Con el auspicio a una reunión de iraquíes exiliados en España, el presidente español José María Aznar busca incidir en la creación del futuro gobierno de Iraq, de momento ocupado militarmente por Estados Unidos.
Dirigentes de siete organizaciones políticas iraquíes en el exilio se pronunciaron por un Estado laico, federal, democrático y tolerante, tras reunirse el sábado y el domingo en Madrid.
El encuentro fue convocado por la cancillería de España y por la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Fundaes), del gobernante Partido Popular y presidida por Aznar.
La izquierda española consideró que el encuentro fue celebrado por mandato del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, mientras algunos iraquíes exiliados en España se negaron a asistir.
Las organizaciones representadas fueron el Congreso Nacional Iraquí, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica Iraquí, Al Dawa, Cuadros de Al Dawa, Partido Comunista y Al Witaq.
Participantes del encuentro a puertas cerradas relataron a IPS que se produjo una fuerte discusión sobre la declaración final, obligando a un retraso de más de dos horas el acto de clausura.
En el borrador original de la llamada Declaración de Madrid figuraba un agradecimiento al presidente del gobierno de España por su valiente decisión de apoyar los esfuerzos de los aliados para liberar Iraq, aludiendo al alineamiento de Aznar con la alianza invasora de Estados Unidos y Gran Bretaña.
El texto final incluyó un agradecimiento a Aznar por haber inaugurado la conferencia, por su apoyo al pueblo iraquí y por haber contribuido a desenmascarar los crímenes del régimen dictatorial de Sadam Hussein, así como por su respaldo a la formación de un gobierno iraquí independiente mediante un régimen democrático.
Se retiró entonces la referencia de por liberar a Iraq, pues Iraa es ahora mismo un país ocupado, no tenemos ninguna liberación que agradecer, puntualizó el poeta Kamal Sabti, exiliado en Holanda.
Otra modificación en el texto fue la referencia al papel de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la reconstrucción del país, tras la invasión estadounidense-británica, iniciada el 20 de marzo y casi 23 años de sanciones económicas.
En el borrador se llamaba al gobierno español a participar en los esfuerzos de reconstrucción, solicitándole que intercediera ante la Unión Europea y Estados Unidos para el cumplimiento de esas labores.
Finalmente, se acordó exhortar al gobierno de España a que inste a la Unión Europea, a los Estados Unidos y a la ONU a participar en el apoyo al pueblo iraquí para su libre autodeterminación y para la reconstrucción mediante las ayudas humanitarias necesarias.
La declaración no atendió a quienes querían destacar a la ONU con el papel central en la reconstrucción y reorganización estatal iraquí, dijo a IPS el responsable de asuntos internacionales de la coalición Izquierda Unida, José Manuel Fernández, tercera fuerza política española.
Aunque Fernández admitió como positivo que todos los participantes apuesten por establecer un sistema democrático, libre y federal, estimó escandalosa la convocatoria española.
La invitación corrió a cargo del gobierno español y la fundación del PP, por encargo, por instrucciones de la Casa Blanca, señaló.
Además de los delegados iraquíes, funcionarios y diplomáticos españoles tomaron parte de las deliberaciones.
A juicio de Fernández resulta notable la falta de definición a favor de restablecer la legalidad internacional que se rompió con la invasión a ese país.
Los únicos que sostuvieron esta postura fueron los representantes de Al Dawa, un partido de tendencia islámica chiita, fundado en 1961 y reprimido por el depuesto régimen de Saddam Hussein.
En cambio, las coincidencias a favor de un Estado laico fueron totales, incluyendo al Consejo de la Revolución Islámica, que estuvo representado por uno de sus fundadores, Akram al Hakim.
Ni la oposición ni el pueblo admiten un modelo iraní en el que en la cabeza del Estado haya un líder religioso que tiene concentrado todo el poder, sostuvo el dirigente.
Otra cosa es el respeto a la religión y a los cultos y ritos tradicionales, añadió.
El documento reclamó el establecimiento de un sistema democrático parlamentario, plural y federal, que respete los derechos humanos, las minorías, las confesiones religiosas y los derechos de la mujer.
También tomó parte del encuentro Beyan Al-Aragi, identificada en la lista de asistentes como esposa de un destacado ayatolá, máximo clérigo islámico chiita.
Amar Al-Safar, miembro del comité central de Al Dawa, destacó que la declaración reclamó acelerar la constitución de un gobierno de coalición independiente de carácter transitorio con la participación de las fuerzas políticas y de los cuadros iraquíes.
Al Dawa nació en 1961, y es considerado el partido islámico más importante. Una escisión dio lugar a Cuadros de Al Dawa, un grupo de tendencia religiosa más moderada.
Al Witaq (El acuerdo) es de tendencia panarabista, y fue conformado en 1980 por adherentes que se separaron del entonces gobernante partido Baas.
El Congreso Nacional Iraquí fue creado en 1992, con la intención fallida de agrupar a todos los sectores opuestos a Saddam Hussein. Por su parte, el Consejo Supremo de la Revolución Islámica iraquí, fundado en 1980, vincula a todos los partidos islámicos chiitas.