AMERICA LATINA: Lula y Fox juegan por el liderazgo en G-8

Los presidentes de Brasil y México pedirán en nombre de América Latina un comercio internacional más libre y justo, este domingo en la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos, pero también desnudarán con propuestas propias su callada disputa por el liderazgo regional.

No es nada seguro que las demandas sean satisfechas por el G-8, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia, pero eso no quitará a los mandatarios el interés por promover sus planes y afanes de liderazgo, según observadores en ambos países.

El izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, y el conservador Vicente Fox, de México, fueron invitados a dialogar con los gobernantes del G-8 en la oriental ciudad francesa de Evian, donde esa organización realizará su cumbre anual.

Asistirán también a la reunión presidentes de otros 10 países en desarrollo, cada uno de los cuales presentará pedidos particulares.

Según el acuerdo alcanzado en Perú el 24 de este mes, durante la reunión del Grupo de Río (integrado por 19 países latinoamericanos), Lula y Fox pedirán a nombre de la región eliminar subsidios y proteccionismo a productos agrícolas, que, según afirman, distorsionan el libre comercio.

Además, pedirán apoyo para afianzar la justicia y la democracia en América Latina, región responsable de cerca de cinco por ciento del producto bruto mundial y donde la pobreza afecta a más de 220 millones de personas.

Hasta ahí llegará el discurso común de Lula y Fox, que se disputan de manera soterrada el liderazgo político y diplomático en América Latina, dijo a IPS el investigador de relaciones internacionales Rafael Fernández de Castro, del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

Lula solicitará la creación de un fondo de combate al hambre que se financie con recursos de los países ricos, parte del servicio de la deuda externa que pagan los países en desarrollo y un gravamen a la venta de armas.

Además, y a nombre de los gobiernos de América del Sur, pedirá que 20 por ciento de los intereses debidos por el subcontinente al Club de París, que reúne a gobiernos acreedores, sean convertidos en inversiones en infraestructura de integración.

Fox pedirá, por su parte, el ingreso formal de México al propio G-8, como Estado asociado o miembro permanente, con la intención de abogar allí por los intereses de América Latina, según dijo a periodistas.

La economía de México es la novena, por la magnitud de su producto interno bruto, en el marco de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, que reúne a los países industrializados.

Pero en términos de desarrollo humano, México al igual que Brasil están muy lejos de alcanzar los niveles de los países miembros del G-8, según estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Otro planteamiento de México en el G-8 será que los países ricos renueven su apoyo a los más pobres, pero también, de forma especial y novedosa a los que alcanzaron ya niveles de desarrollo ”medio”, como México, Brasil y la mayoría de los latinoamericanos.

Lo que busca esa propuesta es que los países de desarrollo medio logren dar ”el salto final al desarrollo pleno”, con financiamiento y apertura efectiva de los mercados mundiales, explicó Ernesto Derbez, secretario (ministro) de Relaciones Exteriores de México.

Pero la cita del G-8 no ofrecerá respuestas tangibles a los diversos pedidos, advirtió el jefe del Departamento de Europa del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, Marcelo Jardim.

Esta es una reunión que ”no busca resultados, no es negociadora, sino de evaluación de la coyuntura internacional, de revisión de las prioridades, especialmente económicas” ante un cuadro mundial negativo, dijo Jardim en entrevista con IPS.

Para el funcionario, que Brasil haya sido invitado a la cumbre del G-8 indica el ”reconocimiento de su creciente papel internacional y de su liderazgo regional basado en la concertación, la cooperación y la integración”.

En línea similar se pronunció el historiador y experto en relaciones internacionales brasileño Luiz Alberto Moniz Bandeira, quien opinó que la participación de Lula es importante aunque no tenga grandes consecuencias prácticas, ”porque llama la atención acerca de los problemas de América del Sur, sobre todo el hambre”.

Además, la asistencia del mandatario ”afirma su liderazgo en el hemisferio Sur, fortalece la posición de Brasil en el cuadro internacional y puede producir algún resultado, aunque sea difícil preverlo ahora”.

El profesor de economía internacional brasileño Theotonio dos Santos, de la Universidad Federal Fluminense, sostuvo la misma tesis. El solo hecho de que Lula esté en Evian ”tiene gran importancia política para afirmar el papel internacional de Brasil”, dijo a IPS.

”Es un buen momento para Lula, ya que todos, incluso Estados Unidos, de alguna forma reconocen la brutal crisis social provocada por las políticas económicas aplicadas últimamente, lo que exige políticas compensatorias”, hoy promovidas por Brasil, expresó.

Los acercamientos del presidente brasileño con sus vecinos, y su afán por crear en América del Sur una zona integrada comercial y políticamente, muestran que Lula quiere erigirse como un faro en esa zona de América Latina, comentó Fernández de Castro.

Fox ha demostrado interés en el liderazgo de toda América Latina, y se ofrece como interlocutor entre los gobiernos del sur y Washington, dada su vecindad con Estados Unidos y el fuerte intercambio comercial mexicano con ese país, apuntó.

En los últimos meses, sin embargo, el presidente mexicano perdió simpatías en Washington, por su negativa a apoyar en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, donde ocupa un puesto no permanente, los planes del presidente George W. Bush para invadir Iraq.

Según trascendió, Fox solicitó mantener un breve encuentro con Bush en el marco de la cita del G-8, pero hasta pocas horas antes de viajar a Evian no se había podido concertar esa reunión.

Brasilia tampoco apoyó el ataque contra Iraq, pero esa posición no tuvo la misma trascendencia que la mexicana, porque Brasil no estaba en el Consejo de Seguridad, y por eso no ha sufrido, como México, una oleada de enojo y resentimiento de Washington, manifestó Fernández de Castro.

Según el periodista de origen argentino Andrés Oppenheimer, la disputa por el liderazgo latinoamericano entre Fox y Lula es evidente, aunque no se haga explícita. ”No creo que veamos ninguna declaración oficial que la reconozca. Pero creo que será una pelea cada vez más dura”, afirmó.

De cualquier forma, Fox y Lula serán por ahora, juntos, la voz de América Latina frente a los miembros del G-8, que con apenas 10 por ciento de la población mundial, concentran 60 por ciento de la riqueza planetaria.

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe