Gobiernos y organizaciones sociales de América Latina participan en forma creciente en iniciativas internacionales de asistencia humanitaria a la población de Iraq, sometida a una guerra que tiene como primeras víctimas a civiles y, sobre todo, a niños y niñas.
La posición predominante en medios oficiales y no gubernamentales de la región es que corresponde a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y a sus agencias especializadas la centralización y canalización de la ayuda.
Los latinoamericanos reivindican así el protagonismo de la ONU y buscan rescatar un multilateralismo atropellado por la acción unilateral de Estados Unidos y Gran Bretaña, que el 20 de marzo iniciaron la guerra al margen del Consejo de Seguridad del foro mundial.
Salvo escasas voces discordantes, la solidaridad material con la población iraquí es considerada en la región un deber de todo los países del mundo, pese al repudio mayoritario al origen unilateral de un conflicto cuyos costos deberán ser amortizados por la comunidad internacional en su conjunto.
México, que asumió el 31 de marzo la presidencia rotativa del Consejo de Seguridad, impulsará desde esa responsabilidad ”la ayuda de todas las naciones” a través de la ONU, dijo el jefe de gobierno de ese país, Vicente Fox.
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México y Chile, los dos miembros latinoamericanos entre los 10 rotativos del Consejo de Seguridad, reprobaron la invasión a Iraq, pero hoy plantean que lo prioritario es restañar los efectos de un conflicto que en sus primeros 16 días dejó un saldo de 500 muertos y más de 4.000 heridos en la población.
”Siempre el mundo paga los costos de las guerras, pero no podemos detenernos ahora a pensar si eso es justo o no, pues lo principal es ayudar a las víctimas”, comentó a IPS Carlos Perredo, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México.
”Nadie discute que Estados Unidos es responsable (de la guerra), pero no se puede esperar que el que dispara sea el mismo que te vende las heridas”, dijo Joaquín, un estudiante de 19 años en Argentina, país donde prevalece la opinión de que la crisis interna no posibilita el envío de alimentos a Iraq.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) pidió a la comunidad internacional aportes de ayuda alimentaria de emergencia para Iraq por 1.300 millones de dólares, como parte de los 2.200 millones que la ONU demandó para asistencia humanitaria.
El director ejecutivo del PMA, James T. Morris, destacó el día 4 en Roma la positiva respuesta a este llamado de Estados Unidos, Australia, Alemania, Canadá, España y Nueva Zelanda.
Todos los de 27,1 millones de habitantes de Iraq necesitan ayuda alimentaria, dijo Morris, quien recordó estimaciones según las cuales el conflicto provocará el éxodo de 2,1 millones de refugiados hacia los países vecinos.
La canciller de Chile, Soledad Alvear, informó el día 1 a la Cámara de Diputados sobre los alcances de la resolución 1.472 del Consejo de Seguridad, destinada a reanudar el programa Petróleo por Alimentos de la ONU, que canaliza ayuda para 14,5 millones de iraquíes y que fue suspendido el 17 de marzo ante la inminencia del ataque.
”Nuestra prioridad política es involucrar activamente a Naciones Unidas en las tareas humanitarias y en la etapa post- conflicto”, dijo Alvear, tras reconocer que el desarrollo de la guerra ha impedido hasta ahora una acción operativa en Iraq de la ONU y de las organizaciones no gubernamentales.
El gobierno chileno hizo un aporte especial de 15.000 dólares al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados y se dispone también a contribuir con el PMA, mientras mantiene una campaña con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) de recolección de dinero para asistir a los niños iraquíes víctimas de la guerra.
El lanzamiento de la iniciativa con Unicef desató una ácida crítica de la presidenta del Partido Comunista de Chile, Gladys Marín.
”Es una hipocresía que la canciller esté llamando a una campaña humanitaria para socorrer a las víctimas, cuando la responsabilidad de Chile (en el Consejo de Seguridad) es exigir el cese inmediato de la guerra”, afirmó.
La Red Solidaria de Argentina recolecta ayuda con el fin de garantizar mantas y alimentos a 20 niños refugiados durante dos meses. ”Así como se logró globalizar el horror, debemos globalizar la solidaridad”, dijo a IPS el director de esa organización, Juan Carr.
Sin embargo, la mayoría de los argentinos opina que lo prioritario es atender la desnutrición infantil provocada por la aguda recesión económica en su propio país.
”Hay tres países responsables: Estados Unidos, Gran Bretaña y España. Ellos decidieron bombardear, matar y destruir. Si alguien es responsable de la ayuda humanitaria son esos tres países. Nosotros somos solidarios con el pueblo iraquí, pero no podemos dar lo que no tenemos”, manifestó un docente de 45 años.
”A pesar de la crisis que vivimos, hay un tipo de ayuda humanitaria que podemos y debemos prestar a Iraq”, dijo el presidente argentino Eduardo Duhalde, quien ofreció cooperación con médicos y otros profesionales, así como de expertos militares en la desactivación de minas antipersonales una vez terminado el conflicto.
Uno de los grandes interrogantes que cruza también a los gobiernos y cancillerías en América Latina alude al papel que tendrá la ONU en la reconstrucción de Iraq una vez terminado el conflicto bélico.
Los gobiernos de México, Chile y Argentina sostienen que corresponde a la ONU dirigir las tareas post-conflicto, mientras entre las grandes potencias se desata la pugna en torno de la administración gubernamental y de la reconstrucción de Iraq una vez que se produzca el previsible fin del régimen de Saddam Hussein.
El investigador mexicano Jorge Chabat, del Centro de Investigación y Docencia Económica, recordó que Estados Unidos está reclamando para sí el ”derecho de reconstrucción y apoyo humano” a Iraq.
El secretario de Estado (canciller) estadounidense, Colin Powell, reiteró el día 3 que en esa tarea quedará fuera gran parte de Europa y del mundo, lo cual trasunta el propósito de marginar a Francia y Alemania, potencias opuestas a la guerra que exigen participar en la futura administración de Iraq.
Una enmienda, propuesta en la Cámara de Representantes de Estados Unidos el día 3, propone excluir a Francia, Alemania, Rusia y Siria de todo contrato de obras para la reconstrucción de Iraq financiados con los 78.700 millones de dólares aprobados por el Congreso estadounidense para afrontar los gastos del conflicto.
América Latina parece observar desde fuera este debate, con la excepción de Brasil, donde empresas de ingeniería esperan ganar contratos en obras de reconstrucción, pese a los roces diplomáticos con Estados Unidos por la oposición del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva a la guerra.
En la década del 80, empresas brasileñas construyeron centrales hidroeléctricas y carreteras en Iraq a canje por petróleo, e incluso Petrobrás descubrió grandes yacimientos de crudo, que luego el gobierno de Saddam Hussein confiscó sin pagar indemnizaciones.