SALUD: Bocanada de aire puro en Ginebra

La Asamblea Mundial de la Salud se inició en un clima inesperadamente propicio por la decisión de Estados Unidos de desistir de sus objeciones al histórico tratado contra el tabaco, allanando el camino para su aprobación este miércoles.

Sin embargo, la preocupación por la persistente epidemia de neumonía atípica empañó las celebraciones en la apertura este lunes del periodo de 10 días de sesiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ministros de 190 países miembros de la OMS se aprestan a sancionar el Convenio Marco sobre el Control del Tabaco que establece entre otros límites, prohibiciones a su publicidad, a su promoción y al patrocinio de campañas.

El director ejecutivo de la OMS Derek Yach, que desde 1998 impulsa la iniciativa contra el tabaco, aseguró este lunes en una reunión de organizaciones no gubernamentales que todos los países aprobarán el texto negociado durante cuatro años.

El borrador acordado en marzo por 170 países prevé que los Estados partes comenzarán a aplicar la prohibición de publicidad del tabaco cinco años después de que el convenio entre en vigor.

Durante las negociaciones, las autoridades estadounidenses habían objetado el texto del que será el primer convenio multilateral sobre asuntos de salud, porque excluía el derecho a que los países firmantes ejercieran una opción de reserva.

Al formular esa salvedad, un recurso que Estados Unidos opone con frecuencia en tratados multilaterales, Washington pretendía liberar de obligaciones eventuales a sus ciudadanos o empresas.

Las condiciones cambiaron cuando el secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Tommy Thompson, anunció de manera sorpresiva el domingo que su delegación votaría afirmativamente el tratado de control del tabaco.

Las organizaciones no gubernamentales, que se declararon ”pasmadas” por la afirmación de Thompson, han calificado al convenio antitabaco de ”importante victoria” sobre salud pública mundial y obligaciones legales de las corporaciones.

Akinbode Oluwafemi, de la organización Acción por los Derechos Ambientales, de Nigeria, atribuyó al compromiso de los países en desarrollo el rechazo a la pretensión estadounidense de reabrir el texto del convenio antitabaco durante la presente asamblea.

A pesar de la poderosa influencia de las grandes tabacaleras, los países de Africa, Asia sudoriental, Medio Oriente y de las islas del Pacífico y del Caribe se mantuvieron firmes para conseguir un tratado que protegiera la salud de las futuras generaciones, dijo el activista nigeriano.

Kathryn Mulvey, directora ejecutiva de la no gubernamental Infact, con sede en Boston, Estados Unidos, observó que el gobierno del presidente George W. Bush tiene vínculos estrechos con la industria del tabaco.

El secretario Thompson, que encabeza la delegación estadounidense, mantenía una política de puertas abiertas con la transnacional tabacalera Philip Morris, que ahora se conoce por el nombre de Altria, y con su subsidiaria alimentaria Kraft, según Mulvey.

El mundo vigilará que Estados Unidos cumpla su promesa de apoyar el tratado y que no supedite su política de salud pública a los intereses de la industria del tabaco, advirtió Mulvey.

De acuerdo a un informe de la Organización Internacional del Trabajo, el negocio tabacalero es el más floreciente de los últimos años.

Philip Morris, la mayor corporación del sector, recibe ingresos anuales de 73.000 millones de dólares, según Infact.

El tabaquismo es la causa de muerte de 4,9 millones de personas por año. Esa cifra se duplicará en 2020, con un 70 por ciento de los decesos ubicados en países en desarrollo, de acuerdo a la OMS.

Pero en la apertura de la Asamblea quedó claro que las discusiones estarán dominadas por el brote de síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), que causó ya más de 7.800 casos y 643 muertos desde que apareció en noviembre pasado.

La directora general de la OMS, la noruega Gro Harlem Brundtland, que en julio próximo se retirará de la organización después un período de cinco años, relacionó la amenaza de la neumonía atípica, la primera epidemia del siglo XXI, con el VIH/sida, la última gran enfermedad del siglo anterior, dijo.

Está claro que la batalla contra el SRAS todavía no está ganada, reconoció Brundtland, e invitó a los ministros de Salud a mantenerse alerta.

No debemos terminar por aceptarla, como ha ocurrido con otras enfermedades que afectan a la humanidad, dijo la directora de la OMS.

El sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es hoy la causa principal de fallecimientos en Africa, ya constituye un serio problema en el Caribe y aumenta en Asia y en gran parte de Europa oriental.

En todo el mundo hay 42 millones de personas contagiadas de VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), aunque la mayoría se concentran en países en desarrollo y la mitad pertenece a la franja de menores de 25 años de edad.

Al ritmo actual de expansión, de 15.000 nuevas personas infectadas cada día, y sin esfuerzos masivos por detenerla, la epidemia afectará en 2010 a 45 millones y para esa época ya habrán muerto por la enfermedad casi 30 millones.

Entre las ensañanzas que ya ha dejado la epidemia de neumonía, la primera es la necesidad de tener acceso a la información apenas el brote de una enfermedad aparece, expuso Brundtland.

Las autoridades sanitarias han criticado a China, en cuya meridional provincia de Guangdong apareció el primer caso, por demorar la divulgación sobre el brote epidémico hasta marzo, a pesar de que los primeros casos se verificaron en noviembre.

La funcionaria llamó a los gobiernos a compartir información con celeridad pues desde que la OMS lanzó un aviso de alerta mundial, a mediados de marzo, la enfermedad se ha expandido a numerosos países. Debemos asegurar que el SRAS no se convierta en una aflicción para los países en desarrollo, dijo.

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