La renuncia en masa de médicos y enfermeros temerosos del SRAS en Taiwan contrasta con el frente unido de los trabajadores de la salud en China continental, logrado a fuerza de amenazas y castigos.
En su batalla contra la epidemia, Beijing presenta al personal médico que combate el SRAS (síndrome respiratorio agudo severo) como ”guerreros de túnica blanca” unidos en la línea de frente, pero no menciona que esa situación responde a las férreas medidas adoptadas por las autoridades.
Las medidas incluyen la ”concentración” del personal médico por largos períodos en hospitales reservados al tratamiento del SRAS, también llamdo neumonía atípica, y el retiro de las licencias de trabajo a aquellos que abandonen sus puestos.
En Taiwan, considerada por Beijing una ”provincia renegada”, más de 150 trabajadores renunciaron a sus cargos en hospitales esta semana por temor a contraer el SRAS, que mató al menos a 682 personas en todo el mundo e infectó a más de 8.000, en su gran mayoría en Asia.
Medios de prensa taiwaneses criticaron al gobierno por no ofrecer protección adecuada para el personal médico. Más de 90 por ciento de todas las infecciones conocidas de la isla se registran entre trabajadores de la salud, informó el Ministerio de Salud.
[related_articles]
”No es que estemos eludiendo nuestra responsabilidad, sino que no queremos regresar a ese lugar donde murieron tantos colegas nuestros luego de contraer el virus de pacientes de SRAS”, declaró un médico citado por la prensa.
Pero los trabajadores de la salud no tienen la misma libertad de renunciar en China continental, el país más afectado por la epidemia, donde la propaganda oficial presenta a médicos y enfermeros como ”héroes de túnica blanca”.
Numerosos informes de prensa elogian el espíritu heroico del personal de salud y exhortan a la nación a seguir su ejemplo y sumarse a la ”guerra del pueblo” contra el SRAS.
Pero la realidad detrás de las consignas es muy diferente, según personas que hablaron bajo condición de anonimato.
”Ir allí (a la línea de frente contra el SRAS) es como ser condenado a cadena perpetua”, declaró un médico que ha trabajado por tres semanas sin descanso en un hospital designado para el tratamiento de la neumonía atípica.
”Entras pero no sabes cuándo vas a salir. Si no hay muchos pacientes, quizá pueda salir cuando termine el mes, pero si hay muchos casos, tendré que quedarme. No hay suficiente personal médico”, dijo.
Hasta el día 22, el gobierno chino reportó 5.271 infecciones y 300 muertes por SRAS. La capital, Beijing —por lejos la ciudad más afectada del mundo— registró 2.456 infecciones y 158 muertes. Entre los trabajadores de la salud hay 395 infectados.
Luego de intentar inicialmente encubrir las verdaderas dimensiones de la epidemia, Beijing recurrió en abril a medidas extremas para combatirla y en los últimos días comenzó a registrar una disminución de los casos.
El personal de salud es obligado a trabajar en turnos de 18 a 20 horas, sin abandonar la ”línea de frente” por 40 días. Las autoridades amenazaron con revocar las licencias de los médicos que se nieguen a tratar a pacientes de SRAS o huyan de sus lugares de trabajo.
Además, amenazaron con expulsar del gobernante Partido Comunista a aquellos miembros que renieguen de sus obligaciones.
En sus esfuerzos por contener la epidemia, el gobierno exhortó a los hospitales que tratan el SRAS a alcanzar ”dos disminuciones”: una en la tasa de muerte de los pacientes y otra en el índice de infección entre los trabajadores de la salud.
De acuerdo con las instrucciones oficiales, esos hospitales administran a médicos y enfermeros interferón, una droga que fortalece el sistema inmunitario, reveló una médica.
”El interferón se administra a pacientes con cáncer terminal, pero no sabemos qué efectos puede tener sobre personas saludables”, comentó.
Pero las autoridades no toleran cuestionamientos. ”Si mi esposa o sus colegas se negaran a hacer su trabajo, perderían sus licencias y nunca más conseguirían empleo”, declaró el esposo de la médica.
”Sólo porteros y limpiadores han escapado de los hospitales de SRAS. Ellos no tienen nada que perder”, agregó.
En otra medida contra la epidemia, el gobierno promulgó una nueva ley sobre enfermedades infecciosas que prevé duros castigos para quienes obstaculicen la prevención o el tratamiento de esos males.
Las penas más duras están reservadas para quienes violen cuarentenas o propaguen el virus del SRAS en forma intencional: de 10 años de prisión hasta cadena perpetua y pena de muerte.
Pero incluso quienes propaguen rumores o levanten falsas alarmas pueden ir a parar a la cárcel.
Mientras, investigadores de Hong Kong sugirieron que el SRAS puede tener su origen en el gato de algalia.
Se trata de un gato de un metro de largo desde la cabeza hasta el extremo de la cola, que posee cerca del ano una bolsa glandular con una sustancia untuosa y de fuerte olor y es buscado en Asia como alimento y para hacer perfume.