El líder del opositor Congreso Nacional Iraquí (CNI) en el exilio, Ahmed Chalabi, se perfila como el candidato de Estados Unidos para darle un rostro nacional a la ocupación del país árabe en la posguerra.
El Departamento (ministerio) de Defensa de Estados Unidos pretende instalar una autoridad interina iraquí, dirigida por Chalabi y su CNI, una vez que las fuerzas estadounidenses y británicas expulsen al gobierno de Saddam Hussein.
Por otra parte, el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y Gran Bretaña proponen que el gobierno de posguerra sea concertado entre grupos iraquíes internos y en el exilio, bajo el auspicio de la Organización de Naciones Unidas.
La consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, pareció el domingo inclinarse por la posición del Departamento de Estado al declarar que tanto personalidades de la oposición interna como la del exilio deben integrar la autoridad interina.
Sin embargo, mientras Rice hablaba, el Pentágono trasladó a Chalabi y 500 miembros del CNI desde el refugio en el norte de Iraq donde se encontraban a la meridional ciudad de Nasiriya, ocupada por Estados Unidos, donde el líder iraquí se reunió con dirigentes locales.
[related_articles]
Eso sucedió un día antes de la reunión en Belfast entre Bush y el primer ministro británico Tony Blair, que apoya firmemente al Departamento de Estado.
”Bush estuvo de acuerdo en que ni se nos ocurriría enviar a gente ajena a Iraq para gobernar Iraq”, habría dicho a la revista Newsweek un colaborador de Blair, dos días antes.
Altos funcionarios del Pentágono (Departamento de Defensa) insistieron en que el traslado de Chalabi a Nasiriya no representaba un espaldarazo al líder del CNI en la competencia por suceder al presidente Saddam Hussein.
Sin embargo, el general Peter Pace, vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, dijo que Chalabi y los 500 activistas constituían ”básicamente el núcleo del nuevo ejército iraquí una vez que Iraq quede libre”.
Un comunicado de prensa del CNI denominó a la fuerza ”primer batallón de las Fuerzas Iraquíes Libres”, aunque la mayoría de los activistas estaban ”tan poco armados que ni siquiera tenían pistolas, mucho menos rifles de asalto”, según el diario The Washington Post.
La llegada a Nasiriya fue la culminación de una campaña iniciada hace dos semanas por neoconservadores dentro y fuera del gobierno de Bush para que el CNI y Chalabi entraran a Iraq primero, presumiblemente para impedir que otros opositores o el Departamento de Estado recibieran la atención de los medios.
Los neoconservadores también dieron a entender que será el Pentágono el que decida el destino de Iraq, aunque choque con otros sectores de Washington que tienen expertos sobre política, historia y cultura iraquíes que ayudarían en la ocupación.
”Podría decirse que este fue otro aspecto de la estrategia de anticipación del (subsecretario de Defensa Paul) Wolfowitz. Podría calificarse de golpe de Estado”, sostuvo un funcionario en Washington.
Chalabi es un favorito de los neoconservadores, sobre todo de Wolfowitz y del poderoso ex principal asesor del Pentágono Richard Perle, que lideraron la campaña para hacerle la guerra a Iraq a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, atribuidos a radicales islámicos.
Chalabi, un banquero radicado en Londres, se dio a conocer al fundar el CNI poco después de la guerra del Golfo en 1991, en lo que fue el primer intento de reunir organizaciones opositoras a Saddam Hussein.
Los detractores de Chalabi, sobre todo en el Departamento de Estado y la CIA, que trabajaron estrechamente con él en los años 90 para orquestar un golpe contra Saddam Hussein, lo consideran poco confiable. Muchos destacados iraquíes se alejaron del CNI en la última década a raíz de su autoritarismo, señalaron.
Chalabi y sus seguidores del CNI son ”esos tipos de Londres con trajes de seda y relojes Rolex”, señaló despectivamente el ex jefe del Comando Central de las Fuerzas Armadas estadounidenses, general retirado Anthony Zinni, quien ha asesorado al secretario de Estado Colin Powell sobre Medio Oriente.
Chalabi, quien huyó de Jordania tras ser procesado por fraude bancario en 1989, no previó el alcance ni la magnitud de la resistencia a la invasión estadounidense de Iraq.
El líder del CNI aseguraba contar con miles de simpatizantes en puestos claves del gobierno de Saddam Hussein, listos para rebelarse una vez que aparecieran los invasores estadounidenses.
De hecho, los principales partidarios de Chalabi en Washington también aseguraban que los soldados de Estados Unidos serían recibidos con ”flores y dulces” por la población iraquí.
No obstante, sus partidarios en Washington siguen apoyándolo y acusan al Departamento de Estado y a otros de representar los intereses de gobiernos sunitas de Medio Oriente, como Arabia Saudita.
Chalabi es un musulmán chiíta, como entre 60 y 65 por ciento de la población iraquí. La mayoría de los funcionarios del actual régimen son musulmanes sunitas, incluido Saddam Hussein.
El reino saudita teme que la presencia de Chalabi al frente del gobierno de Iraq genere inestabilidad entre su propia población chiíta, según analistas del neoconservador American Enterprise Institute, que tiene a Perle entre sus investigadores.
También insisten que Chalabi está comprometido con los derechos humanos, la democracia y el sistema federal para el Iraq del futuro, lo cual otorgaría mayor autonomía a las distintas regiones y grupos del país. Esa sería la razón por la cual los países vecinos de Iraq se oponen a él, agregan.
Chalabi es un aliado confiable para los neoconservadores del Pentágono en materia de política exterior, sobre todo a la hora de lidiar con Siria e Irán. El líder exiliado también prometió reconocer a Israel, lo cual desplazaría la balanza del poder en la región hacia aquellos que desean pactar la paz con Israel.
Un estudio de la CIA concluyó que ”una cantidad abrumadora” de iraquíes desconfían de Chalabi y del CNI, pero sus partidarios en Washington, y especialmente en el Pentágono, son muchos.
Seis senadores del Partido Republicano en el poder pidieron esta semana al gobierno que asigne millones de dólares al CNI. El diario The Wall Street Journal solicitó el lunes a Bush que rechace el consejo del Departamento de Estado y de Blair.
Asimismo, el Comité por la Liberación de Iraq, un ”grupo de ciudadanos” presidido por el ex secretario de estado George Shultz e integrado por otros neoconservadores fuera del gobierno de Washington, le cedió al CNI su sitio en internet (www.liberationiraq.org).
Mientras, el secretario (ministro) de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, sugirió el lunes que podría desafiar al Congreso legislativo, que se inclina por entregar 2.500 millones de dólares en ayuda de emergencia y reconstrucción para Iraq al Departamento de Estado, y no al Pentágono.
”En última instancia, será una política del presidente, y lo que el Congreso conceda por concepto de dinero será gastado de la manera en que el presidente decida gastarlo”, declaró Rumsfeld a la prensa.