TURQUIA-EEUU: Hasta que la guerra nos separe

La visita a Turquía del secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell no resolvió la crisis bilateral relacionada con la guerra en Iraq, tras la consolidación de vínculos durante más de medio siglo.

”Somos parte de la coalición” contra Iraq encabezada por Estados Unidos, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores turco Abdullah Gul el miércoles, durante esa visita. Pero ni siquiera él y su par estadounidense parecían muy convencidos.

La crisis comenzó el 1 de marzo, cuando la mayoría del parlamento turco rechazó una moción para autorizar a unos 60.000 soldados estadounidenses a abrir desde territorio del país un ”frente septentrional” del ataque a Iraq, y eso obligó a Washington a cambiar sus planes militares.

Veinte días después, los parlamentarios autorizaron el uso del espacio aéreo turco a la coalición contra Bagdad, pero también el envío de tropas a la región septentrional iraquí, contra la voluntad estadounidense y con la intención de asegurar intereses estratégicos del país.

Ankara no desea que los kurdos de Iraq traten de formar un Estado propio tras el fin del régimen del presidente iraquí Saddam Hussein, y mucho menos que se apoderen de los ricos yacimientos petroleros de Kirkuk y Mosul, ubicados en la región que habitan.
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El gobierno turco ya anunció que está dispuesto a una intervención militar para evitar la formación de ese eventual Estado, que puede estimular el movimiento de secesión de la minoría kurda turca, 15 millones de personas en una población total de 69 millones.

”Los turcos han cooperado con los estadounidenses por su propio interés, pero nunca confiaron en ellos”, sostuvo el profesor Mensur Akgun, de la universidad Kultur de Estambul.

”Por otra parte, los medios de comunicación estadounidenses publican caricaturas humillantes para Turquía, y acusan al país de aprovechar la crisis iraquí para tratar de obtener dinero de Washington. Hay una alianza a regañadientes”, añadió.

Esa alianza comenzó en 1945, cuando Ankara se alineó con Occidente en la Guerra Fría, porque se sentía amenazada por la Unión Soviética. Ese alineamiento se expresó luego en el ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, para la cual Turquía tuvo gran importancia por su ubicación geográfica.

Tras el fin de la Guerra Fría, aumentaron los vínculos militares y políticos entre Turquía y Estados Unidos.

Washington es un gran proveedor de armas a Ankara, y apoya su combate contra las guerrillas kurdas, pese a que el Congreso estadounidense ha expresado preocupación por violaciones de los derechos humanos en esa lucha.

Estados Unidos también aboga por el ingreso de Turquía a la Unión Europea. A su vez, Ankara apoyó a la coalición encabezada pro Washington en la guerra del Golfo contra Iraq de 1991.

Pero gran parte de la desconfianza del gobierno turco hacia el estadounidense se debe a la cuestión de Chipre, en la cual Ankara se ha sentido abandonada por Washington, sostuvo Akgun.

En 1964, el gobierno estadounidense evitó una intervención turca en Chipre, que se disputan Grecia y Turquía. En 1974, tras una intervención militar turca en esa isla, Washington impuso un embargo a la venta de armas a Ankara.

El Poder Ejecutivo turco esperaba obtener asistencia y préstamos estadounidenses a cambio de facilitar la apertura del ”frente septentrional”, y también participar en lucrativos negocios de posguerra en Iraq, pero la decisión parlamentaria echó por tierra esos planes.

El país carga con una deuda externa de 125.000 millones de dólares y una deuda interna de 85.000 millones. Para afrontar esos compromisos necesita desesperadamente préstamos del Fondo Monetario Internacional, y acceder a tales préstamos requiere a su vez respaldo de Washington.

”Ahora, normalizar las relaciones con Estados Unidos llevará más tiempo que ras el embargo de 1974”, pronosticó el presidente de la Asociación de Industriales y Personas de Negocios Turca, Tuncay Ozilhan.

De todos modos, ese proceso ”ya comenzó” con la visita de Powell, y continuará con ”actividades militares conjuntas de baja intensidad” anunciadas por Gul, señaló el analista político Cengiz Candar.

El canciller dijo a periodistas que las tropas estadounidenses recibirán alimentos y combustible transportados a través de Turquía, y que también llegarán al país heridos de las tropas que atacan Iraq.

Powell explicó que esas actividades serán supervisadas por una comisión coordinadora conjunta, e incluirán operaciones de búsqueda y rescate.

”Turquía es un país clave en los planes estadounidenses para la reconstrucción de Iraq, en el terreno humanitario y en el político, porque es el único país democrático de la región”, sostuvo el canciller estadounidense.

Pero muchos dudan del futuro de la alianza bilateral, porque aún no hay un acuerdo escrito sobre el futuro del norte de Iraq, aunque según versiones no confirmadas, Powell aseguró que Washington no permitirá a los kurdos formar un Estado propio en ese territorio.

El canciller estadounidense anunció que su país brindará a Turquía 1.000 millones de dólares de asistencia, y le prestará 8.000 millones en condiciones favorables. Eso es bastante menos de lo que esperaba Ankara antes de marzo, pero bastó para producir una recuperación del mercado bursátil turco.

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