La unificación de políticas a la que aspiran el FMI, el Banco Mundial y la OMC causará aun más inestabilidad en el mundo en desarrollo y ampliará la brecha entre países ricos y pobres, según activistas.
Un llamado de alerta en ese sentido fue formulado este lunes por 40 organizaciones de la sociedad civil en la víspera de la reunión de las máximas autoridades de las tres instituciones en Ginebra.
La finalidad de la conferencia que se desarrollará este martes en el marco del máximo órgano de la OMC (Organización Mundial de Comercio), el Consejo Federal, es establecer una agenda coherente que implicaría un enfoque común sobre la política económica mundial.
A la reunión asistirán el director gerente del FMI (Fondo Monetario Internacional), Horst Koehler, el director general de la OMC, Supachai Panitchpakdi, y el presidente del Banco Mundial, James Woldensohn, bajo la consigna Coherencia en la toma de decisiones de política económica mundial.
Tal coherencia será contraproducente y beneficiará a las naciones ricas y a sus empresas, según activistas.
La unificación de criterios limitará el espacio para las opciones, pues equivaldrá a obligar a los países a comprar en una sola tienda, con una única política y ninguna variedad entre productos, dijo Aldo Caliari, del Centro de Preocupaciones.
Esta organización con sede en Washington es una de las 40 que firmó una carta para protestar contra la reunión en Ginebra y alertar sobre sus posibles consecuencias.
El FMI, el Banco Mundial y la OMC aseguran que la conferencia servirá para fortalecer el sistema multilateral de comercio, que, según muchos expertos, ha sido un ancla para el crecimiento y la estabilidad económica del planeta.
Los organismos oficiales también afirman que la homogeinización de las políticas permitirá a los países en desarrollo ganar acceso para sus productos en los mercados del mundo industrializado.
Pero los antecedentes y la estructura de estas instituciones, en especial las del FMI y el Banco Mundial, no han sido beneficiosas para el mundo pobre, según expertos y activistas.
Cuando se ve el poder que detentan los países industriales en el gobierno de las instituciones de Bretton Woods (el FMI y el Banco Mundial), uno puede darse cuenta de por qué la agenda comercial impulsada por esas entidades tiende a alinearse con los intereses de esas naciones en la OMC, dijo Caliari.
Los países ricos tienen más votos en los órganos de dirección del FMI y el Banco Mundial, a pesar de que constituyen la minoría de sus miembros. Además, sus máximos funcionarios son elegidos exclusivamente entre ciudadanos estadounidenses y de Europa occidental.
El FMI y el Banco Mundial han recomendado durante años a los países pobres la liberalización del comercio y del flujo de capitales, la desregulación, las privatizaciones y la austeridad fiscal, y los resultados han dejado mucho que desear, afirman activistas.
La fiebre por las privatizaciones causada por esos organismos permitió que corporaciones extranjeras suministren servicios básicos en países en desarrollo y aumenten sus precios, lo cual arrastra a cada vez más personas a la pobreza, advirtieron.
La economía de los países en desarrollo se ha caracterizado por el crecimiento lento y errático, la inestabilidad creciente y la brecha de ingreso entre los habitantes ricos y los pobres, sostuvieron las organizaciones en su declaración de este lunes.
Con la OMC, estas fracasadas y desviadas políticas se están consolidando a través de leyes comerciales y con la amenaza de sanciones económicas a través del mecanismo de resolución de disputas en materia de intercambio establecido en la institución con sede en Ginebra, agregaron.
El martes, los organismos multilaterales considerarán una nueva distribución de funciones. El FMI y el Banco Mundial asumrán la tarea de lubricar la liberalización plena del comercio ofreciendo apoyo técnico y financiero a los países en desarrollo, según el comunicado.
Ambas instituciones han prestado mayor atención a las cuestiones comerciales en los últimos años, promoviendo la liberalización del intercambio. (