribe.
Pero la ley incluye algunos aspectos que desilusionaron a los activistas, que exigieron cambios apenas el proyecto ingresó en el Congreso.
Los activistas objetaban en particular la lentitud de la puesta en práctica del programa, prevista para el 1 de octubre de 2004, a pesar de que Bush calificó de ”emergencia” la situación causada por el sida en Africa, donde mueren más de 5.000 personas todos los años.
También insistieron en que el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria quebrará si se le destinan sólo 200 millones de dólares al año. La mayoría de los países donantes aportan cifras similares a las de Estados Unidos, la principal potencia mundial.
De hecho, el Fondo Mundial, presidido por el secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Tommy Thompson, necesita 7.000 millones de dólares en los próximos dos años sólo para mantener los planes que tiene programados.
Cuando el proyecto ingresó al Congreso, los legisladores quisieron aumentar los aportes al Fondo hasta 1.000 millones de dólares anuales, pero el texto final de la ley terminó por concederle al presidente la autoridad de decidir cuánto gastar.
Durbin intentó el miércoles incluir un cambio en el proyecto para obligar al presidente a contribuir con al menos 500 millones de dólares al Fondo Mundial en 2004, pero fue rechazado por 52 votos contra 48.
Esta fue la primera de una serie de derrotas de los demócratas, que intentaban reducir las restricciones y liberar más recursos.
El proyecto establece que Estados Unidos puede donar al Fondo Mundial hasta un tercio de las contribuciones totales hechas por ”otros” donantes, lo que excluye contribuciones adicionales.
Por lo tanto, aun cuando Estados Unidos mantenga su acutal nivel de donaciones (250 millones de dólares en 2003), otros países deberán donar 1.400 millones de dólares.
”Este proyecto le pide a los europeos y a otras naciones que asuman esa gran parte de la carga, lo cual es muy poco probable. En ese sentido, es un paso atrás”, afirmó Zeitz.
El activista criticó a la Casa Blanca por presionar para que se aprobara el proyecto antes del receso legislativo, que comienza la semana próxima.
Los demócratas tampoco pudieron sacar del proyecto otras disposiciones rechazadas por los activistas.
El programa destina un tercio de sus fondos para promover la abstinencia sexual y fomentar la fidelidad conyugal.
También permite que organizaciones religiosas que reciben dinero del Fondo Mundial suspendan, si lo desean, la distribución de preservativos.
Estas disposiciones ”representan un triunfo del dogma y la ideología fundamentalista sobre la ciencia la salud pública”, dijo el director ejecutivo de la organización Africa Action, Salih Booker.
Lo que sí pudieron incluir los demócratas en la ley fue un llamado a los países donantes a aliviar la deuda de las naciones africanas, como otra forma de colaboración con los gobiernos que luchan contra el sida. Pero esta cláusula no es preceptiva.
”Muchos pueden pensar que el gobierno de Estados Unidos hizo al fin una importante decisión para contribuir en la lucha contra el sida, pero están equivocados”, afirmó Booker.