EEUU-COREA DEL SUR: Cumbre en la sima

Los presidentes George W. Bush, de Estados Unidos, y Roh Moo Hyun, de Corea del Sur, se reunirán este jueves con el objetivo de superar diferencias sobre el modo de resolver la creciente tensión por el programa nuclear de Corea del Norte.

Es la primera vez que Roh se ve cara a cara con Bush desde que asumió la presidencia en febrero, aunque dialogó por teléfono con él en tres ocasiones.

Para muchos surcoreanos, la cumbre será una oportunidad para fortalecer los vínculos entre los dos países, que se distanciaron en los últimos meses, en especial por las diferencias sobre cómo manejar el problema de Corea del Norte.

Pyongyang, pese a la condena de la comunidad internacional, reanudó un programa de enriquecimiento de uranio que puede ser utilizado para fabricar armas nucleares.

Estados Unidos señala que el programa viola, entre otros tratados internacionales, el Acuerdo Marco bilateral firmado en 1994, según el cual Pyongyang debía poner fin a las actividades en la central nuclear de Yonbyon.

A cambio, Corea del Norte recibiría petróleo estadounidense y asistencia japonesa y surcoreana para instalar dos reactores nucleares de menor porte.

Pero las relaciones entre Washington y Seúl también se vieron afectadas por las masivas protestas en Corea del Sur contra la invasión estadounidense a Iraq.

”En la cumbre, los dos líderes inentarán leer un código común y evaluar si vale la pena dejar la mutua desconfianza a un lado y reforzar su alianza”, que data de los años 50, señaló Ahn Se Young, profesor de Economía en la Universidad Sogang de Seúl.

Pero para muchos también es ingenuo esperar que la cumbre produzca un cambio radical de la situación, pues la distancia entre los dos países se agrandó demasiado en los últimos meses como para acortarla con una sola reunión.

En principio, los dos líderes encontrarán pocas coincidencias en su visión de cómo resolver la cuestión de Corea del Norte, a pesar de su disposición de trabajar juntos.

Bush ve a Pyongyang como un obstáculo a la paz mundial que debe ser removido de cualquier manera, e incluso los ”halcones”, el ala más conservadora del gobierno estadounidense, sugieren lanzar ataques preventivos.

Pero Roh sabe que adoptar una política de mano dura tendría terribles consecuencias para toda la península coreana, de un total de 70 millones de habitantes.

El presidente surcoreano considera que antes debe dialogar con su vecino comunista para sacarlo del aislamiento y de la pobreza, y sostiene que la opción militar debe ser descartada de plano.

Ante estas diferencias, muchos temen que la reunión de 30 minutos y el banquete de dos horas previsto para este jueves termine siendo sólo una confirmación de la gran brecha entre los dos países sobre la cuestión norcoreana.

El corresponsal en Washington del diario surcoreano Chosun Ilbo, Kim Dae Jung (no vinculado al ex presidente del mismo mombre, antecesor de Roh), sostuvo que el éxito de la cumbre depende de la actitud que tome la parte surcoreana.

La cumbre sería un fracaso si Roh le exije a Bush que se comprometa públicamente a no atacar Corea del Norte, señaló Kim.

”Eso arruinaría el encuentro, porque Estados Unidos considera que haciendo eso eliminaría un elemento de presión clave para las negociaciones con Pyongyang sobre el asunto nuclear”, sostuvo.

Con este telón de fondo, la mejor opción parece ser que la cumbre, en vez de un distanciamiento completo o una solución inmediata, termine con una declaración conjunta en favor de una solución pacífica al problema de Corea del Norte.

Sin embrgo, esto sólo será posible si los dos presidentes dejan de lado sus diferencias y se concentran en lo que tienen en común.

El contexto y el posible impacto de esta próxima cumbre es comparable con la reunión en 2000 entre el entonces presidente surcoreano Kim Dae Jung (1998-2003) y el líder norcoreano Kim Jong Il, observó el politólogo Moon Jung In, de la Universidad de Yonsei.

Ahora todos los ojos están puestos en la cumbre. Los grandes empresarios surcoreanos quieren que Roh presente una imagen atractiva y segura del país a los inversionistas estadounidenses, y se espera que los resultados de la cumbre tendrán impacto inmediato en la bolsa de Seúl.

Los asesores de Roh le aconsejan que no opte por ”mucha retórica” cuando hable sobre el polémico asunto de las tropas estadounidenses desplegadas en territorio surcoreano.

En Corea del Sur hay 37.000 soldados de Estados Unidos, enviados en el marco de una alianza militar de más de 50 años para disuadir a Corea del Norte.

Seúl se opone al plan de Estados Unidos de retirar al sur de la península los 15.000 soldados que ahora tiene desplegados a lo largo de la frontera con Corea del Norte, y solicitó que no tome esa medida mientras no se resuelva la tensión del programa nuclear de Pyongyang.

”Estados Unidos está incómodo con la postura de Seúl sobre este asunto. No le gusta vincular su presencia militar en la península con el problema nuclear norcoreano”, dijo el periodista Kim.

En definitiva, Roh deberá decidir este jueves qué vale más, si su alianza con Estados Unidos o el nacionalismo que lo vincula a Corea del Norte.

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