AMBIENTE-KENIA: Bajo agua

Las inundaciones que afectan a Africa oriental cobraron al menos 40 víctimas fatales y dejaron miles de desplazados en Kenia, donde las autoridades temen un brote de cólera y malaria.

El gobierno declaró el estado de desastre nacional y llamó al ejército a ayudar a los afectados. Las últimas víctimas fatales fueron una mujer y su hijo de un año, que se ahogaron cuando intentaban cruzar un río en Narok, 100 kilómetros al oeste de Nairobi, la capital.

Unas 36.000 personas debieron abandonar sus hogares hacia tierras más altas, con las pocas pertenencias que pudieron rescatar. Las aguas barrieron casas, automóviles y cosechas. Numerosos comercios y escuelas están cerradas, y los servicios de viajes están suspendidos hasta que las lluvias amainen.

Las áreas más necesitadas reciben suministros a través de helicópteros y aviones de carga del ejército en el oeste del país, donde el río Nyando se desbordó el fin de semana y desplazó a miles de personas.

Además de tener frío y hambre, la mayoría de las víctimas no tienen acceso a agua potable y son vulnerables al cólera, la malaria y otras enfermedades transmisibles por el agua.

La Sociedad de la Cruz Roja de Kenia, designada por el gobierno como punto de distribución de suministros de ayuda, reparte medicamentos para el cólera, redes contra mosquitos, tabletas de cloro y sales rehidratantes.

”Existe la posibilidad de un brote de malaria y cólera”, afirmó Anthony Mwangi, de la Cruz Roja.

”Todo el sistema sanitario está comprometido porque muchos caños se rompieron. El sistema hídrico está totalmente contaminado y la gente no puede beber el agua. Por eso repartimos tabletas de cloro para purificarla”, explicó.

Los refugiados en campamentos del norte del país también viven una situación muy difícil. Las lluvias impiden toda comunicación terrestre entre unos 130.000 desplazados y la ciudad de Garissa, el principal centro de abastecimiento de la zona, y los alimentos deben llevarse por vía aérea hasta los campamentos.

”Hay problemas con los refugios. También estamos preocupados por la situación sanitaria, porque hay aguas estancadas y los niños juegan en ella”, manifestó Emmanuel Nyabera, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

La situación todavía puede empeorar. Los meteorólogos predijeron que las lluvias continuarían hasta fin de mes, y esto significa que decenas de miles de personas más podrían ser desplazadas.

Residentes de la región del río Tana recibieron la recomendación de evacuar sus casas antes de que el agua llegue hasta ellas.

”Los oficiales de distrito fueron advertidos de que deben prepararse para una inundación grande y repentina, porque hay una represa que pronto liberará todo el agua que contiene al río Tana”, informó Mwangi.

Se prevé que unas 30.000 personas del área resultarán afectadas.

Entre las 40 víctimas fatales de las inundaciones figura el parlamentario electo James Mutiso, cuyo automóvil fue arrastrado por un torrente de agua hace dos semanas, cuando se dirigía a su casa para preparar una fiesta para celebrar su elección.

Otras dos personas que viajaban con él también murieron. El accidente tuvo lugar cerca de la localidad de Machakos, unos 100 kilómetros al sureste de Nairobi.

En la capital, unos dos millones de residentes están sin agua hace más de una semana, porque la represa que controlaba el suministro de agua a la ciudad estalló.

Mientras, algunos vendedores hacen dinero con la venta de jarras de agua a los desesperados residentes de Nairobi. Aquellos que no pueden comprarlas la sacan de los ríos o zanjas de drenaje.

Lo más grave para las organizaciones de socorro es que este caos —que ocurre casi anualmente en el oeste de Kenia— pudo evitarse.

”Este año, los diques se rompieron porque tenían grietas y no están limpios”, afirmó Mwangy.

Los diques deben ser limpiados constantemente de hierbas y arbustos que crecen sobre ellos y les provocan grietas.

El gobierno de la Coalición Nacional del Arcoiris, que asumió hace cinco meses, culpó a su predecesor por el estado de cosas.

”Es una vergüenza, porque el gobierno anterior sabía que llueve todos los años” y pudo tomar medidas preventivas, declaró Raphael Tuju, ministro de Información y Turismo, en una gira por el oeste del país.

Ahora, ”se debe adoptar una solución permanente y arreglar los diques”, dijo Mwangi.

Hace un año, funcionarios de gobierno se reunieron con organizaciones humanitarias para discutir formas de prevenir las inundaciones anuales.

Una de las primeras soluciones propuestas fue la reparación de los diques, pero sólo fue posible recaudar una pequeña fracción de los 1,5 millones de dólares necesarios. (

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe