DERECHOS HUMANOS-BRASIL: Pequeñas «esclavas» del hogar

Terminar con la noción de «normalidad» que rodea al trabajo infantil doméstico, una práctica que en Brasil afecta a medio millón de niñas y adolescentes, es el objetivo de una campaña pública de instituciones nacionales e internacionales.

La tradición, que procede de los tiempos de la esclavitud, persiste debido a la pobreza y a que "la sociedad considera natural" que las niñas negras hagan las tareas domésticas incluso sin remuneración, dijo a IPS Creuza Maria Oliveira, presidenta de la Federación Nacional de Trabajadores Domésticos.

La propia Oliveira padeció esa explotación. "Empecé a trabajar a los nueve años de edad", llevada del interior de Bahía a la capital de ese estado del nordeste brasileño, Salvador, por una familia que prometía matricularla en la escuela a cambio de "jugar" con un niño menor, relató Oliveira.

"Era una niña cuidando de un niño". No hubo estudios, y las tareas se extendieron a la cocina y la limpieza de la casa. "Sólo fui a la escuela a los 16 años", por un programa gubernamental de alfabetización, recordó.

La práctica de buscar niñas pobres en el interior del país se mantiene hasta hoy. Muchos patrones se creen "padrinos" bienhechores por ofrecerles casa, comida y protección.

Pero en muchos aspectos es "una violencia peor que la esclavitud, aunque más sutil", porque en la "senzala" (cabaña donde vivían los negros esclavos) las niñas quedaban con su familia, comparó Oliveira.

Las "domésticas" viven solitarias, en cuartos minúsculos, que son aún más pequeños en los edificios de apartamentos más nuevos, y en muchos casos sufren acoso y violencia sexual de los jóvenes "patrones", señaló la sindicalista. A los 45 años, Oliveira preside la Federación de sindicatos que representan a cinco millones de trabajadores en el país, la casi totalidad mujeres.

El sector tiene escasa adhesión al sindicalismo, porque las trabajadoras viven aisladas y conocen poco sus derechos laborales.

La campaña contra el trabajo infanil doméstico es promovida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Fondo de Naciones Unidas para Infancia (Unicef), las brasileñas Fundación Abrinq y Agencia de Noticias de los Derechos de la Infancia (ANDI) y la organización británica Save the Children.

Avisos en televisión, radio y medios impresos destacarán, bajo la consigna "no lleve esa idea a su casa", que el trabajo infantil viola la Constitución y el Estatuto de la Niñez y Adolescencia, ley que asegura los derechos de niños, niñas y adolescentes desde 1990.

En 2002, había en Brasil poco más de 492.000 trabajadores domésticos de entre 5 y 17 años, según el gubernamental Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Pero las sindicalistas estiman que son más, porque se trata de un fenómeno "invisible", poco conocido y admitido.

Del total, 96 por ciento son de sexo femenino y un tercio empezó a trabajar cuando tenía entre 5 y 11 años, pese a que las leyes prohíben el trabajo a menores de 16 años, y sólo es tolerado en carácter de "aprendizaje" a partir de los 14.

El analfabetismo de estas niñas trabajadoras se redujo bastante y afecta sólo a cuatro por ciento. Pero apenas 74 por ciento frecuenta actualmente la escuela, y la proporción se reduce a medida que aumentan las horas dedicadas al trabajo. A los 15 años, las menores trabajan más de 40 horas semanales.

Los accidentes laborales son comunes y explicables por la baja edad. Algunos estudios revelan que 36 por ciento de las niñas sufrieron especialmente quemaduras, accidentes con cuchillos y con productos químicos.

La campaña es "un paso histórico" porque por primera vez se ataca un problema "aceptado socialmente", cuya solución exige "cambiar la mentalidad" de la población, "tanto de la familia de esas niñas como de quienes las emplean", opinó Oliveira.

Además, las autoridades deben inspeccionar y punir esa explotación de la niñez pobre, acotó.

Según el IBGE, había 5,4 millones de niños y adolescentes entre 5 y 17 años trabajando en 2001, de los cuales un millón estaba fuera de la escuela y 296.000 eran menores de 11 años.

El Programa de Erradicación del Trabajo Infantil logró rescatar a casi tres millones de menores que padecían esa situación en los últimos años, mediante concesión de becas e inspecciones en el sector agrícola, carbonerías e industria del calzado.

Pero el trabajo doméstico, menos visible y mas difícil de identificar porque exige alguna intromisión en los hogares, no fue contemplado, según los organizdores de la campaña. Por sus características, se considera clave para combatirlo la comunicación por medios masivos.

El trabajo infantil doméstico tiene raíces históricas en Brasil: las esclavas utilizadas por sus dueños como "amas de leche" para cuidar y alimentar a sus hijos, señaló a IPS Irene Rizzini, socióloga del Centro de Investigación sobre Infancia y Juventud, de Río de Janeiro.

La pobreza y las desigualdades perpetúan esa relación.

Pero también es una cuestión de género, porque se devalúa el trabajo femenino y se limita las niñas a "la esfera del hogar", observó.

Y es un problema de discriminación étnica, pues la mayoría de esas empleadas son negras e indígenas, añadió Oliveira, presidenta de la Federación Nacional de Trabajadores Domésticos.

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