ESTADOS UNIDOS: Irán en la mira

La imagen de Irán como blanco de un posible ataque militar de Estados Unidos se recorta cada vez más sobre el horizonte, con Afganistán e Iraq ocupados y con Siria sacudida por las amenazas del gobierno de George W. Bush.

Funcionarios estadounidenses acusan a ”agentes iraníes” de cruzar la frontera hacia Iraq para causar problemas a las fuerzas de ocupación estadounidenses.

Mientras, un experto vinculado con el ala más conservadora del gobierno de Bush, el director de la revista The Weekly Standard William Kristol, dijo este lunes que Estados Unidos ya está en una ”lucha a muerte” con Irán, y urgió a la administración a ”dar la pelea” a través de ”operaciones encubiertas”.

El llamado siguió al sorpresivo anuncio, la semana pasada, de que la organización insurgente iraní Mujahidín Jalq, radicada en Iraq y considerada terrorista por Washington, había firmado con representantes de Estados Unidos un acuerdo de rendición que les permitía conservar sus armas, equipos y tanques.

El acuerdo abrió paso a especulaciones de que Mujahidín Jalq, que contó con el apoyo del régimen iraquí de Saddam Hussein durante más de 20 años, sería ahora enviado por Estados Unidos a luchar contra el gobierno islámico iraní, a pesar de que el Departamento de Estado (cancillería) lo calificó de terrorista.
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”La liberación de Iraq fue la primera gran batalla por el futuro de Medio Oriente. La próxima —y esperamos que no sea militar— será por Irán. Ya estamos librando una lucha a muerte con Irán por el futuro de Iraq”, escribió Kristol.

Se trata de un capítulo más en la puja dentro de Washington entre los halcones del vicepresidente Dick Cheney y el secretario (ministro) de Defensa Donald Rumsfeld y los ”realistas” que rodean al secretario de Estado (canciller) Colin Powell y que también revistan en la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Washington acusa al gobierno islámico de Irán hace mucho tiempo de ser el promotor más activo del terrorismo internacional, en especial por su apoyo al Partido de Dios (Hizbolá), que se resistió a la ocupación del sur de Líbano a manos de Israel entre 1979 y 2000.

El régimen islámico en Teherán y el secular de Saddam Hussein en Bagdad estaban enfrentados, al punto que libraron una guerra entre 1980 y 1988.

El ala más conservadora del gobierno estadounidense exige a Washington acciones para que Irán y Siria dejen de ayudar a Hizbolá, y que tome represalias, si no obtiene una respuesta satisfactoria.

De hecho, la ayuda recibida por Hizbolá cayó en picada el año pasado, según informes de inteligencia. Pero los halcones aseguran que Teherán está decidida a dificultar la ocupación militar estadounidense en Iraq.

Estas declaraciones contra Teherán se registran luego de contactos diplomáticos informales pero de alto nivel entre los dos países, que rompieron relaciones después de la captura de la embajada estadounidense a fines de 1979. Ese año triunfó en Irán la Revolución Islámica que rige el país aun hoy.

El periodista Eli Lake, quien goza de estrechos vínculos con los halcones estadounidenses, sostuvo la semana pasada en la revista The New Republic que Irán brindó refugio a fugitivos iraquíes e islámicos de otras nacionalidades requeridos por las autoridades en Washington.

Además, aseguró Lake, Teherán intentó infiltrar sus propias unidades paramilitares en territorio iraquí, para sembrar confusión durante la invasión iniciada el 20 de marzo por Estados Unidos y Gran Bretaña.

Medios de prensa estadounidenses afirman desde hace dos semanas que ”agentes iraníes” en la comunidad chiita —que constituye 60 por ciento de la población iraquí— tienen el objetivo de ayudar a los clérigos de Iraq a crear una república islámica similar a la de Irán.

Los halcones estadounidenses están convencidos de ello gracias a la presión de las comunidades iraníes en el exilio, dijo el experto Gary Sick, de la Universidad de Columbia y funcionario del Consejo de Seguridad Nacional durante el gobierno de Jimmy Carter (1977-1981).

”El argumento de los 'ayatolás' estadounidenses (conservadores) es que la única solución para Irán es sacarse de encima el régimen” islámico, dijo Sick.

”Dicen que el pueblo está listo para levantarse y que el régimen está por colapsar, pero en Irán consideran que esa versión no tiene sentido. La situación en Irán era de mucha más inquietud en 1999 que ahora”, agregó Sick.

Las presiones conservadoras en Washington ”le complican la vida a los reformistas” del régimen, como el presidente Mohammed Jatami, advirtió el experto.

Sick se manifestó ”totalmente sorprendido” por la rendición de Mujaidín Jalq. ”La idea de que podemos unirnos con ellos realmente socava toda nuestra concepción sobre la guerra contra el terrorismo”, alertó.

Pero Kristol y los demás halcones, fuera y dentro del gobierno de Bush, insisten en que procurar un diálogo con Irán no tiene mayor sentido, y que ganarán mucho más si apuestan por el derrocamiento de los ”teócratas”.

”Irán es el punto de inflexión en la guerra contra la proliferación (de armas de destrucción masiva), en la guerra contra el terror y en el esfuerzo de dar nueva forma a Medio Oriente”, según Kristol.

”Si Irán se convierte en prooccidental y antiterrorista, los cambios positivos en Arabia Saudita y en Siria se procesarán con mucha más facilidad, y aumentarán las posibilidades de un acuerdo entre Israel y Palestina”, concluyó.

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