IRAQ-MEXICO: Emigración a EEUU pasa por la guerra

La lista de soldados de origen latinoamericano en filas de Estados Unidos muertos en Iraq crece cada día, pero eso no desanima a los cientos de mexicanos que se ofrecen para ir a la guerra, como puente para emigrar de forma legal al país vecino.

Fuentes diplomáticas de Estados Unidos aseguraron a IPS que más de 200 personas, en su mayoría campesinos, acudieron a sus consulados en México entre el 20 de marzo, cuando comenzó la guerra, y el 1 de este mes con la intención de enrolarse en las Fuerzas Armadas estadounidenses.

De poco sirvió que la embajada estadounidense en la capital mexicana informara a través de los medios de comunicación que para ingresar a esa fuerza era imprescindible tener residencia legal o ciudadanía estadounidense.

Tampoco amilanó a esos mexicanos que los mismos medios reportasen la muerte de cuatro conciudadanos en el frente de batalla hasta el 31 de marzo ni la difusión de imágenes que muestran la crudeza de la invasión de Estados Unidos y Gran Bretaña a Iraq.

Informes de Washington indicaron que hasta el 31 de marzo habían muerto en el frente de batalla cuatro soldados de origen mexicano entre los 34 efectivos que ese país reconoció hasta ese día haber perdido, mientras otro del mismo origen permanecía como prisionero de guerra en Iraq junto a cinco estadounidenses.
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En la invasión a Iraq se calcula que participan más de 320.000 efectivos estadounidenses, 60.000 de los cuales son descendientes u originarios de América Latina y el Caribe.

"Es gente humilde la que busca informes en los consulados sobre la posibilidad de ingresar al ejército de Estados Unidos e ir a la guerra", señaló Armando Esparza, funcionario del estatal Instituto Nacional de Migración de México.

Miles de latinoamericanos intentan cada año ingresar a Estados Unidos y muchos de quienes lo logran llevan hijos pequeños o se convierten en padres en aquel país.

"Ingresé al ejército para devolverle a la nación (Estados Unidos) algo de lo que me había dado desde niño", comentó a IPS José Espinoza, un mexicano que sirvió en las fuerzas estadounidenses enviadas a la primera guerra del Golfo, en 1991.

Espinoza fue llevado por su familia a Estados Unidos y cuando cumplió la mayoría de edad decidió enrolarse en el ejército de ese país.

Muchos también toman en cuenta que "si ingresas al ejército te ofrecen la ciudadanía y te prometen ayuda económica, lo que te anima aún más", expresó el ex soldado, quien luego de siete años de estar en la milicia pudo cambiar su permiso de residencia por la ciudadanía.

"Entrar a la Fuerzas Armadas da ciertos beneficios", se limitó a indicar en México una fuente de la embajada de Estados Unidos en el país.

Espinoza, quien vive en la ciudad de San Francisco, sostuvo que muchos latinoamericanos también buscan enrolarse para subir de estatus social, ya que "aquí (en Estados Unidos) no somos bien aceptados, pues nos ven como una subcultura".

En las Fuerzas Armadas de Estados Unidos hay más de 120.000 efectivos de origen latinoamericano, que representan 8,7 por ciento del total de sus miembros, y la mayoría de ellos son de ascendencia mexicana, según un informe entregado por la embajada estadounidense en México.

Ese porcentaje es inferior al 12 por ciento que representan los latinoamericanos en los más de 280 millones de habitantes de Estados Unidos.

Pero la mayoría de los combatientes hispanos, como los llama el gobierno estadounidense, son soldados rasos.

Menos de uno por ciento de los generales de dos estrellas y cerca de dos por ciento de los generales de una estrella de las Fuerzas Armadas estadounidenses son de origen latinoamericano. En los más altos rangos, con tres o cuatro estrellas, el porcentaje es aún más bajo.

Por esa razón, las historias de soldados de origen latinoamericano muertos en batalla continuarán mientras haya guerra para recordar los dramas que rodean a la emigración a Estados Unidos, dijo a IPS Guillermo Alonso, investigador del Colegio de la Frontera Norte, centro académico mexicano que investiga el fenómeno migratorio.

"Me lo mataron (los Estados Unidos y la guerra)", declaró el mexicano Fernando Suárez, padre del soldado Jesús Suárez del Solar, de 20 años, muerto en el frente de guerra.

Suárez, quien vive en la localidad de Escondido, en el occidental estado estadounidense de California, señaló que por la muerte de su hijo se arrepiente de haber emigrado de su país hace casi una década.

Suárez del Solar ingresó a las Fuerzas Armadas estadounidenses animado por "un reclutador" que se le acercó en la escuela para prometerle una beca de estudios si ingresaba al ejército, relató su papá.

"Hoy me doy cuenta que todos cometimos un error al aceptar ese engaño", expresó.

El primer soldado de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos muerto en Iraq fue el guatemalteco José Antonio Gutiérrez, quien en su niñez había trabajado en las calles de la capital de su país y había residido en una institución de asistencia para menores huérfanos.

Mientras, el gobierno mexicano de Vicente Fox ofreció apoyo a los familiares de los soldados originarios de su país para que puedan viajar a Estados Unidos al sepelio de los fallecidos. Además, les envió condolencias personales.

Por su parte, su canciller, Luis Derbez, informó que estudia la posibilidad de interceder ante el gobierno de Iraq por Edgar Hernández, el soldado nacido en México que permanece como prisionero de guerra en manos iraquíes.

Para Jesús Velasco, investigador del departamento de Asuntos Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México, el gobierno de Fox no debería preocuparse demasiado por el tema.

Los soldados de ascendencia mexicana "responden como estadounidenses y por libre voluntad se han enrolado en las fuerzas militares de Estados Unidos", recordó el académico.

"Como pérdida de vidas humanas claro que debemos sentir, pero yo creo que no tenemos por qué tomar una posición especialmente sensible con este punto", declaró Velasco al diario Reforma.

Espinoza, el soldado que estuvo en el Golfo en 1991, no está de acuerdo con el experto. "Es un orgullo para nosotros que la sociedad y el gobierno de México se preocupen por los soldados de origen mexicano", expresó.

"En Estados Unidos, los latinos buscamos una pertenencia, por lo que la actitud de México nos recuerda quienes somos y de dónde venimos", dijo.

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